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Fuerzas armadas, entre remiendos y certificaciones

Dinero hay, pero se va a las prioridades sexenales. | Jorge Alejandro Medellín

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Escrito en OPINIÓN el

A la tropa le escatiman uniformes y le ordenan comprar colorantes para teñirlos y mantenerlos utilizables y le anuncian que también se rotularán de nuevo todas las unidades terrestres para darle un ligero cambio a la imagen institucional.

En tanto, los recursos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), su empleo y controles, permanecen en zona de claroscuros en la que la austeridad republicana decretada por el presidente Andrés Manuel López Obrador frena gastos y al mismo tiempo ordena inversiones estratégicas en agendas como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el Tren Maya y el desarrollo y consolidación de la Guardia Nacional (GN).

La SEDENA ejerce este año un Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 112 mil 557 millones 168 mil 656 pesos, de los cuales 1, 434 millones, 312 mil 968 pesos son para la Industria Militar y su interminable mudanza al municipio de Oriental en Puebla, para ocupar el complejo industrial de La Célula.

De esta última cantidad, 879 millones 523 mil 205 pesos son para la Fábrica de Vestuario y Equipo (FAVE) de la Defensa Nacional, de la cual deberían salir los más de 214 mil 517 uniformes que usan todos los días los soldados mexicanos.

Pero de ahí no están saliendo los pantalones, las camisolas, las botas y las gorras de campaña que necesitan las tropas del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos. En los últimos años del sexenio de Enrique Peña Nieto, la tropa de tierra y aire recibió dos y hasta tres ministraciones de uniformes de campaña. La ministración más reciente fue en 2018 y desde entonces no han recibido nada más.

Al mismo tiempo, el Fideicomiso Público de Administración para el Pago de Equipo Militar (FPAPEM), creado por la SEDENA en 2007 con un fondo inicial de 5 mil 040 millones de pesos, hoy rebasa los 64 mil millones debido al ingreso de más de 15 mil millones de pesos a sus arcas en el primer trimestre de este año, según datos del fideicomiso.

¿Qué ocurre con ese dinero acumulado si la SEDENA no va a adquirir aeronaves –el material bélico más costoso– en este sexenio? Ese dinero se está aplicando en las magnas obras sexenales con las que López Obrador buscará trascender en la historia.

Esos recursos se han utilizado para fortalecer y consolidar a la Guardia Nacional, para terminar la construcción de sus cuarteles en el norte del país, para la compra de armamento, para la creación de plazas, para la construcción de su Cuartel General en el Campo Militar 1-F (Santa Fe), para la compra de un par de aeronaves necesarias en su esquema de movilidad aérea.

También se han aplicado en las obras del AIFA y se utilizarán para iniciar el Tren Maya y la remodelación de los aeropuertos civiles de Palenque, Tulum y Campeche, que quedarán bajo la administración y control militar.

La organización civil México Evalúa acaba de dar a conocer un análisis sobre la manera en que se está ejerciendo el gasto público, revisando el tema en las dependencias más importantes. Sobre la Marina señala que esta Secretaría gastó 0.8 mil millones de pesos, un 50.5% más de lo programado al periodo: 0.5 mil millones de pesos. Este gasto también aumentó 50% con respecto al 2020.

Sobre la SEDENA indica que ésta registró un gasto de 1.8 mil millones de pesos, esto es un 7.1% mayor a lo previsto en el primer trimestre y 19% mayor al observado en 2020.

México Evalúa abordó el tema de los fideicomisos, señalando que, “de forma general, se reportaron 14 bajas y 39 fideicomisos en proceso de extinción –siete más que los reportados al cuarto trimestre de 2020–; éstos últimos equivalen a 965.8 millones de pesos, de los cuales no se presentan usos ni estados financieros”.

También los analizamos por el lado de las aportaciones, señala al detallar que, en el periodo, la aportación a fideicomisos públicos fue de 27.2 mil millones de pesos, que si bien representa un monto mínimo con respecto al periodo de 2017-2021, lo que llama la atención es que dicho monto sea un “115% mayor a los planes de gasto”.

Particularmente llama la atención el caso de la Secretaría de la Defensa Nacional: ejerció 33.2 mil millones de pesos, y 34% de ese gasto fueron aportaciones a fideicomisos públicos, explica la organización civil.

Entonces, dinero hay, pero este se va, por órdenes del Comandante Supremo, a las prioridades sexenales que están en Santa Lucía, en el istmo, en el Golfo de México y en los cuarteles y botas de la Guardia Nacional.

La tropa le pone otra rayita a la hoja de inconformidades, otro cuadrito al pixelado verde 667 o color arena para aguantar el desgaste de los uniformes, mientras los recursos se siguen yendo al combate a una delincuencia que no cede y más bien perfila escenarios de rispidez con los Estados Unidos.

La cúpula militar estadunidense y las agencias federales de seguridad y lucha antidrogas están dispuestas a revivir el mecanismo de la certificación si el gobierno de López Obrador no coopera y restablece canales mínimos de trabajo para avanzar en ese tema y en otros relacionados con la seguridad hemisférica y el papel de las fuerzas armadas mexicanas en esa agenda prioritaria para la Casa Blanca.

Para eso viene Kamala Harris, la Vicepresidenta de los Estados Unidos, para eso está ya aquí una avanzada de su gobierno, una avanzada castrense y de personeros federales que pasarán revista al material bélico vendido, cedido y donado en anteriores administraciones para apoyar el combate a la delincuencia y el reforzamiento de la seguridad interior.

El resultado de estas revisiones se conocerá luego de las elecciones federales en México, con un ambiente más relajado –dependiendo de qué haya ocurrido con los candidatos de Morena, el partido en el poder–, pero con la presión norteamericana para que el segundo tramo del gobierno de Obrador no se caracterice por el aislamiento y la falta de cooperación antidrogas con entidades como la DEA o el FBI o el ICE, por citar algunas instancias involucradas ya con la SEDENA y la Marina en distintos niveles de colaboración hemisférica.