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Planes de vacunación

Se desconoce cuántos recursos humanos se tendrán que emplear. | Ricardo de la Peña

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Escrito en OPINIÓN el

En el desarrollo de la histórica pandemia de covid-19 pronto pasaremos del mero recuento de casos e intento de contención de los efectos más perniciosos en los afectados a la etapa en la que se dispondrá de una herramienta que, en principio, puede permitirnos superar la emergencia por la inmunización masiva y la eventual práctica erradicación de la enfermedad en un medio o largo plazo.

Las limitaciones de las vacunas

Pero ello depende de múltiples factores. Al momento, si bien se determinó la eficacia de las vacunas en pruebas —mostrando que superan el éxito en más de nueve de cada diez casos—, no se ha corroborado su efectividad cuando se aplique masivamente, y ya aparecen algunos indicios de limitaciones inesperadas, como la inconveniencia de inocular a quienes tienen cuadros alérgicos.

Sabemos que algunos laboratorios fabricarán inyecciones que habrán de proporcionar inmunidad a las personas, en la mayoría de los casos, por al menos cuatro meses a partir de la aplicación de sus dosis programadas, pero no se sabe y es imposible saber todavía si la inmunidad que proporcionen será definitiva, por un tiempo relativamente prologado, uno o dos años, y si habrá que repetir su aplicación a los pocos meses, ni si ello variará según el productor. Se conocen, más como proyectos que como concreciones, los ritmos esperados para la fabricación y distribución de las vacunas, pero lo planeado pudiera enfrentar problemas que provoquen retrasos, que hagan más lento el reparto o el acceso a las inyecciones por los destinatarios.

De hecho, existe la posibilidad de que la producción y distribución de esta esperada herramienta pudiera ser más dilatada que los tiempos de inmunización que proporcionen, por lo que cabe la posibilidad de que la humanidad, al menos con esta ronda de oferta de vacunas, no alcance la deseada cobertura universal; vamos, que ni siquiera se logre aplicar una cantidad suficiente de vacunas para propiciar la inmunidad “de rebaño” que se pretendería lograr en un plazo breve, idealmente el próximo año.

El plan mexicano de vacunación

En el caso de México, el gobierno federal dio a conocer un somero plan de vacunación, que suponemos será seguido por lineamientos más específicos, y que responde a una lógica impecable: primero inmunizar al personal de salud y luego a la población en general, iniciando por los grupos de mayor edad, para cubrir al final a los más jóvenes y con menor riesgo de presentar un cuadro grave de covid-19 en caso de contagiarse. Ello supone alcanzar una cobertura de una proporción significativa del universo susceptible de ser vacunado (personas de 16 y más años de edad) en el curso de trece meses a partir de febrero próximo, con la pretensión de lograr vacunar a tres cuartas partes de esa población y así llegar a la inmunidad colectiva. Eso supone la aplicación de cerca de trescientas vacunas por minuto, lo que no es tarea fácil y para lo que se desconoce cuántos recursos humanos se tendrán que emplear, ni cómo se llevará un seguimiento preciso de quién recibe cuándo y cuál vacuna, que permita estimar la eficacia real de cada marca que se utilice. Esperemos más información.