En los últimos días ha causado mucho revuelo la situación médica del Presidente Andrés Manuel López Obrador. En primera instancia, porque el pasado 10 de enero anunció que había contraído el virus del SARS-CoV-2 por segunda ocasión, ahora con la variante ómicron; y en segunda, porque días después, el 21 de enero, trascendió que había sido trasladado al hospital militar para un chequeo de rutina, lo que después se transformó en un cateterismo, el cual era necesario practicarle para mejor funcionamiento de su corazón, teniendo como antecedente el infarto que sufrió en 2013.
Lo relevante de este asunto, sucedió cuando López Obrador transmitió un mensaje en su cuenta de facebook para hacer referencia a su perfecto estado de salud, pero también lanzó un argumento que sucumbió a la clase política. El mandatario dio a conocer la existencia de un “testamento político” que, a decir verdad, fue el producto de muchos sentimientos encontrados, desde la burla de algunos, hasta el desconcierto de otros.
Sin embargo, sí es necesario tomar muy en cuenta lo que Andrés Manuel ha anunciado y, sobre esta situación, planteo la siguiente pregunta: En estos momentos ¿Nos imaginamos un México sin presidente? La respuesta quizás sea diferente en cada individuo, pero sí es importante dimensionar la magnitud de lo que sucedería si esta situación se llegará a presentar.
En este sentido, ya algunos periodistas, que han querido lanzar algunos bombazos, se han adelantado a publicar que dentro de este documento el presidente cede el poder a su hijo José Ramón y que es él quien tomará el cargo del ejecutivo en su ausencia, cuando es bien sabido que ante una situación como ésta, es el Congreso de la Unión quien designa a un sucesor o substituto en un plazo no mayor a 60 días, periodo durante el cual es el Secretario de Gobernación quien asume esta posición, hecho que se encuentra consagrado en el artículo 84 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Por otro lado, es alarmante pensar lo que sucedería al interior del proyecto presidencial, sin un verdadero líder moral con la dimensión del actual mandatario, aunado al muy marcado divisionismo que se vive al interior del partido que él creó, MORENA. En este caso, y teniendo en puerta el 2024, los grupos tenderían aún más a fragmentarse al momento de elegir a quién sería el candidato a contender por la presidencia. Por su parte, la “oposición”, si es que algo queda de ella, continuaría encargándose de ensuciar al gobierno Obradorista en su intento de arrebatar el poder.
Eso en el tema político, pero en el ámbito del gobierno, ¿Qué sucedería con México si un día se ausentará para siempre el presidente? Pero no cualquier presidente, sino López Obrador. En ese aspecto, nuestro país y su gente, quienes tienen puestos en él sus anhelos, se perderían de mucho:
En primera instancia, de la continuidad de los programas sociales que como nunca han llegado a millones de mexicanos en diferentes rubros, adultos mayores, madres solteras, niños y jóvenes estudiantes de los diferentes niveles educativos, apoyos académicos en el ámbito de la ciencia y la cultura, becas a deportistas, así como a jóvenes que nunca habían tenido la oportunidad de recibir una apoyo para incrustarse en el ámbito laboral, denominados peyorativamente “ninis”, sumados a los millones de pesos que se destinan al campo a través del programa “Sembrando vida”, el cual fue replicado en coordinación con el gobierno de Estados Unidos para Centroamérica.
De igual manera, México se perdería la oportunidad de continuar teniendo obras bien realizadas y administradas, como el tren maya, la refinería de Dos bocas y el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, por un gobierno que se ocupa de no mancharse de actos de corrupción ni desvío de recursos, tal y como sucedía en el pasado, cuando era más lo que se desviaba que lo que se implementaba en las obras. México dejaría de presenciar los beneficios de la cuarta transformación que ha iniciado el tabasqueño en presidencia y que, sin duda alguna, necesita de mucho más tiempo para consolidarse.
México se perdería, finalmente, la oportunidad de llegar a ser potencia mundial.
Es cuanto.