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Migración y caravanas: el reto

Como país de tránsito y acogida, México tiene el reto de brindar atención integral a cientos de miles de personas en contexto de migración. | Javier Tapia*

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Escrito en OPINIÓN el

La migración es un fenómeno social que corresponde a la historia de la humanidad, el hombre se ha desplazado por el mundo incluso antes de la existencia de fronteras políticas, siempre en búsqueda de sustento para sobrevivir. Sin embargo, el paulatino crecimiento de las sociedades también lo ha orillado a organizarse con fines de defensa de sus territorios y comunidades. De ahí la existencia que a la postre se han constituido como sociedades políticamente organizadas en países, dentro de los cuales, a su vez, encontramos estados y comunidades de muy diversas tradiciones, culturas e integración.

Hace unos días, se anunció a través de diversos medios de comunicación la integración de una nueva caravana de migrantes que partiría de San Pedro Sula, Honduras, rumbo a Estados Unidos de América, con cifras de más de dos mil personas, entre ellas mujeres, niñas, niños, adolescentes, etcétera.

El asunto no es menor, puesto que no se trata sólo del recorrido largo y cansado que todas esas personas emprenderán, sino de todas las vicisitudes, obstáculos, riesgos, peligros y demás a los que se podrán enfrentar.

En México, por ejemplo, una de las rutas más cortas para llegar a la frontera norte de México – Estados Unidos de América (EU), es la que cruza por Matamoros - Tamaulipas, México, con dirección a Brownsville, Texas, donde hay que recorrer más de 1800 kilómetros de distancia, lo que implica una caminata de varias semanas para llegar a su destino.

Otra ruta utilizada por los migrantes se localiza en el lado oeste del país, mucho más larga, con una distancia entre Tapachula y Tijuana de más de 3900 km que, caminando significaría un periodo de hasta meses para llegar a su destino, San Diego, California, en la unión americana.

Sin embargo, las distancias son un mero dato indicativo del esfuerzo y esperanza de muchos que desean llegar a un país que desconocen, pero que creen puede brindarles la oportunidad de una vida mejor. El problema es, para llegar a eso, deberán sortear un centenar de obstáculos causados por la naturaleza y el hombre.

La legislación mexicana, particularmente, la Ley General de Víctimas reconoce al grupo de personas migrantes como un grupo en especial situación de vulnerabilidad. En ocasiones, son presa fácil de servidores públicos deshonestos y arbitrarios que violentan sus derechos humanos más elementales como el respeto a la integridad y seguridad personal, a la seguridad jurídica, al trato digno, a la legalidad y a la salud, entre otros.

Pero de igual forma, los migrantes suelen ser víctimas de grupos de la delincuencia por extorsión, secuestro, violación, trata de personas y demás actos que atentan contra su dignidad, integridad, libertad y su propia vida. Ahí tenemos el caso emblemático de San Fernando, Tamaulipas, donde, en agosto de 2010, 74 personas de diversas nacionalidades que transitaban a bordo de dos camiones, rumbo a la frontera norte de México, fueron interceptadas y secuestradas por un grupo armado que privó de la vida a 72 de ellas.

Las condiciones en que transitan los migrantes por México, no son las más favorables para su seguridad. Recorrer el país en forma de caravana ha sido un mecanismo de autodefensa que han encontrado ante todos aquellos obstáculos y riesgos que tratan de superar, aunque siempre hay grupos que se separan para seguir su camino solos, buscar establecerse en México o, para regresar a su país de origen.

El objetivo de las caravanas es muy variable, puesto que algunas no tienen como propósito llegar a la frontera con Estados Unidos, sino recorrer algunos Estados de la República Mexicana en búsqueda de sus familiares desaparecidos, demandar acciones y justicia a las autoridades mexicanas, y promover la solidaridad de los mexicanos para estos eventos. Luego de eso, regresan a sus países de origen.

Nuestra Constitución Federal en su artículo 1o. establece claramente que en nuestro país todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la legislación nacional y en los tratados internacionales, así como, que todas las autoridades en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos fundamentales.

Es un hecho que todas estas personas vienen con una calidad de víctimas transnacionales, consecuencia de situaciones económicas, políticas y sociales, desfavorables en sus países de origen.

México, por su ubicación geográfica, se constituye como la principal frontera para alcanzar el llamado “sueño americano”, pero a su vez, como país de tránsito y acogida le impone un reto sin precedentes en este 2020: brindar atención integral a cientos de miles de personas en contexto de migración. ¿La clave para lograrlo? La de siempre, voluntad política y una coordinación de esfuerzos interinstitucionales entre los tres órdenes de gobierno: Federal, estatal y municipal.

* Javier Tapia

Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.