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“No te preocupes, López-Gatell, hay que aguantar”

Es casi improbable que Hugo López-Gatell sea retirado. | Jorge Ramos Pérez

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Escrito en OPINIÓN el

Hugo López-Gatell no dejará la subsecretaría de Salud sólo porque así lo exijan ocho, nueve o 10 gobernadores. Ni siquiera porque lo hicieran todos. Es muy simple: el presidente Andrés Manuel López Obrador no puede dar signos de flaqueza.

En 2007 documenté un cúmulo de anomalías cometidas por Guillermo Valdés Castellanos, entonces director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), hoy convertido en un lastimoso Centro Nacional de Inteligencia.

Valdés había migrado de una empresa encuestadora a la inteligencia civil. Pero había contratado una empresa de una joven para perfilar a todos y cada uno de los opositores en el Congreso.

Sin embargo, los jóvenes empleados de esa pequeña empresa, mediante triquiñuelas, sacaron información a los legisladores para un trabajo de inteligencia, no para un libro como se les había dicho.

Se acusó espionaje al Congreso. Para colmo, la joven empresaria -con vínculos a un cercano funcionario que estaba en la oficina de a lado del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño (fallecido)- también obtuvo contratos en otras dependencias, todo ello documentado en un trabajo de meses por quien esto escribe.

El escándalo llevó a la oposición en el Congreso a solicitar la destitución de Valdés Castellanos, quien vale recordar que cada vez que se topaba con este reportero salía por piernas. El presidente Felipe Calderón y Mouriño rechazaron la petición formal de otro poder.

Preocupado por el tufo a espionaje y otorgamiento de contratos extraños a una joven empresaria, Valdés fue llevado a reunirse con corresponsales extranjeros para explicarles que él tenía otros datos y que el CISEN era prístino.

La reunión del director del CISEN con los corresponsales fue clasificada como “fuera de grabadoras”; es decir, lo ahí conversado no se publicaría o se haría sin fuente. Pero el londinense Financial Times reveló la parte sustancial: Valdés les contó que tenía reportes de narcolegisladores. Es decir, congresistas mexicanos que habían sido financiados por el narcotráfico.

El escándalo se multiplicó. El entonces PRD en la Cámara de Diputados denunció al funcionario ante la PGR. Los legisladores de oposición insistieron en que debía irse. Pedían nombres pruebas de los narcolegisladores.

No se fue. Y nunca supimos quiénes fueron narcolegisladores en esa Legislatura.

La historia viene a cuento porque es casi improbable que Hugo López-Gatell sea retirado.

No lo hará el presidente. En eso Calderón es igual a López Obrador. Aunque no les guste a ambos.

Ha sido público que gobernadores de Morena, PAN, PRI o PRD están más que incómodos con el subsecretario. En privado varios mandatarios expresan su molestia con las decisiones de López-Gatell. Pero saben que la 4T está en la “plenitud del pinche poder”, como describía el priísta veracruzano Fidel Herrera, hace años.

El choque del jueves pasado en presencia de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se elevó al clímax cuando el subsecretario con muy poco valor profesional fue incapaz de frasear personalmente la posibilidad de sanciones hasta penales a los gobernadores al incumplir ciertas medidas para el semáforo. No, López-Gatell se escudó en la directora Jurídica de la Secretaría de Salud, Maricela Lecuona, para lanzar el amago.

La misma Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, de Morena, y el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, del PAN, entre otros alzaron la voz. Sánchez Cordero debió mediar y convocar a una reunión más en corto para esta semana.

López-Gatell no se irá. Pero los gobernadores ya dejaron bien clarito que no le van a seguir tolerando los meses de yerros al subsecretario. Están documentados esos errores, pero la amenaza de un funcionario a través de una subalterna quedó anotada.

El choque del fin de semana que llevó a una decena de mandatarios estatales a exigir la salida de López-Gatell se quedará en eso. Pero el subsecretario está tocado.

Así como Valdés Castellanos se quedó por decisión de su jefe Calderón, López-Gatell también se quedará por decisión de su jefe López Obrador.

Y no vayamos lejos, cuando la entonces secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, era señalada en 2013 por la oposición de beneficiar al PRI en comicios, su jefe el presidente Enrique Peña Nieto lanzó la célebre frase “no te preocupes, Rosario, hay que aguantar”.

Así que, no te preocupes doctor López-Gatell, hay que aguantar.

Punto y aparte. Todos los presidentes dejan pasar la oportunidad de oro que tienen para castigar ejemplarmente la corrupción. El caso Emilio Lozoya Austin es aún la oportunidad de oro. Hasta ahora ha sido sólo show.

Punto final. ¿Qué dirigente de partido es rozado por la sospecha de operaciones sospechosas con varias empresas para supuestamente desvío.