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Salvando al Godín de la Ceguera de Taller

O cómo evitar perder buenas oportunidades. | Aniela Cordero

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Escrito en OPINIÓN el

Todos conocemos a un experto en algo: preparar tragos, sacar juguetes de las maquinitas a la primera, programar sin errores de código, reclutar al candidato estrella en dos días, y demás. Pero no sólo eso… creen fielmente que su proceso es infalible y no puede mejorarse, a pesar de que los demás estamos viendo algunos puntos de mejora.

¿Cómo se le llama a este fenómeno que podemos observar en cualquier entorno corporativo, de nuestro día a día y en cualquier lugar en el que estemos? Se llama “ceguera de taller”.

A nivel corporativo, ese punto es muy vulnerable, pues impide que la compañía analice información de manera objetiva y se quedan procesos estancados bajo la premisa de que han funcionado bien durante los últimos 20 años y no hay necesidad de cambiarlos ni mejorarlos, y poco a poco se va perdiendo el rigor analítico y en lugar de quitar los obstáculos del camino, solamente se les da la vuelta una y otra vez, sin darse cuenta que son indicadores de un cambio.

Dentro de toda esta ceguera, están las oportunidades que se dejan perder porque dentro de la cotidianeidad y familiaridad con lo que estamos haciendo, desestimamos las sugerencias que nos hacen terceras personas y que tienen una mirada mucho más fresca y objetiva.

Y lo notamos sobre todo cuando hay personal de nuevo ingreso que al no estar familiarizado con los procesos y el modus operandi de la compañía, puede hacer sugerencias que no siempre son tomadas en cuenta.

¿Cómo evitamos entonces la ceguera de taller?

Manteniendo la capacidad crítica y los indicadores de información, así como el punto de vista de observadores externos, como lo son los clientes, proveedores, auditores y sobre todo, la gente de nuevo ingreso. Y sobre todo, perderle el miedo al cambio y pensar fuera de la famosísima caja.