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En riesgo, la dignidad médica

Hacer nuestro trabajo nunca ha sido tan complicado, y encima de todo nos pierden el respeto y nos amenazan. | Héctor Rossete?*

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Escrito en OPINIÓN el

Por supuesto, que el estudiar medicina en nuestro país se vuelve cada día más complicado, en los ayeres no era tan fácil ser médico y ganarse un lugar importante en la sociedad. La carrera de medicina es una licenciatura de alta demanda, son miles de alumnos sustentantes y pocos lugares ofertados, en cualquier institución del país. Te vuelves alumno de nuevo ingreso, tu vida comienza a cambiar, el sueño de haber obtenido un lugar, se vuelve ansioso el momento, pero una vez llegando te sometes al rigor de ser universitario, muchos se trasladan a otras partes del país para llevar a cabo sus estudios, te comienza a absorber la cantidad de tareas y trabajos, las amplias horas de estudio, los largos libros de lectura, la preparación entre cada examen, en muchas ocasiones, al inicio de la carrera se te olvida comer, o el hambre pasa desapercibida, los regaños de los médicos docentes se hacen notar desde el inicio, los horarios son pesados, incluso se te olvida en qué día vives, y todo es un debido proceso adaptativo al menos por los tres primeros años de la carrera. 

Entre el tercer y cuarto año de la carrera, muchos piensan que se vuelve más rutinario y fácil, pero no es así, me parece fundamental decir que incrementa el nivel de estrés y sobrecarga de horarios. Ahora es conjuntar la teoría y la práctica al mismo tiempo, se comienzan hacer prácticas presenciales en unidades de primer y segundo nivel de atención, incluso el cuarto año lo nombran el pre-internado, donde se practica la mayor parte del tiempo en el hospital, ahí mismo tomas clases y rotas por los diferentes servicios. Terminas el año, comienzas una aventura que es pesada y vives prácticamente en el hospital, se llama internado médico de pregrado, donde dedicas gran parte de tu tiempo. Incluso, te olvidas de la familia por desenvolverte en el campo de la medicina, para la mayoría, es la etapa más bonita de la carrera aparte de ser la más pesada en tiempo y sobrecarga de trabajo. Largas jornadas, te otorgan una beca quincenal que oscila entre los 600 y 800 pesos, haces guardia cada 2 días, turnos de hasta 32 y 34 horas, mal alimentados, desvelados y cansados, con derecho a 2 periodos de vacaciones en todo el año de 10 días, viviendo la adrenalina al máximo. Muchos renuncian a esta etapa, ya que es la primera vez que tienes una cierta responsabilidad hospitalaria, y con los pacientes empiezas aplicar los conocimientos adquiridos de manera directa. 

Al culminar el año de internado, pasas al servicio social, donde por lo regular se ofertan plazas en unidades de primer nivel de atención en toda la república mexicana, muchos las otorgan por promedio final, otras al azar, de acuerdo a la política de cada universidad. El caso es que te trasladas a otra parte lejana a tu casa, con demasiados riesgos, poca seguridad, temerosos, angustiados, con el pensamiento de ¿qué va a pasar?

Tienes la credencial de Médico Pasante en Servicio Social, con larga estancia, y la mayoría de veces con cubrir todo el tiempo e instalándote en el mismo, con una beca quincenal de 1000 a 1500 pesos, con un día de descanso a la semana para muchos, para otros 2 días, dos periodos vacacionales al año, en este año, asciende tu responsabilidad.

En la mayoría de las unidades estas solo, en otros lugares tienes un médico director en la unidad, te enfrentas a muchos casos, la mayoría de las unidades funcionan gracias a los pasantes que llegan, siempre será así. Sin embargo, la inseguridad en la actualidad impactó tanto, que hoy se cuida mucho el otorgamiento de plaza. Las universidades se niegan a mandar a sus alumnos a la lejanía y menos si no les aseguran vigilancia. Te sometes a dar consulta, a realizar trabajos de campo, campañas de vacunación, prevención y promoción a la salud, censo poblacional, detecciones, planes y pláticas a la población, y culminas con un estudio de diagnóstico. Se requiere un año completo. 

Finalmente es la última etapa, pero viene la más esperada pero a la vez miedosa para cada alumno: el proceso de titulación. Es muy difícil y pocos lo logran al primer intento, pienso que es el momento más difícil de la carrera y es donde te juegas el todo por el todo, donde te dicen si eres médico o te quedas en el intento. Es un proceso que puede durar hasta 6 meses, incluso 1 año, algunas universidades extienden su plan de estudios hasta 7 años, la mayoría 6 años y medio. A grandes rasgos esto es lo que significa ser médico desde el modo académico, sólo como medicina general, faltaría incluir la especialidad que es otro cantar y por su supuesto, más tiempo de estudio.

El presidente aseguró que “el mercantilismo que desgraciadamente también llegó a predominar en el periodo neoliberal en todo lo relacionado con la salud. Como se decía antes de los médicos que solo buscaban enriquecerse y cuando llegaba el paciente lo primero que hacían era preguntarle ¿Qué tienes? –No pues es que me duele acá doctor– No, ¿qué tienes de bienes?” Me parece grave esa declaración, aparte de ser calumniadora y ofensiva, es irresponsable y les voy a decir por qué.

Para empezar, el líder nacional tiene que saber lo que pasa un profesional de la salud para serlo, como lo comenté anteriormente. Existe una falacia en la sociedad de que los médicos son los que ganan más, y yo creo que hasta la fecha lo que se percibe es demasiado injusto, comparándolo con cualquier sueldo de gabinete presidencial o de gobierno. La labor de un médico no está a discusión de nadie, para entenderlo, tendrían que vivirlo. La salud no está sujeta a tarifas, trabajamos sobre vidas humanas, lo que implica una responsabilidad mayor ante cualquier otra carrera, por consiguiente, es invaluable el otorgarte un servicio sobre la vida misma. Se quedan cortos al decir que se gana bien, sin embargo, por amor y vocación de servicio, estamos al pie del cañón para brindarte la atención. 

El “mercantilismo” me parece que no tiene nada que ver con la salud y mucho menos con el personal. La denigración y la pérdida de valores al gremio es precisamente por ese descomunal sinfín de declaraciones absurdas, sin fundamento, como las que dijo nuestro presidente. Por cierto, demasiado preocupante viniendo del ejecutivo federal, con un nivel de influencia que tiene sobre la población. Es lamentable, nos ofende y lastima a todos, en estos tiempos de crisis, como la que estamos viviendo actualmente de la pandemia, que acaba día a día con la vida de muchas personas, y que a la fecha no tenemos un plan estratégico preventivo con medidas contundentes.

Al jefe supremo lo único que se le ocurre es dividir e incitar al odio con esas expresiones, no basta con pedir “disculpas”, son las mismas que se cumplen al tener un gobierno eficaz que protege y defiende al personal de salud (en nuestro caso, no es así, al contrario, los expone). Estamos en una etapa tensa para todos, que trae mucha violencia al personal sanitario, por lo tal, no fue nada agradable ese comentario, señor presidente ¿Por qué hacerlo si todo el personal de primer contacto son los que se parten el alma y exponen su vida, a pesar de su “austeridad”, y son los que reciben las injurias de las personas? ¿Por qué, señor presidente?

Se han perdido tanto los valores en la sociedad, que cada día se termina con la fe en dos figuras importantes en la comunidad: el médico y el sacerdote, que en la actualidad es lo que se necesita, y usted los descuida. Muchos recordarán a sus pasados familiares, la importancia de mantener el respeto al héroe de la bata blanca, y en el presente se está perdiendo, gracias a un sistema que está siendo amañado por el mismo gobierno. 

Las disculpas no son suficientes, los hechos deben imperar.

*Héctor Rossete?

Es médico mexicano egresado de la Facultad de Medicina por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, autor de “Difalía case report”, conferencista, creador de la unidad básica de prevención a la salud, ejerce la medicina desde el año 2018, actualmente se desenvuelve como médico particular.