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México secuestrado: camarillas y delincuencia

Diferentes puestos de elección popular son financiados por la delincuencia.

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Escrito en OPINIÓN el

México se encuentra secuestrado entre una camarilla rapaz y la delincuencia organizada, políticos y criminales se asocian en varias regiones del país para tener arrodillada y sometida a la sociedad, y expandir así la actividad delictiva y el saqueo de los bienes públicos.

Las elecciones en el Estado de México son un claro ejemplo de lo anterior. Esos comicios son la expresión de un gobierno faccioso y decadente que ante la falta de resultados, que ante el fracaso de sus reformas estructurales y el bajísimo nivel de aprobación presidencial, se juega el todo por el todo para mantener un territorio que consideran su feudo. Cual criminales no dejan que nadie les arrebate "la plaza", su reducto.

En el Estado de México el gobierno federal y diferentes administraciones estatales priístas, así como empresas como OHL con las que tiene complicidades el clan peñanietista, han desarrollado una elección de Estado para sostener al PRI en el poder, reeditando las peores prácticas del priismo depredador y sumando nuevas estratagemas para adulterar la voluntad popular.

El grupo Atlacomulco, con toda su leyenda negra a cuestas, ha utilizado recursos públicos del gobierno federal, del gobierno de Eruviel Avila y de estados gobernados por priístas, para montar el operativo más infame de compra de votos del que se tenga memoria. Miles de millones de pesos ha costado el capricho presidencial de imponer a Del Mazo.

Secretarios del gobierno de Peña Nieto han actuado como matraqueros de Del Mazo, desviando apoyos y programas para salvar al barco priista del naufragio. En todo esta avalancha de inequidades y violaciones a la ley, como siempre el INE hace mutis, en tanto que el órgano electoral local mexiquense está al servicio del PRI y de sus aliados, dejando actuar al gobierno federal y estatal a sus anchas y sin ningún freno.

La decisión de imponer a Alfredo del Mazo III como Gobernador, no obstante el repudio a su candidatura y a lo que representa, confirma la descomposición política que vive el país y llama a la reflexión sobre la adulteración de las condiciones de competencia en las contiendas electorales.

Si bien nada está escrito y la derrota del priista es probable y deseable, el sólo hecho de presenciar esa intención extrema de manipulación electoral a gran escala por parte de la camarilla en el poder, implica un severo retroceso a nuestra democracia.

En el Estado de México, Coahuila y Nayarit espero que los ciudadanos de aquellas entidades derroten al PRI y se consume la alternancia. De esta manera se alienta la posibilidad de un cambio verdadero el próximo año y se mandaría un mensaje contundente de que cuando el pueblo se decide a despedir a un partido del poder, a una camarilla corrupta o un clan criminal, no hay dinero ni operativo de Estado que alcance.

En el Estado de México y en otros estados la intención del grupo en el poder de perpetuarse de manera ilícita y criminal ha puesto de manifiesto que el tan cuestionado financiamiento a los partidos es apenas una parte muy menor de la real financiación de las campañas. Esto es muy grave, porque como algunos especialistas han apuntado, el grueso del dinero de las campañas proviene de financiamiento irregular público o privado (el caso Estado de México), o, lo peor, de dinero proveniente de la delincuencia (como en lugares de Michoacán o Guerrero).

Esto ha convertido a varios puntos del país en enclaves de la narcopolítica. Diferentes puestos de elección popular son financiados por la delincuencia, la cual no sólo contribuye con su dinero turbio al triunfo de tal o cual personaje, sino también hostigando, amenazando o matando a opositores a sus "candidatos", secuestrando, en síntesis, la vida política.

Esta situación se traduce en la imposición de autoridades corruptas al servicio de la delincuencia, dedicadas al enriquecimiento ilícito y a dejar que los criminales que les "facilitaron" su ascenso al poder siguen cometiendo delitos y sembrando el terror en la población.

Esos narcogobiernos le ponen a su disposición a la delincuencia no sólo las policías sino obra pública y gran parte de la administración.

Este fenómeno se reproduce en los diferentes niveles de gobierno y en diferentes modalidades. Algunos gobiernos municipales o estatales son meras fachadas  o cómplices de grupos delincuenciales. Otros han creado redes de corrupción e intereses creados tan poderosos que en los hechos actúan también como delincuencia organizada, esa es una de las razones del repunte de la violencia y de que no disminuya la corrupción en el país.

Urge cambiar la situación imperante y recuperar el poder para los ciudadanos. Sólo así se podrá transformar la nación y liberar las ataduras que lo tienen secuestrado entre camarillas corruptas y grupos delincuenciales. @RicardoMeb