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“Otros temas”, la oposición pasa lista de presencia

Qué bueno que en esta ocasión el bloque opositor hizo su trabajo, y no me refiero a simplemente decir “no”, sino a equilibrar el uso del poder. | Ivonne Ortega

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Escrito en OPINIÓN el

Hace un par de días, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión protagonizó un singular episodio en el que la oposición venció a Morena y a sus aliados y los forzó a aceptar un periodo extraordinario de sesiones sin los asuntos que la 4T pretendía.

Durante muchas horas, la discusión sobre aceptar o no un periodo extraordinario de sesiones del Poder Legislativo Federal giró en torno a dos palabras: “otros temas”. Con esa sencilla fórmula, los legisladores oficialistas quisieron meter a discusión asuntos como la ampliación de poderes presupuestales al presidente López Obrador.

En principio, los diputados y senadores serían llamados a sesiones para resolver las leyes complementarias al nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, para echar a andar ese importante acuerdo que ya había sido ratificado, y para allanar la anunciada visita presidencial a la Casa Blanca, por cierto, en tiempos electorales norteamericanos.

Todas las fuerzas políticas representadas en el Senado y la Cámara de Diputados coinciden en la importancia de echar a andar el tratado, por lo tanto la aprobación de tales leyes no debería ser motivo de pleito. Pero como ya va siendo costumbre alguien decidió complicar las cosas y la representación oficialista propuso agregar a la convocatoria que también se discutirían “otros temas”.

Esas dos palabras motivaron al bloque opositor a pasar lista de presencia, y lograron que Morena y sus aliados echaran marcha atrás. Hay oposición, señoras y señores.

Ahora el breve periodo extraordinario se utilizará en la discusión y aprobación de la legislación complementaria al llamado T-MEC, que era el propósito original. El orden institucional vuelve a la escena política.

Pero, ¿qué pasaría si el bloque opositor tomara conciencia de la fortaleza de permanecer unidos en estas decisiones trascendentes para la vida democrática de nuestro país? ¿Y qué pasaría si dentro del oficialismo existiese uno o dos legisladores (más) que se liberasen del yugo ideológico?

La elección del 2018 fue una expresión mayoritaria por un cambio en la forma de conducir al país, pero también un cambio en el sistema político, en la manera de hacer política y de tomar decisiones. Por supuesto, este cambio con el propósito de mejorar, de al país (y por lo tanto a su población) le vaya mejor.

Desafortunadamente, el ganador de esa elección ha preferido polarizar y conducirse con base en rencores y prejuicios, en vez de conciliar para sacar adelante en el país, incluso en medio de una pandemia como la que se vive actualmente.

En estas circunstancias es cuando la representación nacional cobra más relevencia, porque es el contrapeso que tanto necesita nuestro sistema democrático para evitar abusos y distorsiones a las leyes. 

Qué bueno que en esta ocasión el bloque opositor hizo su trabajo, y no me refiero a simplemente decir “no”, sino a equilibrar el uso del poder. El cambio que México requiere pasa también por eliminar los excesos de una presidencia imperial que debiera ser cosa del pasado.