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Los vectores de la inmunización

Un largo y agotador proceso. | Ricardo de la Peña

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Escrito en OPINIÓN el

Recientemente se ha dado a conocer la supuesta cantidad de dosis que serán recibidas por el país para inmunizar a la población contra la covid-19. La tabla difundida incluye vacunas no autorizadas y refiere a entregas que desconocemos si están ya aseguradas o son tentativas. Pero, en fin: con algo hay que navegar en esta tormenta. Seguramente la realidad se parecerá finalmente un poco a lo divulgado.

Los alcances de la inmunización

Según las cifras publicadas, para agosto próximo se habrán entregado algo así como 123 millones de dosis de laboratorios cuyo producto ya fue autorizado, lo que alcanzará para vacunar por completo a poco más de sesenta millones de residentes en México, como tres de cada cinco personas en edad para incluirse en esta inmunización artificial. Pero dada la eficacia esperada de estas vacunas, que varía según su origen entre un máximo de 95 a un mínimo de 70 por ciento, y al considerar que una parte importante de quienes serán vacunados cuentan ya con inmunidad natural producto del contacto con el virus SARS-CoV-2, ello representará apenas un aumento de alrededor de 24 millones de inmunizados adicionales. Esto debido a que para entonces cerca de setenta millones de personas se habrían contagiado con el virus, la mayoría de manera asintomática, de quienes sin embargo sólo cincuenta millones habrán conservado la inmunidad, al mantener una carga viral suficiente para prevenir un contagio. Así, se tendría al medio año del despegue verdadero de la vacunación con poco menos de 75 millones de personas inmunizadas por cualquier vía, menos de 60 por ciento de la población en el país, existiendo más de 50 millones de personas con riesgo de contagio. Luego, la inmunidad colectiva, imposible de lograr solamente por vía natural, tampoco se habría alcanzado a través de la vacunación. Eso se lograría con nuevas autorizaciones o con más dosis de las vacunas ya autorizadas.

Los límites de la inmunización

Los esfuerzos de vacunación no tendrían un impacto inmediato en los contagios que se detectarían en los próximos meses, ni en los requerimientos de hospitalización o el volumen de decesos, debido no sólo a la relativa lentitud del proceso de inmunización por vacunas, sino también a la presencia en el ambiente de nuevas variantes más trasmisibles y aparentemente más letales del virus. De hecho, es posible que se note una disminución paulatina, pero sostenida, tanto en contagios como en la demanda de camas y en el número de fallecimientos a partir del mes de mayo, por lo que se llegará al momento de elecciones en un ambiente de declive de los números que se reporten diariamente, lo que será un factor propiciador del afianzamiento de sus preferencias para quienes están con la opción gobernante. Empero, considerando lo limitado de las reducciones observadas para entonces, los mismos números serán también un elemento que promueva la crítica y refuerce la voluntad de voto opositor en quienes se orientan contra el gobierno. Es así que lo esperable es que el comportamiento de la pandemia de aquí a la cita en las urnas sólo revele posiciones previamente existentes y que la lectura de la actuación de los responsables dependa más de la perspectiva ideológica que de los acontecimientos. Después, la reducción de contagios y muertes seguirá disminuyendo, en un largo y agotador proceso que culminará hasta el año próximo, si no hay sorpresas en el camino.