Main logo

Operación Cuba

Lo que está pasando ahora mismo en la Isla es obviamente una “operación” internacional para desestabilizar a Cuba y con ello al gobierno. | Ulises Castellanos

Por
Escrito en OPINIÓN el

La Isla está nuevamente bajo ataque. Cuba ronda los 11 millones de habitantes, apenas un poco más de los que vivimos en la Ciudad de México. Sin embargo, la Isla caribeña y lo que allá sucede parece afectar a todo el continente y a buena parte de la inteligencia europea. Nada de lo que sucede en Cuba, pasa desapercibido.

Ya ni sé cuántas veces he viajado a la Isla, mi primera vez fue en 1990 cuando aún estudiaba la carrera de periodismo en la UNAM, y la última fue en 2016 cuando la muerte de Fidel. En el ínter, durante esos 25 años, por lo menos fui otras 20 veces.

Cubrí la crisis de los balseros en Guantánamo, la visita del Papa en 1998, los funerales del Che en 1997, el periodo especial y otros temas de interés periodístico me han llevado a la Isla. También he ido de vacaciones a Varadero e incluso he llevado grupos de estudiantes de fotografía a recorrer sus calles. Cuba siempre me ha fascinado.

Alguna vez, por el año 2000 tuve la oportunidad incluso de ir solo un fin de semana a una cena con el Comandante Castro en el Palacio de la Revolución, ahí pude saludarlo y entregarle personalmente una carpeta con 50 imágenes que había levantado en Cuba.

Así las cosas, les confieso, esta columna no será objetiva en cuanto a mi percepción del pueblo cubano, su historia, sus hazañas, su fortaleza y sus debilidades.

Dicho lo anterior, les cuento, lo que está pasando ahora mismo en la Isla, relacionado con las protestas de los últimos días, sobretodo en la Habana, es obviamente una “operación” internacional para desestabilizar a la Isla y con ello al gobierno que la preside en ausencia de los Castro.

Pero vayamos por partes, ¿hay problemas de pobreza material en Cuba? Por supuesto que sí, no muy distintas a las que se viven en una Favela de Río de Janeiro, o en los suburbios de Medellín en Colombia. Vamos, la Habana Vieja no es peor que Chalco o Ecatepec; ya ni comparemos la pobreza caribeña con los hermanos haitianos o lo que viven los jóvenes en Honduras o Bolivia. América Latina está llena de ejemplos del fracaso económico del Continente, independientemente del régimen que gobierne.

Así pues, el tema no es la pobreza, ni la escasez, el problema cubano es la incomodidad que provoca su ejemplo, con la particularidad de que sus principales detractores también son cubanos pero radicados en Miami y llenos de dólares.

¿Quién está detrás de esta nueva copia de la “primavera árabe” que todos vimos hace una década? Pues si, los cubanos de Miami, los norteamericanos que quieren volver a abrir casinos en la Isla y una serie de intereses geopolíticos de altos vuelos. Nada de lo que estamos viendo allá es espontáneo.

Obvio, hay crisis, 15 meses de pandemia y sin turistas, ni el gobierno ni los que viven del turismo están contentos. Pero son precisamente estos últimos los que más enojados están. 

Ya sé, me dirán “es que no hay democracia”, “es una dictadura”, etc, etc., y sí, en ese punto sobre la democracia, como la entendemos en México, es probable que tengan razón, pero eso nadie lo argumenta contra China, mientras China haga negocios con el mundo, entonces ese no es el punto. 

Además, como alguna vez me dijeron estudiantes en China ¿para qué queremos democracia aquí? ¿para estar tan jodidos como en México? Y si, ¿para qué? Si la economía colectiva tampoco mejora con el capitalismo. Decenas de países son un ejemplo vivo del fracaso económico y social de ese modelo también. ¿Entonces?

Es verdad, en 60 años desde la Revolución Cubana no se habían presentado manifestaciones como estas. La gente está harta, nada lastima más que la miseria y la falta de oportunidades, un país pobre y educado siempre será exigente con su gobierno y ellos lo son. 

La variable ahora que aprovechan los intereses creados en el exterior usan las redes sociales y su masiva penetración para diseminar mensajes y organizarse para lo de siempre, la “protesta callejera” como expresión de un malestar. Sin embargo, al igual de lo que sucedió en el medio oriente, estos movimientos patrocinados que dan la impresión de ser legítimos y orgánicos, no cuentan con un líder, ni una propuesta clara, vamos, ni siquiera un manifiesto transparente de lo que proponen. Le apuestan solo al caos y no saben qué hacer al día siguiente.

En Libia, mataron a Gadafi con la ayuda tecnológica de los europeos, pero al día siguiente se instaló otro gobierno igual de corrupto y nefasto; lo mismo pasó en Egipto y Túnez. ¿Cambió algo sustancial? No, solo cambiaron al “gerente”.

Acá la “operación Cuba” está claramente organizada y financiada desde Florida, sin embargo, son incapaces de ofrecer una alternativa. No veo cómo pueda prosperar un cambio con estas manifestaciones desarticuladas.

"No hay comida, no hay medicinas, no hay libertad. No nos dejan vivir. Ya nos cansamos”. Repiten estas frases como si por sí solas resolvieran el problema. La economía de Cuba, es literalmente una economía de guerra. No hay materias primas importantes y mucho menos tecnología, sus mejores avances son en el campo de la medicina y el deporte, pero no más.

Las manifestaciones de esta semana en Cuba  son el resultado obvio de un hartazgo acumulado que se ha acrecentado en el último año y medio, después de una de las mayores crisis económicas y sanitarias que ha vivido la Isla desde el llamado "periodo especial”. ¿Hay materia para el enojo? Por supuesto que sí, pero eso no se va a remediar con gritos en la calle.

Quizá es momento de que los cubanos encuentren la solución a partir de una reforma política y económica seria en su interior. Pero sin intervención extranjera de ningún tipo. Todo mundo parece “saber” de Cuba por el hecho de haberse fumado alguna vez un puro sin haber pisado la Isla.

Yo sugiero, respetar su proceso interno, ser solidarios en lo individual y colectivo, y apoyar a los hermanos cubanos con todo lo que podamos, pero hasta ahí. Más no podemos hacer. Fidel tiene cinco años de haber muerto y me parece que hoy existe una orfandad de liderazgo que pretende ser aprovechada por el exterior para cobrar viejas rencillas.

El cocktail  cubano es explosivo, es verdad, economía rota, miseria, coronavirus y acceso a Internet. Pero sigue faltando el cómo y con quién.

Cuba y su gente sobrevivirán a esto, son geniales, alegres, creativos, perseverantes, están bien educados y tienen carácter. Confiemos en ellos, pero denunciemos a quienes quieren manipularlos y que se aprovechan de problemas sociales y estructurales que no se resolverán en el corto plazo. (Y esto último incluye a los oportunistas mexicanos que quieren sacar raja de esta nueva crisis cubana).

Si bien su futuro es incierto, ellos encontrarán una salida. Tengamos paciencia. Aquí les dejo una foto de tres niñas cubanas que conocí en aquel primer viaje a la Isla en 1990. Su sonrisa lo dice todo.