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Salvando al Godín de un estilo Barroco

O qué no exagerar y qué no poner en un CV. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Al hacer nuestro CV, una de las dudas más recurrentes es qué conocimientos técnicos o específicos poner, y cuáles no. Hay algunos candidatos que tienen más conocimientos que espacio en la hoja, y hay otros que nada más copian y pegan de Sangugul sin detenerse a pensar si son realmente los que necesita o solicita la posición, o si representarán el interés que tienen por la misma.

Comencemos con un básico: el idioma. Hoy en día más del 60% de las oportunidades laborales requiere del dominio del inglés en un nivel intermedio (como mínimo) pero preferentemente avanzado. Tal vez estudiaste inglés toda la secundaria, pero ya no te acuerdas ni de los verbos, eso no significa que debas poner en tu CV que manejas el inglés como idioma o competencia profesional.

Como reclutador, lo que queremos encontrar en el CV es el nivel o porcentaje real del dominio del idioma, no un aproximado ni una cifra optimista, puesto que, si para la vacante es un requisito indispensable, se harán algunas preguntas o incluso toda la entrevista en el idioma, esperando que los candidatos sean capaces de utilizarlo a nivel profesional, y si resulta que a la mera hora no lo hablan… las dos partes salen perdiendo el tiempo. Y tampoco ganan puntos si dicen que están tomando cursos pero todavía les falta.

Otro ejemplo son los programas. Hoy en día, se entiende que, para la mayoría de las posiciones, es necesario el uso del correo electrónico y la paquetería de Office. El poner que sabes usar Gmail, o Outlook, y que manejas Work… no agrega valor, al contrario, da la impresión de que como candidato no tienes conocimientos más específicos en otras herramientas tecnológicas (específicas del área). En estos casos es mejor ser honesto y decir que no hemos trabajado con X o Y programa, sistema o herramienta, pero que podemos aprender.

Un error clásico es el poner nuestras redes sociales en nuestro CV como “complemento”, sobre todo si no son redes que utilizamos de manera profesional y son nuestras redes personales, puesto que tienen usos completamente diferentes. Nuestra vida personal no tiene por qué estar ligada a nuestra vida profesional, puesto que no nos van a contratar por cuántos likes tenga la foto de nuestra mascota, ni cuántos seguidores tengamos en nuestro Instagram (quiero yo pensar, pero es que hay cada excepción…) nos contratan por nuestra experiencia y profesionalismo.

En caso que la posición requiera conocimiento sobre redes sociales, el enfoque está en la experiencia analizando datos, gestionando marcas, haciendo estudios de mercado y estadísticas, no solamente dando “compartir” y subiendo fotos de perritos con el logo de la compañía.

Y, por último, poner intereses que no son relevantes para la posición como jugar videojuegos, beber mezcal, ser contorsionista, y demás. Sobre todo, si esos intereses personales no tienen mucho que ver con la posición, porque da la impresión de tener otras prioridades ajenas al trabajo donde podríamos estar más enfocados.