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Una columna sin pene ni pena

Celebro que un concurso tan hueco haya puesto sobre la mesa un tema tan importante. | Pamela Cerdeira

Por
Escrito en OPINIÓN el

Todo individuo considera que los límites de su propia visión son los límites del mundo”, Arthur Schopenhauer

Si nuestras obsesiones como especie definieran nuestra edad, podríamos decir que tenemos algo así como diez años. Diez años de una educación basada en tabúes, miedos y supersticiones. La reacción generada por la participación de dos mujeres trans en el concurso Miss Universo es prueba de ello.

Miss Universo

Estamos obsesionados, sobre todo los hombres (me atrevería a decir que exclusivamente ellos), con los genitales masculinos. Lo más curioso es que este discurso obliga a los hombres a medirse y entenderse sólo por lo que tienen entre las piernas. Ángela Ponce, la participante española, comenzó su proceso para transformar su cuerpo en el de una mujer en la adolescencia, a esa corta edad, dejó de entenderse por lo que tenía entre las piernas y comenzó a hacerlo por lo que era y sentía.

Lupita Jones fue blanco de críticas después de que dijo que una mujer jamás será igual a una transgénero, sus palabras son tan ciertas como ninguna mujer será jamás igual a otra mujer. Nuestros pechos, vulvas, vaginas, deseos, metas, formas de comportarnos, vestirnos, entendernos y entender el mundo son inmensamente diferentes entre cada una.

“Pues que hagan una competencia sólo para mujeres trans”, me comentaba alguien. Mi mente no puede evitar que a partir de un argumento como este también podemos pedir que hagan un baño sólo para mujeres trans, una escuela sólo para mujeres trans, un transporte sólo para mujeres trans y así sucesivamente.

Mujer

“¿Qué nació siendo? ¿Qué dijo el doctor cuándo nació?”, fue el argumento de la última discusión que tuve al respecto. Entendiendo que sólo me quedaba responder: fue niño. Podemos también pensar que el concurso tendría que entonces llamarse “Miss vulva y vagina natural y universal”. Por cierto, cuando mi primera hija nació lo primero que el doctor dijo fue: “Es niña, se llamará Paola ¿verdad?”, se equivocó, era Pamela.

¿Qué es ser mujer? Es la pregunta que se hizo Simone de Beauvoir y todavía no hemos encontrado como sociedad una respuesta. Supongo que para cuando lo hagamos esto sea ya total irrelevante.  

Celebro que un concurso tan hueco haya puesto sobre la mesa un tema tan importante. Los avances tecnológicos nos llevarán a hacernos preguntas mucho, mucho, más interesantes que seremos incapaces de responder si seguimos viéndonos la entrepierna.

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@PamCerdeira | @OpinionLSR | @lasillarota