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Lo legal en la vida real

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Escrito en OPINIÓN el

Protección de datos personales

El tema de la protección de datos personales es común, pero del que muy poco se conoce: ¿Cuantas veces has proporcionado tus datos personales en esta semana, mes o en este año? ¿A quién se los diste?, ¿Para qué?, ¿Cómo y donde los va a usar? ¿Por qué los transmiten a terceros?

En este mundo globalizado del siglo XXI, se ha convertido en una práctica cotidiana compartir nuestros datos personales, en muchos de los lugares que visitamos tanto públicos como privados, encontramos en la entrada un control de seguridad y de acceso, que usualmente tienen un documento de registro, en el cual las personas que desean ingresar en el lugar, previamente se tienen identificar proporcionando sus datos:

Nombre, correo, teléfono, procedencia, asunto, hora, datos de su identificación, etc., lo cual se toma como una medida “normal” de seguridad, para saber que personas ingresaron, inclusive, en algunas dependencias gubernamentales hasta toman huellas dactilares; en la tramitación de licencias de manejo, además de los datos de identificación, también toman datos de tipo de sangre, si eres donante de órganos, los datos de un familiar, para en caso de accidente.

Si realizas actividades vulnerables establecidas en la famosa Ley Antilavado (Ley Federal para la prevención e identificación de operaciones con recursos de procedencia ilícita) requiere diversos documentos, datos personales y de terceros en el caso de que exista dueño beneficiario, documentos como RFC entre otros.

Si asistes a un evento, desayuno, conferencia, si abres tu cuenta de facebook, Whatsapp, instagram, si descargas una App, si haces contratos electrónicos, proporcionas datos de tus tarjetas bancarias para que se realicen los cargos y, en general en gran parte de los actos que realizamos ya sea físicamente o por medios electrónicos; en las actividades económicas se requiere del uso y manejo de datos personales, es decir, se ha convertido en una práctica habitual que nos soliciten datos (a estos sujetos se les llama: responsables) y que nosotros los proporcionemos (Titular). En ese sentido, debemos saber que, según el INAI, (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), son datos personales: cualquier información concerniente a una persona física identificada o identificable, que puede estar expresada en forma numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo.

Como, por ejemplo: nombre, apellidos, CURP, estado civil, lugar y fecha de nacimiento, domicilio, número telefónico, correo electrónico, grado de estudios, sueldo, entre otros. También tenemos los datos personales sensibles: refieren a información que pueda revelar aspectos íntimos de una persona o dar lugar a discriminación, tal como origen racial o étnico, estado de salud presente y futuro, información genética, creencias religiosas, filosóficas y morales, afiliación sindical, opiniones políticas y preferencia sexual.

Por lo que, cuando acudimos a un establecimiento público o privado, en donde se nos requieren nuestros datos personales o bien para los cibernautas en las operaciones realizadas por medios electrónicos, evidentemente habrá que proporcionarlos, como un requisito previo para realizarlo, en ese sentido resulta oportuno precisar que tenemos el derecho de pedir que se nos dé a conocer el aviso de privacidad, es decir, que se nos muestre ya sea físicamente, electrónicamente o mediante un link, este aviso señalará la manera en que serán protegidos y guardados nuestros datos personales, y algo muy importante: para qué los solicitaron, la finalidad por la que fueron solicitados.

Para lo cual, es indispensable saber que es el aviso de privacidad: documento impreso, electrónico o en otro formato que informa sobre quién recaba los datos personales, para qué y cómo los utiliza, así como las características distintivas y esenciales del tratamiento a que será sometida la información personal. Porque a la gran mayoría nos sucede algo que también hemos aprendido a ver como algo “normal”, que acontece en nuestro diario vivir sin que nos cuestionemos el ¿por qué?, así es, acaso nos hemos puesto a pensar: ¿qué sucede con toda esa información que constantemente compartimos?, en efecto la guardan o hacen un uso indebido de ella, la respuesta es muy sencilla: se han dado cuenta que de repente nos llegan a nuestro correo electrónico invitaciones a eventos, ofertas de tiendas departamentales, hospedaje, viajes, de diversos tipos de productos y servicios, provenientes de destinatarios que no conocemos; o bien, recibes una llamada telefónica a tu teléfono fijo o celular y te saludan por tu nombre, ofreciéndote una línea telefónica de diversa compañía, una tarjeta de crédito aprobada y un sin fin de ofertas que no necesariamente son falsas, (porque el tema de los fraudes por este medio es otra historia), no, nos referimos en este caso a ofertas reales de productos reales en precios justos, aquí el tema es que tienen nuestros datos y el problema es saber:

¿Cómo es que estas personas tuvieron acceso a nuestros datos?, ¿Dónde?, ¿Cómo?, ¿Por qué? o ¿Por cuánto?, y es que la realidad nos demuestra que esas bases de datos, se convierten en activos que son transmitidas a terceros, tan es así que pueden ponerse en contacto directamente con nosotros, entonces el tema es que no sólo se trata de compartir nuestros datos personales, sino también saber a quién se los compartimos, es decir, quien será el responsable, para qué los solicita, qué van a hacer con esos datos, cómo los van a conservar, debemos asegurarnos de que nuestros datos van a ser protegidos y resguardados y no se van a transmitir a terceros sin nuestro consentimiento, de tal manera, que es posible afirmar que la información personal se ha convertido en una pieza clave en las transacciones comerciales que se realizan a diario dentro de un mundo globalizado, así como en un activo fundamental para el desarrollo de los procesos productivos o servicios de una empresa, a la par de otros activos tangibles como pueden ser sus instalaciones, capital humano o recursos financieros.

Todo ello acontece ante el desconocimiento de qué hacer cuando se vulneran nuestros derechos, cuando se niegan a mostrarme e informarme sobre el aviso de

privacidad, cuando se violenta nuestro derecho fundamental a la protección de datos personales, el cual tiene por objeto garantizar a toda persona el poder de decisión y control que posee sobre la información que le concierne, concretamente sobre el uso y destino que se les da a sus datos personales, ya que cada persona es dueña de su información y tiene el pleno derecho a decidir a quién y con qué finalidad proporciona sus datos personales, no está obligada a proporcionarlos si no lo desea, salvo que una ley así lo disponga.

El artículo 16 Constitucional, reconoce el derecho que tiene toda persona a la protección de sus datos personales, al acceso, rectificación y cancelación de los mismos, así como a manifestar su oposición, en los términos legales.

Por su parte, la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, regula la protección de datos personales en posesión del sector privado, proporciona a los itulares una serie derechos frente al responsable, que son conocidos como DERECHOS ARCO, los cuales, por una parte, garantizan al titular el poder de decisión y control que tiene sobre la información que le concierne y, en consecuencia, su derecho a la protección de sus datos personales.

En segundo término, actúan como complemento del deber del responsable de cumplir con las obligaciones que le son impuestas en la Ley, permitiéndole identificar aquellos casos en los que el tratamiento pudiera no resultar ajustado a los mismos.