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Riesgos de apaciguamiento

La mayoría de las veces la única manera de apaciguar a los violentos o a personajes intimidantes como Trump, es confrontándolos. | Octavio Díaz García de León

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Escrito en OPINIÓN el

La idea: Intentar apaciguar a los violentos confrontándolos con la no violencia puede dar resultados. Allí están los ejemplos de Gandhi, Martin Luther King y Mandela. Pero también se corre el riesgo de que personajes como Hitler, quien se aprovechó del temor de las naciones europeas a confrontarlo, vean en ello un signo de debilidad para cometer más fechorías.

En su interesante libro “Apaciguamiento. Chamberlain, Hitler, Churchill y el Camino a la Guerra” de Tim Bouverie, el autor hace un recorrido histórico de los intentos de Gran Bretaña por apaciguar a Hitler hasta antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, cediendo en todo lo que pedía el dictador alemán, pensando que con eso se evitaría otra guerra mundial.

Hitler actuó impunemente para violar las condiciones del Tratado de Versalles que dieron fin a la Primera Guerra Mundial y para invadir otros países. Remilitarizó sin permiso la Renania, su ejército se rearmó rápidamente y se anexo a Austria y a Checoslovaquia.

Cuando invadió Polonia, británicos y franceses vieron que no habría nada que detuviera a Hitler para satisfacer sus ambiciones territoriales por lo que le declararon la guerra. Pero se dieron cuenta muy tarde, sufriendo Francia la invasión y derrota total, mientras que Gran Bretaña estuvo a punto de sucumbir.

El Primer Ministro británico, Neville Chamberlain, tenía razones poderosas para tratar de apaciguar a Hitler. Después de tan solo 15 años de haber terminado la Primera Guerra Mundial, gran parte de la población aún tenía muy vivos en la memoria, los horrores de esa guerra. Lo menos que querían británicos y franceses era una nueva conflagración.

Winston Churchill fue uno de los pocos que se atrevieron a oponerse a la política de apaciguamiento del Primer Ministro Chamberlain. El tiempo acabó dándole la razón a Churchill y ambos pasaron a la historia. El primero como estadista y héroe que salvó a su país y el segundo como un personaje débil que fue chantajeado y engañado por Hitler.

La historia de México nos habla de resistencia heroica contra enemigos más poderosos. Con sus muchos defectos, López de Santa Anna no dejó de combatir a los texanos secesionistas y a los americanos que nos arrebataron la mitad del territorio.

Juárez no se dejó amedrentar por la invasión francesa y los combatió hasta que derrotó a los imperialistas. De no haber tenido esa firmeza y convicción quizás hubiéramos sido colonia francesa por un largo tiempo.

Hoy se está planteando una política de apaciguamiento, tanto en el trato con Trump, como para enfrentar el problema de la violencia, la inseguridad y la protesta social.

Existen notables ejemplos de cómo vencer a los poderosos mediante el uso de la no violencia. Tal es el caso de Gandhi, King y Mandela entre otros. Pero les tomó muchos años de lucha y un gran sacrificio por parte de sus seguidores. Además, los dos primeros acabaron asesinados.

¿Será la no violencia la solución para combatir a las fuerzas delincuenciales que están desangrando al país y para atemperar la inseguridad que afecta a la gran mayoría de la población que es víctima de delincuentes?

La prudencia es necesaria en el uso de la fuerza, sobre todo para no causar víctimas inocentes. Pero renunciar al uso de la fuerza pública, como hemos visto en algunos videos que circulan en redes sociales donde se aprecia como soldados son atacados por turbas dedicadas a actividades ilícitas, sin responder la agresión, puede no ser el mejor camino. Pero ya advirtió el secretario de la Defensa que los soldados podrán usar la fuerza en defensa propia.

¿Será el otorgar todo lo que demanda la CNTE, por ejemplo, la mejor manera de mejorar la educación en México?

Este grupo y muchos otros han visto que pueden obtener lo que quieren por medio de la protesta. El riesgo es institucionalizar la extorsión como vía de acceso a cualquier demanda.

¿Será la vía del apaciguamiento la mejor forma de tratar a Trump? Probablemente sea lo más prudente, pero también se corre el riesgo de que sus demandas no cesen y quiera imponer al país situaciones desventajosas.

Los capos del narco, líderes sociales o personajes como Trump, podrían no apreciar la invitación a la paz y a una negociación donde se está dispuesto a ceder, como algo en que todos pueden ganar, sino como un signo de debilidad del que se pueden aprovechar.

No hay que confiar demasiado en la vía del apaciguamiento porque podría resultar contraproducente y tarde o temprano habrá que trazar límites a lo que se ceda o correr el riesgo de dañar más al país.

Desafortunadamente, la mayoría de las veces la única manera de apaciguar a los violentos o a personajes intimidantes como Trump, es confrontándolos. Allí están los dilemas que plantea la historia: decidir si seguir el camino de Chamberlain o el de Churchill.