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Familia, bienestar y violencia: deshaciendo entuertos

La opresión de las mujeres es un eslabón basico en la explotación de los seres humanos entre sí. | Teresa Incháustegui Romero

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Escrito en OPINIÓN el

En más de cuatro ocasiones y en contraposición a lo que señalan organizaciones y personas del movimiento feminista, el presidente López Obrador ha refrendado su tesis de que las familias son el mejor entorno de bienestar y fraternidad con el que cuenta la sociedad mexicana.  Por ello contrario censura lo que puedan sugerir estas organizaciones, incluyendo los dichos de las propias titulares de Gobernación Olga Sánchez Cordero y del INMUJERES, Nadine Gasman, ha negado el incremento de violencia en los hogares durante la cuarentena por covid-19, basándose en datos sobre las denuncias de violencia contra las mujeres y según la plataforma del SNSP.

La demanda de las organizaciones y liderazgos feministas se ha expresado en diversos grupos y propuestas en esta coyuntura. Un grupo de mas de siete mil mujeres de diversas organizaciones y connotadas feministas refutan las tesis presidenciales, ofreciendo datos oficiales que dan cuenta de 10 feminicidios diarios, en aumento a meses anteriores, que sumaban nueve. Según este grupo cuya etiqueta es #NosotrasTenemosOtrosDatos, las llamadas de auxilio al 911 por violencia familiar, subieron a 155 por hora, mientras se registraron más de 20 mil denuncias por violencia familiar, en 90 % de las cuales no se hace justicia. Días mas tarde Diputadas federales integrantes de la Comisión de Igualdad de Género encabezadas por Wendy Briceño, titular de la Comisión e integrante de la bancada de Morena, enviaron una Carta al presidente para manifestar su alarma ante la negación de la creciente incidencia de violencia contra las mujeres y niñas durante el confinamiento, solicitándole un espacio regular en las conferencias mañaneras para revisar las cifras y analizar la situación. Y la semana pasada la estructura completa de integrantes de las Secretarías de las Mujeres de Morena en todo el país, encabezada por su líder nacional Carol Arriaga envió también un largo alegato al presidente presentado datos y argumentos muy bien articulado para que mudara su posicionamiento y se manifestara a favor de los derechos humanos de las mujeres y niñas, especialmente su derecho a vivir libres de violencia. La respuesta del titular del Ejecutivo Federal a todas estas voces que contradicen sus afirmaciones no se hizo esperar, reiterando hace dos días su dicho.

Parte del rechazo a los reclamos de AMLO a las reiteradas demandas de las organizaciones feministas proviene de su arraigada idea de que éstas vienen aderezadas con intereses de grupos conservadores en contra de su gobierno. Otra parte viene de su convicción de que 

la familia es esa estructura para la paz, el sosiego y la protección que soñaron los liberales de los siglos XVIII y XIX, que la sociología de la posguerra colocó como el “refugio ante un mundo hostil”, espacio clave para la crianza, la socializción y el desarrollo emocional de los seres humanos, a cuya falta se podían abonar carencias y aún conflictos y desviaciones psicológicas de las personas. Finalmente un asidero para reiterar su posicionamiento se basa en los datos y las fallas en las formas de registro que las instancias de seguridad y de procuración de justicia tienen para estos casos. Vamos viendo cada una de estas cuestiones.

1. La demanda feminista viene encabezada por los conservadores que están en contra de las transformaciones que está llevando a cabo o pretende hacer la 4T. Esta es una idea que se hizo plausible en el marco de la convocatoria a la marcha y al Paro del 8 y 9 de marzo, por parte de organizaciones y activistas del movimiento feminista, que en un momento inicial se quiso explotar de parte de un segmento de los opositores a la 4T, como momentum para eslabonar un frente opositor con una cierta base social, más allá de la derecha política y las organizaciones proto empresariales que han salido a manifestarse en diversas ocasiones y que no han logrado cuajar ese frente.

Algunex miembrex del gabiente abonaron a esta interpretación haciendo fuerte al Presidente en la descalificación inicial del Paro. Según estos quienes se sumaran al paro estarían apoyando a quienes buscan derrocar al gobierno que más ha trabajado por las mujeres.

Al final los opositores a la 4T contribuyeron a través de los apoyos que cuentan en los medios y las redes -que no son pocos- a darle una gran exposición a las demandas del movimiento feministas que ocupó por el momento el centro político de la disputa de la oposición, alcanzando una presencia pública inusitada dieron voz a las organizadoras y sus argumentos. Esta centralidad contribuyó fuertemente a la publicidad de las demandas y argumentos en torno a la opresión femenina, la discriminación laboral, la inseguridad que experimentamos las mujeres en los espacios públicos y el maltrato en la vida privada, que alcanzaron incluso a los sectores populares de mujeres, especialmente las jóvenes generalmente al margen de estas discusiones. El tema se convirtió en conversación pública en buena parte del país siendo este uno de los factores de éxito del paro del día 9 por cuanto justo a unas semanas de la pandemia se logra paralizar a la Ciudad de México, Guadalajara, Veracruz, alcanzando un momento históricamente excepcional. Al mismo tiempo la diversidad del movimiemto, su fuerza en la demanda de equidad en el cuidado, igualdad en las oportunidades laborales y derechos reproductivos, desarticuló la significación que el sector opositor conservador quiso darle mostrando la incapacidad política a ideológica de la derecha para comandar o apropiarse de las demandas feministas.

Pero esto no ha sido leido así por el Presidente y los círculos que le acosejan en estos temas. Se nota que le falta información sobre los alcances, contribuciones y objetivos del movimiento feminista y de la importancia del derecho a vivir sin violencia para el ejercicio de los derechos humanos y la ciudadanía de las mujeres. Más allá de las conocidas resistencias y la descalificación que la izquierda marxista que le acompaña, ha tenido en torno al movimiento feminista por considerar que “divide la lucha proletaria y democrática”, el Presidente debe aquilatar que el movimiento feminista no divide en la lucha por la democracia, sino todo lo contrario, que no hay democracia válida y consolidada sin que las mujeres cuenten con todas las garantias para el ejercicio de sus libertales y condiciones para el disfrute de sus derechos. También debe sopesar mejor el daño que hace a la 4T y al partido Morena su reticencia a asumir la igualdad de género entre las transformaciones que debe apuntalar su movimento. La opresión de las mujeres es un eslabón basico en la explotación de los seres humanos entre sí y su liberación una escala esencial en las transformaciones hacia sociedades mas justas.

2. La familia como unidad de bienestar, fratenidad y protección. Las opiniones que ha manifestado el Presidente en torno a la familia, son sin duda las que se pueden leer en cualquier tratado de sociología jurídica moderna. La familia fue colocada por el pensamiento liberal (siglos XVII y XVIII) como un ámbito del orden civil a medio camino entre la naturaleza y la civilización. Por eso como estructura es un ámbito medio ambiguo, incluso jurídicamente, porque es donde se cruzan la vida, la reproducción biológica, con su cauda de necesidades físicas, la sexualidad, pero también la reproducción social y sus imperativos morales, sociales. La familia sido colocada en muchas sociedades como la principal responsable del cuidado y la crianza de personas, mientras el Estado ha tendido un velo de ignorancia sobre lo que ocurre al interior de las mismas. Los países donde esto es así es mayor la desigualdad económica, social y derechos entre mujeres y hombres y son mayores los abusos que se comenten a su interior.

A nivel de bienestar al interior de las familias se inician y reproducen las diversas formas de discriminación basada en el sexo de las personas: la alimentación, la educación, atención, el tiempo y los espacios para juegos, la carga de trabajo, el trato incluso a niñas y niños, suelen variar por la diferencia sexual. Las niñas, por ejemplo, se inician en el trabajo doméstico y el servicio a los demas miembros del hogar desde los 7 años y tienen en general menos tiempo para juegos.

En el caso de México, los datos disponbles sobre el abuso y la violencia familiar en contra de las mujeres y las niñas, han venido develando la condición disfuncional de éstas respecto a la integridad física y los derechos de personas, especialmente menores de edad. Por ejemplo, el Subsistema Automatizado de Atención a Lesiones y Causas de Violencia de la Secretaría de Salud, ha identificado que la violencia al interior de las familias es la segunda causa de lesiones por violencia en el país, solo por debajo de los accidentes. Para el año 2011 fueron más 11 mil 500 casos de lesiones atendidas por violencia famiiar, donde 90% de las víctimas fueron mujeres y en el 70% tenían como victimario a su pareja. Es preciso destacar que al menos 3 de cada 5 mujeres agredidas estaban embarazadas. En los hombres, por el contrario, la mayor cantidad de lesiones por violencia se produce fuera del ambito familiar, en los espacios públicos y es violencia entre varones.

Respecto a la violencia en contra de las menores de edad, los datos del primer informe sobre violencia femincida que se realizó con datos derivados de los certificados de defunción en México, de 1985 a 2010[1] mostraron que 19% de las víctmas de femincidio eran menores a 18 años y que al menos 18% de los casos en promedio, la privación de la vida había ocurrido al interior de las viviendas.

En lo que hace la violencia sexual ENSADEMI (2006) y ENVIM (2006) calcularon que entre 6.6% y el 13.28% de las mujeres derecho habientes de los servicios de salud habían sido objeto de abuso sexual antes de los 15 años. Otras encuestas como la EEIVENMS (2009) y la ENVINOV (2007) identificaron a los agresores sexuales de las menores de edad con una gran incidencia de tios, padres y padrastos en la categoría de abuso sexual (tocamientos, o trato sexual en contra de voluntad) violaciones e intentos de violación.

En este contexto, si bien es cierto que una política pública de bienestar debe fortalecer la capacidad de las familias para contribuir al bienestar y desarrollo sano de todas y todas, aportándoles asesoría, conocimiento y servicios que coadyuven a compartir responsabilidad del cuidado, también se debe reforzar la vigilancia y protección de los derechos de personas de todas las edades frente a abusos y violencia, especialmente en el caso de las niñas, niños adolescentes, cuyas lesiones pueden costarles la vida o dañar severamente su desarrollo emocional de por vida. El abuso, maltrato y la violación a menores de edad están muchas veces en el origen de suicidios, violencia auto infringida, adicciones, obesidad mórbida y trastornos alimentarios. De acuerdo a las obligaciones contraídas por el Estado Mexicano con la Convenciones internacionales que protegen los derechos humanos de las mujeres (CEDAW y Belem do Pará) así como las de la infancia, el Estado debe correr el velo de ignorancia de los abusos y vejaciones que se están dando en las familias, ya que debido a las políticas de desatención del bienestar familiar originadas auspiciadas por el neoliberalismo, las familias se han convertido en un espacio de conflicto y malestar.  Siendo una estructura tan esencial y básica de la sociedad una política de bienestar, derechos humanos y democracia para las familias, es indispensable.

3. Las fallas en las formas de registro que las instancias de seguridad y falta de procuración de justicia tienen para estos casos. Las fallas en los registros administrativos de inseguridad, delitos y violencia en México son legendarias y anedócticas.  Comenzando por la diversidad de tipos penales y nomenclatura de delitos en las 32 entidades, producto de la ausencia de un Código Penal Unico que viene proponiéndose y discutiendose desde hace mas de dos décadas. Pero también por el paso de los filtros políticos que las fiscalías establecen en sus entidades para adelgazar o disminuir ciertas manifestaciones de inseguridad (feminicidios, asesinatos, robos) y la resistencia de las víctimas a denunciar que lleva a una elevada cifra negra en la mayoría de los delitos. En el caso de delitos por violencia en contra de las mujeres nos enfrentamos a otros factores; desde la burla e incredulidad de las autoridades hasta el desdén por los hechos que quieren denunciar. En México de acuerdo al INEGI (ENDIREH, 2016) sólo 7% de las mujeres que sufren violencia denuncia el hecho ante las autoridades. En este sentido el dato de las denuncias no es confiable al menos para valorar el clima de violencia que viven las mujeres.  Anmistía Internacional en un informe sobre estas situaciones señala que son pocos los casos de violencia contra las mujeres que se denuncian, y aún menos los que concluyen con el enjuiciamiento o la condena de los responsables o con la restitución de las víctimas.

En este clima, las mujeres y sus familias siguen corriendo peligro de sufrir nuevos ataques, algunos de ellos de fatales consecuencias. Los factores que pueden combinarse para disuadir a las mujeres de denunciar actos de violencia familiar directamente ante el Ministerio Público son muchos. A menudo temen las represalias del agresor, pero también se encuentran entre la espada y la pared entre sobrellevar las consencuencias de la violenia o solventar el conflicto y las urgencias que representa llegar adelante un litigio.  Las arraigadas actitudes sociales, que excusan la violencia contra las mujeres y socavan el papel de éstas en la familia y en la sociedad, también pueden generar reticencia a denunciar. Otro factor es que temen que las autoridades no las escuchen ni las tomen en serio. Adicionalmente para muchas mujeres la denuncia no representa una solución, porque en el mejor de los casos el encarcelamiento o sanción de sus agresores las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad económica de la ya tienen. No todo se resuelve con denuncia y sanción.

En este sentido, las políticas para su atencion no solo deben basarse en la denuncia y la sanción, sino abonar porque las mujeres puedan remontar las situaciones de vulnerabilidad y riesgo a la violencia en las que muchas de ellas han vivido y crecido.  Desarrollar servicios que las apoyen a adquirir habilidades para la vida, oficios, escolaridad, auto estima, etc. que les den vivienda segura en vez de remitirlas a Refugios y que garanticen el apoyo y protección para ellas y sus prole, tanto en lo que hace a su integridad física y salud, como en sus bienes jurídicos, puede ser mas efectivo para resolverles la vida. Además de trabajar seriamente con los agresores para reducir su conducta agresiva que puede ser en muchso casos repetición de la violencia que recibieron en su vida o producto de daños emocionales debido a las formas de masculinidad tóxica. Se requiere todo un sistema integrado de servicios básicos y esenciales para que las víctimas puedan superar las situaciones y condiciones de vulnerabilidad y riesgo ante las violencias, con capaciad de dar seguimiento y atención a cada persona victimizada asegurando la eficacia y calidad de la atención brindada.


[1] Consulta en:  https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20mexico/documentos/publicaciones/2017/10/violenciafeminicidamx%2007dic%20web.pdf?la=es&vs=5302