“La paciencia tiene más poder que la fuerza.” – Plutarco.
Este jueves Xalapa evidenció con una llamada de auxilio su nula capacidad para resolver oportunamente una emergencia.
Y no es la falta de respuesta inmediata, ni la falta de elementos de Seguridad Pública que al primer llamado de auxilio llegan de manera inmediata, claro está, no tratándose de actos de alto impacto como robos, asaltos, o secuestros, a donde por racimos o por cientos hacen acto de presencia, sino un incidente de esos que se dan en las grandes ciudades, cuando alguien pierde digamos el equilibrio mental.
Así un joven de aproximadamente 30 a 35 años de edad, se colocó en la cornisa del edificio ubicado en la calle Manuel C. Tello frente al Salón Caracol, en la zona aledaña a La Rotonda y por más que elementos policiacos intentaron disuadir de no lanzarse, nada impidió que lo hiciera.
Dicha acción, nos invita a cuestionarnos cómo es posible que actos de esta naturaleza tengan finales tan dramáticos como el ocurrido, cuando en ciudades de Estados Unidos o Europa, incluso de Asía, las fuerzas de emergencia, cuentan con el equipamiento oportuno para evitar se consume la tragedia.
Por increíble que parezca, hasta hoy, los cuerpos de auxilio como el H. Cuerpo de Bomberos de Xalapa, deben seguir luchando por que se les reconozcan bases laborales pagadas y costeadas por la autoridad municipal.
Muchos de sus elementos trabajan como voluntarios, sin acceso a los más elementales derechos laborales y ni hablar de prestaciones de Ley.
Inclusive, la misma autoridad municipal en funciones pretendió cobrarles el uso de agua potable, e inclusive se las suspendieron teniendo que ir por agua a la ciudad de Coatepec como dieron cuenta diversas notas periodísticas en su momento.
Lo impresionante, es que en un acto de esta naturaleza, en cualquier ciudad del mundo se implementa un protocolo de acción, en donde de inmediato un especialista intenta negociar con el suicida, al tiempo de que el Cuerpo de Bomberos o Rescate, instala una cama inflable para prevenir cualquier posible caída.
Nada de eso existe en Xalapa, mucho menos en Veracruz, y eso nos lleva a preguntarnos ¿Qué ocurriría si por desgracia llegará a ocurrir un incendio en un edificio de más de 10 pisos en la capital, o en cualquier otro punto del estado?
A duras penas las escaleras telescópicas de los camiones de Bomberos alcanzarán los 5 o 6 pisos, y entonces, condenados a su suerte estarán aquellos que llegarán a quedar atrapados en medio de las llamas.
¿De quién es la responsabilidad de no prever estos escenarios?, ¿Ahora que ingresarán nuevas administraciones municipales, no se les debería exigir presentar un plan específico ante eventos como estos?, ¿Quién responde por las víctimas?
Es evidente que la acción desplegada por los policías y paramédicos este jueves, permitiendo reanimar y trasladar con vida al joven suicida es de heroísmo, pero ¿no sería más fácil salvarle la vida a alguien con base en un plan y equipo adecuado?
Esperemos que, ante este llamado de atención, comencemos como sociedad a demandar de la autoridad acciones inmediatas que den atención y respuesta de altura a problemáticas cada vez más complejas.
Sextante
Se asegura que tras la confirmación de intervención militar de la Secretaría de Marina (Semar) a las instalaciones de la Cofepris en la Ciudad de México, como revelara el periodista Salvador García Soto, acciones similares podrían comenzar a suscitarse en otras plazas del país, pues al parecer la red de traficantes de influencias –protegidos por el subsecretario Hugo López Gatell- para importar con permiso de la Cofepris fentanilo habría alcanzado algunos estados del país incluido Veracruz.
Y es que usted recordará que fue la misma Semar quien habría ya seguido la pista a cierto funcionario estatal que habría sido denunciado respecto al tema del manejo de puertos en la entidad, hasta donde una de las cargas especiales sería precisamente esa, el fentanilo, droga sintética 50 veces más poderosa que la heroína.
El tema sigue sumando expedientes al poderoso caballero quien trae como instrucción de quien lo puso en su puesto, imponer a como dé lugar a Sergio Guzmán Ricardez actual alcalde de Agua Dulce como próximo presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local, en sustitución de Juan Javier Gómez Cazarín.
A quien por cierto le han hecho la vida imposible, con toda serie de campañas mediáticas, y es que, al parecer la instrucción de la secretaria de Energía, Rocío Nahle es quitarlo de la jugada porque el tuxtleco no se ciñó a sus instrucciones y en eso de relumbrar más que ella, pues Gómez Cazarín, simplemente se ganó los reflectores solo.
Los expedientes contra el personaje siguen creciendo en Palacio Nacional, el ánimo para ese grupo no está en el mejor de los ánimos, como ha quedado evidenciado con las giras y visitas del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, que, en una de esas, hasta el caballo negro termina siendo del oriundo de Macuspana.
Al tiempo.
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