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Política en tiempos del cólera

El conflicto surge de manera callada pero eficaz, cuando la desconfianza mella el crecimiento. No solo no se genera empleo, hay despidos | Francisco Arroyo Vieyra

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Escrito en GUANAJUATO el

La noticia de que los parámetros macroeconómicos se respetan, da un respiro a la confianza. Si no hay inversión, no tiene porque haber retiro de capitales. El patrimonio subsiste con inflaciones mínimas, en espera de mejores tiempos.

La política social tendrá que despegar, y con ella cierta reactivación de las economías locales.  Si alguna virtud tienen los gobiernos de estos signos, es el matiz de la desigualdad en base a este tipo de apoyos.

El conflicto surge de manera callada pero eficaz, cuando la desconfianza mella el crecimiento.  No solo no se genera empleo, hay despidos. Los empresarios cuidan sus márgenes, pagan más impuestos, lidian con la agresiva cacería fiscal y ahora con la inteligencia financiera,  su olfato les dice que tienen que ser prudentes, en su gasto, en su consumo, en su inversión.

La inseguridad campea. Paradójicamente es buen negocio el delincuencial.  La posibilidad de que haya impunidad es de más del 90 por ciento.   La legítima defensa surgirá con fuerza, pero es otro indirecto.

El alza de impuestos estatales pega durísimo. Al  Estado no le quedó de otra,  como tendrá que aumentar las cuotas de lo que sustituirá al seguro popular, bajo la consigna de que la salud más cara, es la que no hay.

Sumado a lo anterior, la incertidumbre de romper el sistema garantista de derecho penal o la amenaza al derecho de amparo. Una mano Staliniana que pende para horror.

En esta desolación, surgen sin embargo las grandes oportunidades. Cuando todo el mundo frena, hay que arrancar, con prudencia. Con márgenes acotados. Con asepsia, con orden con virtud. ¡Así son los tiempos del cólera!