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El precio de la mediocridad

La incompetencia de Morena ha sido más cara que la corrupción del PRI | Julio Castillo López

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Escrito en OPINIÓN el

Hace muchos años, cuando Václav Havel llegó a presidir la República Checa, dijo que era mejor afrontar la curva  de aprendizaje que soportar un constante sabotaje desde el interior de su gobierno y así eligió cambiar a la gran mayoría de los burócratas y funcionarios públicos. En México pasó algo similar, pero aparentemente aquí además de la incompetencia hay una muy mala intención en el fondo y el boicot es la doble estrategia con la que el gobierno de López Obrador se vende como oposición y como gobierno simultáneamente, con acciones francamente contrarias cuando no contradictorias; algunos ejemplos de ello:

· Cuando el presidente ha culpado a gobiernos anteriores de sus propios fracasos evidencia dos posibles cosas: o no se ha asumido como el gobierno o no ha renunciado a ser opositor, pero no se puede ser los dos. Cuando hizo campaña (y fueron 18 años) contó con un diagnóstico muy certero y fuerte del estado en que se encontraba México y precisamente a partir de dicho diagnóstico hizo las propuestas que lo llevaron a ganar. Culpar al pasado es ser opositor en su propio gobierno.

· El popular caso del T-MEC es un ejemplo más de la falta de oficio político en el equipo de López Obrador; si firmó algo sin leerlo deberían cuando menos de correrlo, pero si sabía y le mintió a lo senadores deberían de procesarlo… en ese afán de quedar bien con el “pueblo” y con los Estados Unidos lo que hay es un mal acuerdo y una terrible confusión de lo que se firmó… el punto es que cedieron autonomía por seguir teniendo tratado; cada quien dirá que le va mejor pero haber firmado cediendo autoridad no es tan malo como mentirle a los senadores y a la población interesada (que somos pocos). Otro caso más de la dualidad de ser el “opositor antiyanqui” o el “presidente agachón con los EEUU”… la oposición o el gobierno.

· En los temas de consultas populares no han dado una tampoco… si en realidad hay un espíritu democrático en el presidente no es necesario hacer espectáculos tan poco representativos para justificar sus decisiones. López Obrador fue electo con una votación democrática histórica y cuenta con la autoridad para tomar decisiones, el problema es hacer consultas ilegales para respaldarse porque hace hueca la autoridad e ilegítima la autoridad que de raíz es legítima.

· El fracaso en materia de seguridad también es un ejemplo de la falta de definición entre ser opositor y ser gobierno; la oposición puede opinar sobre la necesidad de reducir la violencia o criticar la estrategia tomada por el gobierno pero no puede imponer una estrategia; el gobierno en cambio tiene que responder por las mujeres y por la violencia, el gobierno no puede decir que la estrategia es abrazos o que simplemente no hay estrategia porque la sociedad requiere una salida al círculo de violencia y renunciar a resolver (o al menos intentar resolver) los problemas es también renunciar a ser gobierno.

· Otra ambigüedad insultante fue que en el Senado de la República (los de Morena) le rechazaron una iniciativa al presidente; una iniciativa que él mismo envió para quitarse el fuero… la oposición y el gobierno debatiendo en un solo partido, francamente ridículo.

Es muy pronto para creer que los cotos de poder dentro de la administración sean independientes a la opinión del presidente López Obrador y es  muy pronto para pensar que ya hay problemas que decidió ignorar para que enfrente el siguiente gobierno. La incompetencia de Morena ha sido más cara que la corrupción del PRI y ni quiera se ha combatido realmente la corrupción así que podrían ser ambas: corruptos e ineptos.

México no tiene una solución sencilla ni inmediata por mucho que con ejemplos simples intente explicar la realidad López Obrador: ni abrazos para la seguridad ni hoyos para sacar petróleo ni mucho menos obras faraónicas sin estudios previos. La solución es más técnica que política y tiene que ver con voluntad y con sacrificio: voluntad para cambiar y sacrificio de imagen para asumirse como la autoridad al frente.