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Guardia de honor y toque de silencio

No es posible que estos grupos del crimen organizado puedan estar cometiendo delitos como perfidia y traición a diestra y siniestra. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

El día jueves 26 de septiembre, se suscitaron dos hechos lamentables que dieron como resultado la agresión contra elementos militares. El primero de ellos se dio con elementos comisionados a la Guardia Nacional en Bochil, Chiapas, donde el Subagente de la Guardia Nacional Ángel Téllez Nicolás con grado de cabo policía militar, recibió un disparo en la cabeza por parte de civiles armados. Ese mismo día en la sierra de Guerrero, en el poblado de Chichihualco, municipio de Leonardo Bravo, civiles armados, pertenecientes al llamado Cartel del Sur, emboscaron a personal militar perteneciente al 15 Regimiento de Caballería Motorizada, buscando causar el mayor daño posible, resultando tres militares fallecidos, logrando el resto del personal militar reaccionar para repeler la agresión y provocar que los agresores huyeran con rumbo desconocido, de acuerdo al boletín de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Las redes sociales se inundaron con los videos que personal militar grabó en el momento de los ataques, donde se pudo observar a sus compañeros heridos, así como la desesperación por darles los primeros auxilios tratando de salvar la vida de sus compañeros de armas. Pudimos observar entonces el grado de violencia y armamento utilizado por los grupos criminales. Luego, surgió un nuevo video tomado por los sicarios que atacaron al personal militar en Guerrero y que presuntamente pertenecen al denominado Cartel del Sur, comandado por Isaac Navarrete, donde se vanaglorian del ataque y lo celebran como una victoria. Este último video nos deja ver que se encuentran uniformados con vestimenta tipo militar, con armamento de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y que tienen una forma de operar organizada, en un territorio delimitado y bajo las órdenes de alguien que, a su comando verbal, dejan de accionar las armas de fuego.

En nuestro país hemos adoptado el respeto a los derechos humanos de acuerdo a los criterios internacionales, mismos que se reconocieron y se volvieron obligatorios a la mayoría de los estados, debido a las violaciones que surgen en el orden interno de los países, reconociéndose de forma amplia en nuestro sistema jurídico, dándole reconocimiento en nuestra misma carta magna, para controlar los abusos de los servidores públicos para con los gobernados.

Este tipo de agresiones han provocado la indignación de los mexicanos de bien, que observan cómo los políticos, intelectuales y legisladores, están pelándose por cargos, mientras nuestros soldados mueren en cumplimiento de su deber, sin la menor pena ni gloria. Los soldados se dan cuenta que sólo se dicen discursos por compromiso, pero no se dan soluciones reales que puedan mejorar estas situaciones que viven día a día los soldados. Si fuera fácil, ¿por qué no son ellos los que se visten de verde militar y empuñan las armas?, ¿tal vez les falta valor?

Este tipo de hechos tan lamentables demuestran que existe una falta de liderazgo y correcto ejercicio del mando de quienes conciben, preparan y conducen las operaciones desde un escritorio. Yo me pregunto ¿dónde quedan los estudios de seguridad nacional y planes estratégicos?, ¿dónde queda el trabajo de investigación?, ¿dónde queda el marco jurídico?, ¿dónde queda la persecución de los delitos?, ¿dónde quedan las autoridades que son las responsables por facultad y atribución, de velar por todos los ciudadanos?

Recordemos que fue después de la Revolución Mexicana, que comenzó la evolución y transformación del Ejército, dejó de ser la Secretaria de Guerra y Marina y se dividió en lo que hoy existe: Secretaria de la Defensa Nacional y Secretaria de Marina. El general Joaquín Amaro mejoro el sistema educativo militar, creando inclusive la Escuela Superior de Guerra para el perfeccionamiento de los oficiales de Estado Mayor, quienes tienen la ineludible obligación de hacer las cosas bien, anteponiendo el interés particular por el interés de la nación. De ahí provienen los valores de honor, lealtad, sacrificio, honradez y valor, todos estos preceptos que han sido forjados en el personal militar como se forja el acero, y así lo han demostrado todos aquellos que han servido a la patria, y han ofrendado hasta la vida. Sin embargo, si bien es cierto, que está educación es férrea, también existen quienes se han apartado de este camino, de quienes ven primero por ellos que por sus oficiales y su tropa, columna vertebral del Ejército.

Hemos observado que los generales que predicaban con el ejemplo, fueron cambiando la perspectiva de líder y don de mando, por un tipo inquisitivo que dejó de lado esos valores, para obtener posición política, para ser ascendidos por decreto, para ocupar comisiones en el extranjero, para ocupar puestos en la plana mayor de la SEDENA, cumpliendo órdenes de perseguir a todo aquel que alzara la voz para denunciar los abusos de los superiores. Como pudimos ver el año anterior la enajenación de un predio por parte de un funcionario que recibiría una jugosa cantidad y qué fue denunciada por el legislador Gerardo Fernández Noroña. Hemos visto como la cofradía del poder benefició a solo un círculo de allegados y bufones que bolean muy bien. Es necesario extirpar esas malas prácticas, es necesario que surjan líderes comandando a sus tropas y que no solo dirijan en piloto automático desde el escritorio.

México necesita que sus nuevos generales cambien las malas prácticas y aporten una evolución y desarrollo profesional al Ejército. Es necesaria la integración de un equipo de asesores multidisciplinario que brinden con su expertis mejoras y no retrocesos que provoquen una involución de la herencia del general Amaro. Por último, seamos congruentes, lo que no se mide y se audita no es productivo, es muy necesaria la supervisión, ya que "...toda orden no supervisada será siempre mal ejecutada".

Lamentablemente el estado ha sido rebasado y no está siendo eficiente para proteger el interés público y social, no es posible que estos grupos del crimen organizado puedan estar tan tranquilos en el área de sus intereses, en cada territorio, por todo el país, cometiendo delitos como perfidia y traición a diestra y siniestra.

No podemos hablar de derechos humanos de estos criminales que vulneran el derecho más sagrado de todos. Hoy estos hechos son lejanos a nosotros, pero mañana puede ser usted o yo los que nos encontremos en esa situación. Sólo hasta ese momento comprenderemos que debemos levantar la voz para decir la verdad que lacera diariamente a nuestro México.