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Emprendedores

La pandemia volvió emprendedores a muchas personas que han demostrado que cuando la crisis aprieta sí se puede hacer empresa. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

Emprender un negocio, una empresa, un proyecto no es tarea fácil. Menos en tiempos de pandemias como el covid que ha generado en América Latina y el Caribe la escalofriante cifra de cuatro millones 338 mil 555 casos y 181 mil 735 muertes.

Las redes sociales han jugado un rol protagónico en la expansión de nuevas formas de emprender un pequeño negocio.

Desde las ventas de comida casera, pizzas, refrescos, cerveza artesanal, ropa, juguetes, libros hasta dictar clases de idiomas online u ofrecer servicios médicos a domicilio, enfermería, plomería, electricista, jardinería, masajes o conductores de vehículos, entre otros, ha sido una revolución laboral moderna.

El teletrabajo ha sido una solución. La pandemia rebasó a todos los gobiernos y desde los hogares se viene buscando cómo agenciarse recursos para comprar alimentos, pagar rentas, servicios de internet, telefonía, electricidad y medicamentos.

No todas las personas reciben un pago quincenal. No todos trabajan en el gobierno o reciben ayuda de este. Muchos venden tamalitos, pasteles, panes, aguas frescas, o comidas caseras y los propietarios de motos se han puesto las pilas y han generado su propio sistema de distribución, cobrando por cada entrega.

Miles de empresas o changarros, como les llamó en su tiempo el ex presidente mexicano Vicente Fox, han quebrado y al no poder pagar sus rentas despidieron a sus empleados, y mucha gente se quedó literalmente en la calle.

En ese contexto, salieron muchos microempresarios que hallaron en la pandemia una oportunidad para lanzar sus propios negocios. Y descubrieron que sí se puede. La pandemia volvió emprendedores a muchas personas que han demostrado que cuando la crisis aprieta sí se puede hacer empresa.

Los que se atrevieron a dar el salto merecen un reconocimiento. Millones de personas ofrecen en Marketplace de Facebook, entre otras plataformas, servicios diversos desde venta de arreglos florales, organización de fiestas online, venta de tanques de oxigeno, mascarillas, medicamentos, tés, gimnasios vía internet además de otros servicios.

Millones de personas ahora trabajan por su cuenta. Todo comienzo ha sido difícil. Un alto porcentaje de personas consultadas por este columnista coinciden en que ya no desean tener un trabajo fijo sino emprender nuevas e imaginativas fórmulas que les generen ingresos, les permita ahorrar y tener su propio personal.

Fue en las redes sociales donde muchos se pusieron a prueba. Aprovecharon el Internet, más que para chatear, para hacer negocios, ofrecer servicios al tiempo de saberse dueños de su tiempo y de sus sueños.

Viri y Víctor son dos pequeños micro-empresarios que iniciaron un negocio de venta de sopes en el municipio de San Fernando, Chiapas y ha sido tal su éxito que en tan sólo una semana han quintuplicado sus ventas y ya están viendo como ampliar su negocio, abrir locales y expandirse.

Este joven matrimonio decidió dar el salto en plena crisis pandémica y se atrevieron a invertir en un proyecto llamado De Resopete, una nueva opción gastronómica a un precio súper accesible, higiénico, puntual, preciso.

Súper recomendado.

Los comentarios en las redes sociales son positivos desde la precisión, limpieza, hasta el sabor mágico de sus sopes, una especie de pellizcadas mexicanas que ya se está expandiendo vertiginosamente.

¿Qué los llevó a emprender? Víctor Mijangos explica que la idea nació al ver que a sus amigos y familiares le gustaba la receta de las pequeñas tortillas elaboradas artesanalmente y que eran rellenas de jugosa carne, quesillo, o de champiñones y chorizo, acompañado de salsa verde picosa y cebolla.

Han hecho de este emprendimiento una verdadera fiesta culinaria. Se desafiaron asimismos y en este aprendizaje se sienten orgullosos de trabajar en lo que les gusta.

El temor era fracasar, pero debían  intentarlo. Al menos sacarse la espina de que sí lo intentaron y se fueron un día al mercado a comprar los insumos: carne fresca, verduras y todo lo necesario y con esa visión decidieron probar y comprobar que sí podían competir en el difícil mundo gastronómico.

Ahora les toca tener toda la paciencia del mundo ya que no todos los éxitos son inmediatos y estos deben consolidarse. La clave está en reinvertir las ganancias y geo-referenciar ahora sus locales para que cada vez más gente los visite.

Hoy el servicio es a domicilio pero toca lanzarse al ruedo, al mundo cotidiano y con las medidas de higiene y seguridad sanitarias, consolidar este proyecto que como muchos otros se iniciaron en medio de la peor crisis que haya padecido México.

El sí se pudo es hoy un grito guerrero de muchos emprendedores. Les toca consolidarse y no quedarse sólo en el intento.