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Obama y África

Tras visita, se notó un cambio profundo en el discurso sobre dicho continente.

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Escrito en OPINIÓN el

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, está disfrutando los últimos dos años de su mandato y finalmente haciendo muchas de las cosas que él más quería hacer desde un inicio.

 

Restableció relaciones diplomáticas con Cuba, negoció un arreglo nuclear con Irán, emitió un orden legalizando a la mitad de los inmigrantes indocumentados (aunque está amparado en los tribunales actualmente) y ha ejecutado varias medidas ejecutivas para proteger el medio ambiente.

 

Pero le quedaba una visita internacional importante que no había podido hacer antes por realidades políticas: Visitar Kenia, el país donde nació y creció su padre. Finalmente lo hizo y se notó un cambio profundo en el discurso del gobierno estadounidense sobre África que es digno de mencionar.

 

Por décadas la relación de EUA con África (igual que la de Europa) ha sido basado en temas de desarrollo y apoyo humanitario, ya que es el continente más rezagado en cuanto a la pobreza, las enfermedades mortales y la desnutrición. Pero en esta visita, Obama enfatizó el potencial económico que tiene el continente africano y usó un discurso que marcó un viraje hacia una óptica más igualitaria y respetuosa hacia los países del continente. Según mi colega Monde Muyangwa, quien acompañó a Obama en parte de su viaje, éste es un cambio profundo en la forma en que los estadounidenses ven a los países africanos, ya no solamente lugares dignos (y urgidos) de ayuda, sino socios en los intercambios económicos y en la geopolítica.

 

Desde luego, Obama también se dirigió a temas de democracia, derechos humanos y la lucha contra la corrupción, que siguen siendo pendientes importantes en muchos países africanos, incluyendo en Kenia, pero estos temas pasaron a segundo plano frente al diálogo "de tú a tú"  en los temas globales. Algunos activistas de la democracia en África se molestaron frente a este viraje, pero a final de cuentas, es un cambio positivo reconocer que Estados Unidos no puede resolver los problemas internos de países africanos, sino que tiene que abordarlos como países soberanos que tienen un valor estratégico en los asuntos internacionales.

 

De hecho, está en una tensión permanente en la política exterior de los Estados Unidos, un país que sigue siendo el primero entre pares en asuntos internacionales, ahora no la única superpotencia en el mundo, pero aún así la más grande. ¿Qué tanto EUA debe funcionar como policía del orden internacional y que tanto debe operar simplemente como un país más que puede usar su poder para incidir en momentos de crisis pero de otra forma no debe asumir la responsabilidad de cambiar a otros países y sistemas políticos?

 

La evidencia sugiere que Obama ha dado un viraje a la política estadounidense en esta materia en general, prefiriendo lo que llaman to lead from behind, es decir, participar en coaliciones de otras naciones en que EUA usa su poder para coadyuvar y ayudar pero no decidir por sí solo. Lo hemos visto en el Medio Oriente, en que EUA ha decidido no intervenir directamente sino coadyuvar a coaliciones en Libia, Siria e Iraq, y en América Latina en que Obama cedióa la presión de otros países americanos para abrir las relaciones con Cuba.

 

Sospecho que es un acercamiento a la política exterior mucho más sano y respetuoso y que tendrá beneficios a largo plazo en un mundo cada vez más policéntrico en que EUA ya no puede imponer su voluntad aunque quisiera (o, como en Iraq bajo George W. Bush, lo puede hacer, pero sólo con consecuencias impredecibles). Pero hay escepticismo tanto en la izquierda como en la derecha para esta forma de hacer la geopolítica.

 

Para los conservadores, Obama está cediendo el rol natural de EUA para regir el orden global y esto da entrada a que haya más caos a nivel mundial (y líderes autoritarios en Rusia, China y otros lados tengan más influencia). Mientras tanto, desde algunos sectores de la izquierda hay temor de que Obama ha abandonado el rol central de EUA en apoyar a la democracia y los derechos humanos. Para ellos, viajar a países como Kenia, que son democracias muy imperfectas, o negociar arreglos con Irán (y quizás pronto Rusia) es una forma de validar y apoyar sus sistemas autoritarios.

 

Ambos puntos de vista quizás tengan algo de cierto, pero creo que Obama ha entendido bien que el gobierno de EUA ya no tiene el poder que una vez tenía y mucho más se gana a largo plazo con negociaciones, coaliciones y relaciones respetuosas que ayudan a construir un sistema internacional incluyente, si bien imperfecta, que involucra a los países del mundo. Es una apuesta audaz, aunque algunos la tildan de debilidad.

 

Y por lo pronto, Kenia recibió a Obama con brazos abiertos, conscientes del nuevo tono respetuoso y orgulloso de que haya un presidente de Estados Unidos que reconoce y celebra sus raíces en su país y en el continente africano.

 

@SeleeAndrew