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Un túnel para Coyoacán

Me parece fundamental que la ciudad estudie y planee obras de esta naturaleza en las que el Metrobús atraviese barreras urbanas por debajo. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Este artículo lo escribo como una reflexión y una provocación sobre las necesidades de la ciudad, pero particularmente de un espacio urbano en el que habito y que me ha acompañado desde mi adolescencia. Si James Joyce escribió Dublineses, Federico Cambell, Tijuanenses, en algún momento de mi vida me gustaría tener tiempo para escribir Coyoacanenses. No me centraré en mis reflexiones literarias de mañana, como tampoco en el mal gobierno presente, por mucho que me decepcione Manuel Negrete como alcalde.

La Ciudad de México está llena de barreras urbanas, pero generalmente esas barreras marcan la frontera entre distintas demarcaciones. Por ejemplo, Circuito Interior, Viaducto y Periférico son los divisores de varias alcaldías. Hay demarcaciones medianamente homogéneas, como Benito Juárez, en las que uno podría caminar, de extremo a extremo, sin gran dificultad. Y otras, en las que en cada bloque representa distintas realidades. Me parece que en ese sentido tenemos tres o cuatro Coyoacanes, y también me parece que deberíamos hacer algún esfuerzo por unirlos a futuro.

Calzada de Tlalpan es un divisor interno de Benito Juárez, pero son pocas las colonias que quedan en la margen oriente. Pero esta vialidad también es divisor de Coyoacán, y allí empiezan las grandes diferencias de esta demarcación. Habiendo vivido en ambas márgenes de Coyoacán, interpreto que la parte oriente podría tener mejor calidad de vida si estuviera mejor integrada con el resto de la ciudad.

Viví ocho años en la Colonia Mirador, muy cerca de la UAM Xochimilco, casi en los límites entre Coyoacán y Tlalpan. Disfrutaba la gran cantidad de parques en la zona, las alternativas comerciales, aunque como peatón y usuario del transporte público batallaba bastante. Ese Coyoacán casi suburbano, de unidades habitacionales y fraccionamientos enrejados, me refiero al de Coapa, al de Culhuacán y al de otras colonias al sur de Taxqueña, puede tener muchas bondades a pesar de su falta de centralidad.

De haber seguido viviendo en esa zona, sería el más feliz con la llegada de la línea 5 del Metrobús, que pronto se convertirá en la segunda más importante de la red, pero sería más feliz si la zona tuviera metro o algún otro transporte rápido que condujera directo a donde se generan los empleos. Con el cambio del proyecto de línea 12, hace una década (Vaqueritos-Indios Verdes), esta posibilidad quedó fuera del alcance. Hoy se está volviendo a plantear un crecimiento de la línea 4 del metro hacia Vaqueritos, pero sus usuarios seguirían requiriendo uno o dos transbordos para llegar a los principales centros generadores de empleo, como de hecho pasa con la línea 5 del Metrobús, en paralelo a la 4 del Metro.

Este Coyoacán Oriente, y las colonias intra Periférico de la Alcaldía de Tlalpan, conforman una cuadrícula que en su interior puede dotar de una buena flexibilidad para todos los modos de transporte. El problema es su conexión con el resto de la ciudad, donde las entradas y salidas son más limitadas, sobre todo por las fronteras que imponen el Circuito Interior y Tlalpan.

Adicionalmente, cuando analizo al Coyoacán Poniente, me doy cuenta que también es una ciudad amurallada en la que hemos anulado la calma que deberían tener las calles de barrio, por miles de autos buscando atajos. Para salir del Coyoacán de “los Pedregales” (Ajusco, Santo Domingo, Carrasco, Santa Úrsula) hay muy pocas “puertas”, a tal grado que existe incluso un camino de “cuota voluntaria” entre el Eje 10 Sur y Miguel Ángel de Quevedo por un callejón del Barrio del Niño Jesús. Por tanto, tenemos calles que debieran ser tranquilas, con una funcionalidad de ejes viales: por citar algunas, Cerro del Agua, Cruz Verde, Fernández Leal, Aguayo, Abasolo, Pino, Ayuntamiento, Gomez Farías y Centenario, esta última con unas banquetas del mismo tamaño que el tronco de sus árboles: sin darnos cuenta hemos preferido dejar dos carriles que banquetas dignas.

Como corolario a estas reflexiones, observo a los vecinos enfurecidos del Eje 1 Poniente, en Benito Juárez: llevamos días con un bloqueo de los Ejes 1 Poniente y 7 Sur, en rechazo a la expansión de la línea 3 del Metrobús. Ante las presiones, el Gobierno de la Ciudad de México ha pospuesto indefinidamente la obra hasta Churubusco, y asegura que la terminal será en Eje 8 Sur, pero las obras están detenidas un kilómetro antes. En este entorno de resistencia, más la fragilidad del patrimonio histórico, nadie imaginaría que el Metrobús articulado pudiera entrar al Centro de Coyoacán.

Por todo esto, estoy convencido de que tendríamos que estudiar otra forma de ampliación del Metrobús hacia el Sur y Sureste de la ciudad: subterráneo de la Cineteca a la Avenida Pacífico, para continuarlo siguiendo el trazo de otras rutas de transporte en el sur de la ciudad.

Me parece fundamental que la ciudad estudie y planee obras de esta naturaleza en las que el Metrobús atraviese barreras urbanas por debajo. Para el caso que he comentado en esta colaboración, rematar la ruta en Coapa o Culhuacán, lo que generaría una gran conexión para los habitantes del sur de la ciudad con la zona central, además de que por fin se dote de un buen transporte al Centro de Coyoacán (una única estación, construida con mucha planeación para evitar impactos negativos en la zona, probablemente con acceso en alguno de los actuales lotes de estacionamiento público). Esto último lo digo no por lo turístico, sino por las miles de personas que acuden a la zona todos los días por trabajo, estudio y atención médica.

En el futuro estaré compartiendo en este espacio reflexiones similares a esta.