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La prisión si o no, parte dos

Hace una semana comentaba justamente la importancia y necesidad de cuidado de los temas de política criminal.

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Escrito en VERACRUZ el

 


De verdad esperaba estar equivocado y que mi percepción de la política criminal aplicada en Sinaloa fuera un simple fantasma pero desgraciadamente no fue así.

Hace dos o tres días atrás, en Michoacán en la detención de un sujeto apodado “El Camaleón” se repitió el hecho.

Nuevamente la fuerza de las armas evitó una detención y por desgracia la opción de tomar rehenes civiles fue la causa del doblegamiento.

Tal como ya había dicho, no estoy en contra de la protección de civiles, eso me parece que debe ser el objetivo principal, pero el problema es el ejemplo que se está dando.

La verdad es que la protección de civiles no necesita ser a través de soltar a los detenidos como un simple intercambio de rehenes, hay otros caminos.

El lector se preguntará entonces cuál es ese camino alterno, pues bien, se basa en la planificación, el estudio y la estrategia.

En los dos casos (Sinaloa y Michoacán) según cuentan fueron detenciones casuales en flagrancia de algún delito, y en ambos los sujetos tuvieron la oportunidad de pedir refuerzos de su gente.

Ahora bien, si al momento de detener a una persona le quitan sus aparatos electrónicos, incluyendo teléfonos celulares, quien pidió los refuerzos?

Vamos a suponer que los mismos acompañantes del detenido piden apoyo en medio de la detención y la balacera, pues entonces la lógica indica que las fuerzas federales (ejército, marina, guardia nacional o el que corresponda) que tienen a su disposición incluso sistemas de radio cifrados (marca Matra) pueden y deben hacer lo mismo a la hora de realizar la detención o proteger a los civiles.

Sin ir muy lejos, hace pocos años atrás en Cuernavaca en un edificio habitado en el centro de la ciudad se llevó acabo la detención de los hermanos Beltrán Leyva en medio de un tremendo despliegue de fuego cruzado en el que no hubo ninguna víctima civil, cuando de las fotografías de los hechos se advierte que incluso fueron utilizadas armas calibre 50 que perforaron paredes.

Por qué funcionó ese operativo entonces? Es simple, se tomaron, aún de urgencia las medidas necesarias para desplegar los elementos y se tuvieron en cuenta todos los posibles elementos que lo integraban, cosa que en estos dos casos evidentemente no ocurrió.

Eso es estrategia y es tan vieja como el libro “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu que fue escrito en el siglo V antes de Cristo, lo que nos daría unos 2,500 años de antigüedad.

Obviamente la primer respuesta sería, que se trató de detenciones casuales por eso no había un plan de apoyo y no se podía cubrir las opciones.

La verdad es que eso sería una excusa y además una muy débil, porque ocurrido el hecho de Sinaloa es obvio que debe trazarse una estrategia para las “detenciones casuales” y las posibles tomas de rehenes civiles o cualquier otro evento que pudiera ocurrir.

Los errores de estrategia son los que hacen perder las guerras, y si no lo creen, piensen en Napoleón al invadir Rusia en Invierno o la famosa armada invencible española al no tener en cuenta el clima de Inglaterra y ser vencida por una fuerza mucho menor en número y armas, y en tantos otros que por errores o falta de previsión sufrieron derrotas inconmensurables.

El problema es que en esta guerra (aunque suene fuerte nombrarla así) estamos todos, porque nadie quita que mañana o pasado “detengan casualmente” a alguien a dos cuadras de la casa de cualquier lector y el siguiente rehén sea el mismo o su familia.

Es indispensable trazar nuevas estrategias de trabajo, si tenemos una nueva fuerza como lo es la Guardia Nacional pues que mejor que buscar que sea efectiva, el éxito de ella es el de todos los que habitamos México.

Como siempre la conclusión pertenece al lector pero lo que si es un hecho es la necesidad de reformar no el sistema penal o judicial sino la forma de otorgar seguridad a los ciudadanos ante cualquier hecho, incluso las “detenciones casuales”.

GABRIEL ANDRES CAMPOLI