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¿Elecciones inciertas?

El coronavirus ya colocó un velo de incertidumbre a las #Elecciones 2021. | José Antonio Sosa Plata,

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Escrito en OPINIÓN el

En el momento crítico que todavía vive el país, tal vez resulta imprudente hablar del tema electoral. Sin embargo, el proceso 2021 está ya en el centro de la agenda política nacional. Y eso que todavía faltan más de once meses para el día de las elecciones. Un día sí y otro también hay noticias que dan cuenta de la relevancia que está adquiriendo dicha contienda.

Mientras unos se han dado cuenta de que la #NuevaNormalidad les ha abierto áreas de oportunidad que no tenían el año pasado, otros empiezan a sentirse preocupados por perder algunos de los espacios que ganaron en años recientes. La lucha por el poder tendrá, a nivel político y mediático, características, retos y expresiones que las generaciones actuales nunca habíamos visto. 

Consulta: Antonio Gutiérrez-Rubí. "Elecciones en tiempos de coronavirus", El País, 20 marzo 2020.

México está hoy frente a unas elecciones inciertas. La pandemia les ha colocado el velo de la incertidumbre que concibió James M. Buchanan, Premio Nobel 1986 en Economía. Con base en su propuesta teórica, podemos afirmar que ni los mejores analistas pueden predecir con exactitud lo que va a suceder ni cuáles serán los resultados finales. 

La incertidumbre es buena para la democracia. Alentará la competencia. Cambiará la forma de hacer campañas. Permitirá el surgimiento de nuevos liderazgos, ya que marginará del escenario a quienes resulten mal evaluados y fortalecerá a quienes hayan gestionado bien las crisis que estuvieron bajo su responsabilidad. Aunque el tiempo es corto, el país está ante la posibilidad de asistir a un nuevo modelo de competencia que no será, necesariamente, entre dos posturas extremas. 

Te recomendamos: Caroll Ríos. "El futuro de la democracia", en Centro para el Análisis de las Decisiones Públicas, Universidad Francisco Marroquín, Guatemala, 31 Mayo 2019.

El covid-19 está dando una fuerte sacudida al sistema político, al modelo económico y a la política social. Pero también a las emociones de millones de ciudadanas y ciudadanos que han sido golpeados por el confinamiento, el miedo y las condiciones de desventaja en la que los ha colocado. La decepción, la angustia, la ansiedad, el sentimiento de impotencia y el enojo son reacciones naturales que traerán importantes costos electorales. ¿Para qué partidos o para quiénes? Tendremos que esperar a que el escenario de la crisis esté más despejado.

Las #Elecciones2021 serán sumamente complejas. Primero, por su magnitud: 15 gubernaturas, la Cámara de Diputados, casi todos los ayuntamientos y 30 congresos estatales. Segundo, por los efectos que tendrán la pandemia, inseguridad y la persistencia de la crisis económica. Y tercero, porque antes o después del 6 de junio se hará la consulta para la revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por si no lo leíste: "Se entiende el hartazgo por covid; pero no se ve para cuando": Juan Ramón de la Fuente.

Por tratarse de elecciones intermedias, la abstención podría ser mayor de lo que ha sucedido en ocasiones anteriores. A menos que el malestar de la población sea muy grande. ¿A quién beneficiaría una baja o muy baja participación en las urnas? La clave estará en el volumen de la abstención y en la percepción sobre la forma en que las autoridades actuales gestionaron las crisis en los tres niveles de gobierno. 

En cualquier caso, la lucha más intensa se dará en el enorme segmento de los indecisos. Si para ese momento la crisis de la pandemia ya está controlada o superada, el escenario será más benévolo para algunos. Si no, se abrirá una enorme ventana de oportunidad para la oposición, que tiene las condiciones y el tiempo para recuperarse mucho más de lo que se imagina. 

Si tomamos en cuenta la correlación de fuerzas antes de la llegada del covid-19 a nuestro país, la balanza estaba inclinada abiertamente en favor de Morena. La tendencia para el 2021 podría seguir siendo favorable al partido en el poder por el diseño de las políticas sociales distributivas, pero el factor crítico de éxito estará en las decisiones finales que tomen los millones de personas fuertemente afectadas durante este año. 

Te recomendamos: "Millones de empleos perdidos en México, la otra cara de la crisis por el Covid-19", France 24, 17 Junio 2020.

Para comprender la variable de incertidumbre electoral, pongamos un ejemplo. La emergencia derivada de la pandemia afectó laboralmente a 12.5 millones de personas, casi el 10% de la población. De esta cifra, más de diez millones trabajan en la informalidad y están enfrentando una crisis grave, sin precedente. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social, la pérdida de empleos formales supera un millón.

Según datos de las Naciones Unidas, las y los trabajadores informales sufrieron “una reducción de sus ingresos del 60% solo en el primer mes de la crisis; las mujeres se han visto especialmente perjudicadas, dado que trabajan en muchos de los sectores más afectados y además soportan la mayor parte de una carga de trabajos de cuidados no remunerados que va en aumento; la juventud, las personas con discapacidad y muchas otras personas enfrentan enormes dificultades; y muchas pequeñas y medianas empresas, que son el motor de la economía mundial, tal vez no sobrevivan”. 

Te puede interesar: "El mundo laboral no puede ni debe ser igual que antes de la crisis": António Guterres, Naciones Unidas, 17 Junio 2020.

¿Cómo estarán anímica y económicamente y cómo reaccionarán las personas afectadas y sus familiares cuando reciban los mensajes propagandísticos de candidat@s y partidos? ¿Se sumarán a la abstención, llegarán indecisos a las urnas o ejercerán un voto diferenciado o de castigo? 

¿Cuál será la reacción de la ciudadanía si durante las campañas y el día de la elección se mantienen los protocolos de distanciamiento social y las medidas de protección e higiene que surjan de éstos? 

Es difícil y prematuro hacer un pronóstico de lo que sucederá debido a que estamos aún en el punto más álgido de la crisis. 

Lo que sí sabemos es que las #Elecciones2021 serán uno de los dos referéndums que tendrá el presidente. Uno con su nombre en la boleta. Otro, con el logotipo de su partido. Pero también será una prueba de confianza para las gobernadoras y gobernadores, para las y los alcaldes, y para los diputados federales y estatales que hoy gobiernan. El reto de todas y todos es que gobiernan en un entorno de inestabilidad y debilitamiento de la cohesión social. 

La emergencia sanitaria potenció las crisis económica, social y de violencia. También cambió el sentido de urgencia en el diseño y ajuste de diversas políticas públicas. Los estragos que covid-19 está dejando en el país ha provocado consecuencias políticas impredecibles y de largo alcance. Sin embargo, también nos ofrece una opción para fortalecer el modelo de equilibrios, frenos y contrapesos que debe tener nuestro sistema político.

Para lograr el objetivo es preciso poner especial atención en los procesos de selección de candidatas y candidatos, en el análisis territorial, en la correcta interpretación del humor social, en las narrativas y en la selección de los temas que se debatirán durante las campañas. Llegó el momento de adaptar estrategias y tácticas no solo por las nuevas necesidades de comunicación del ecosistema actual, sino por el velo de incertidumbre que las crisis le han colocado a la sociedad. 

Las campañas tendrán que adaptarse, entonces, a una #NuevaNormalidad.

Recomendación editorial: Andreas Schedler. La política de la incertidumbre en los regímenes electorales autoritarios. México: FCE, CIDE, 2016.