Con el paso de los años todo cambia. Nos salen canas, nos salen arrugas nuevas. Tenemos hijos, nos divorciamos. Cambiamos de trabajo, el mercado laboral cambia a su vez, y las propias entrevistas a las que nos enfrentamos también se van modificando.
Hace un par de años era suficiente el tener una carrera, empezar desde abajo y cumplir con los requisitos técnicos de un trabajo. Si había suerte, los jefes se retirarían, crecerían a otra posición y los dominós caerían para que cada uno ocupara un nuevo puesto en la jerarquía. Poco importaba que supieran enfrentar los problemas del diario, las crisis, que supieran gestionar a un equipo, y que ayudaran a construir una cultura, más allá de justificar un sueldo.
Hoy en día, no solamente basta con cubrir esos mismos requisitos técnicos y más, hoy en día también nos preguntan sobre lo que nos hace humanos, lo que nos hace líderes y lo que nos hace jugadores en equipo. Es decir, nos preguntan sobre nuestras competencias específicas.
Una competencia es el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y motivaciones que nos ayudan a aprender en una situación específica. Hay entrevistas por competencias en donde nos ponen en una situación determinada para evaluarnos en tiempo real, y hay otras en donde se realizan preguntas estratégicas que le permiten a los entrevistadores evaluar si el candidato cuenta o no, y en qué nivel, con las competencias que están buscando para el puesto.
No siempre sabemos qué tipo de competencias específicas requiera la compañía a la que nos estamos postulando, aunque los anuncios de empleo generalmente tienen una descripción de habilidades y de actividades a realizar. Con esa información podremos comenzar a planear una estrategia con base en ejemplos de nuestro trabajo para resaltar las habilidades o competencias que estén buscando. Incluso podremos pensar en cómo convertir nuestras áreas de oportunidad en ventajas, reconociéndolas y reconociendo lo que necesitamos hacer para convertirlas en fortalezas.
Muchas veces podremos contar con toda la experiencia, y pasado por todas las situaciones que nos permitan dominar los aspectos técnicos e interpersonales, pero muchas veces, se decide todo en la entrevista, y si no sabemos manejar correctamente las preguntas y ejemplificar claramente, no pasaremos de esa primera entrevista. Lo que podemos hacer en esos casos para prepararnos, es practicar nuestras respuestas a posibles e hipotéticas preguntas, y practicar con quien más nos conoce, de manera que nos puedan ayudar a mejorar y a obtener la reacción que queremos del entrevistador.