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Medicamentos sin estrategia de distribución

Falta de planeación y visceralidad en la compra y reparto de medicamentos atenta contra la vida de millones de mexicanos. | Adolfo Gómez Vives

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Escrito en OPINIÓN el

Con la lógica de generar ahorros en la compra de medicamentos e insumos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fijó en 90.87 pesos el precio de referencia para la adquisición de marcapasos, cuando su costo en el mercado es de aproximadamente 23 mil pesos.

Esta medida implica que podrían dejar de atenderse a miles de pacientes con afecciones cardíacas —por declararse desierto el proceso de licitación— o bien que las autoridades federales recurran a procedimientos de adjudicación directa con el argumento de la “urgencia”, lo que abre espacios para la corrupción.

El gobierno federal tampoco cuenta con una estrategia de distribución para 166 millones de medicamentos que deben ser repartidos mensualmente en 2 mil puntos de entrega esparcidos en el ámbito nacional.

La experiencia obtenida durante casi 20 años en relación a las compras consolidadas en las que han intervenido la mayoría de los gobiernos locales, el IMSS, el ISSSTE, Sedena, Pemex y Semar, no son dignas de ser tomadas en cuenta para el actual gobierno federal, que pretende partir de cero en temas tan delicados como la salud.

La distribución de medicamentos, que hasta el sexenio pasado ocurría con cargo de las empresas farmacéuticas que cuentan con la capacidad de almacenamiento y experiencia logística, ha sido desdeñada porque al gobierno federal le parece cara o porque sospecha de corrupción, sin que la Secretaría de Salud, como cabeza de sector, haya presentado pruebas contundentes de sus dichos.

Y aunque el gobierno federal no tiene la capacidad para almacenar ni distribuir medicinas —algunas de las cuales requieren sistemas especiales de refrigeración— la tozudez en generar ahorros al costo que sea, puede tener consecuencias medibles en pérdidas de vidas humanas, si se mantiene la idea de que sea el gobierno quien se haga cargo de la distribución de medicamentos, cuando no cuenta con el personal requerido y capacitado, ni con la infraestructura necesaria.

Si lo que se pretende es ponderar la adjudicación directa como mecanismo de adquisición de medicamentos y utilizar el argumento de la “urgencia” para cumplir con los preceptos de la Ley de Adquisiciones y la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, estamos ante la consolidación del mecanismo de corrupción que tanto criticó López Obrador al gobierno de Enrique Peña Nieto.