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El problema del espectáculo

Un verdadero espectáculo sin fondo. | Julio Castillo López

Por
Escrito en OPINIÓN el

Hace muchos años, a finales de los ochenta, Murray Edelman publicó un libro llamado “Constructing the political spectacle” en donde partiendo de la premisa de que las noticias se construyen (no son una serie de hechos), se debe construir también la política como un espectáculo, con sus símbolos y significados propios, con sus pasados significativos, sus esperanzas, sus antagonistas y sus héroes. Construir todo un montaje, construir los problemas para resolver y los enemigos para rivalizar, e incluso analiza los ingredientes necesarios como el riesgo, el sufrimiento y el trayecto que se debe recorrer para que un líder sea considerado como tal… un libro básico de política y de psicología que ilustra la forma, pero no atiende el fondo; ese debe ser el libro de cabecera de los estrategas de la 4T.  Algunos comentarios:

· Todo México sabemos que la 4T es el gobierno de López Obrador. Así lo llama él, así lo reportan en medios, así se refiere al Ejecutivo Federal en el Congreso y así se lo refieren en pláticas las personas comunes. El término cumplió su objetivo y está totalmente relacionada la expresión 4T con AMLO y su gobierno, y aunque el símbolo que carga (esta idea absurda de que es una cuarta transformación y que en México no pasó nada desde la Revolución) no es ni remotamente universal (además de ser mentira) es un elemento del espectáculo. Un elemento exitoso de su espectáculo.

· El avión presidencial es otro símbolo, uno que funciona para los más limitados porque creen que en realidad no usarlo e intentar venderlo es prueba de humildad y honestidad, pero sólo es parte de la escenografía de AMLO. Una parte que se utiliza en el montaje cada vez que es necesario distraer de los malos resultados.

· Las conferencias mañaneras son un símbolo, quizás el más importante del espectáculo de AMLO. En ellas da su opinión de todo, dice quienes son buenos y malos según él, dice las “puntadas” que lo llevan a la coyuntura y un montaje más electoral que gubernamental, sobrevive en popularidad repartiendo culpas de todo lo que ha podido resolver.

· Las estampitas, los anuncios de Profeco, los dichos de anciano, el béisbol, la opulencia de vivir en Palacio Nacional, las entrevistas noveladas, los reporteros que le preguntan estupideces, el Dr. López-Gatell (que tiene mucho de político aplaudidor y poco de científico), Morena, las giras y muchas otras cosas más que vemos de AMLO son espectáculo… nada de lo mencionado ha servido para resolver un solo problema, pero todos lo conocemos… un verdadero espectáculo sin fondo.

La caída del comunismo fue la caída del espectáculo del comunismo. Se había quedado sin alma, estaba moralmente derrotado y había fracasado como sistema, pero el espectáculo se mantuvo a flote un tiempo. Los logros científicos, deportivos, espaciales, culturales e incluso las demostraciones como desfiles militares eran parte importante del espectáculo porque son lo más visible y lo que se esmeraban por hacer visible pero sólo era un cascarón sin nada dentro.

En el espectáculo de AMLO ya no hay nada más. No hay fondo, no hay resultados y la realidad empieza a salir a flote por encima de cualquier discurso o montaje. La ambigüedad (que por cierto también recomienda Edelman) está llegando al ridículo y entre “el PAN militarizó el país” y “la presidenta de la Cámara Laura Rojas, impugnó mi decreto para militar el país”, las acusaciones filtradas de Lozoya -la manzana más podrida del sexenio pasado-, el avión que va y viene, y los muertos que se cuentan en decenas de miles (por pandemia y por inseguridad) el fracaso es evidente, ahora sólo resta ver cuanto tiempo aguanta el espectáculo y que tanto más “espectacular” se vuelve para ganar simpatías.

Por muy buen escaparate que se tenga si no hay nada que mostrar tarde o temprano se notará el vacío.