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El Papa Francisco reivindica la laboral pastoral en San Cristóbal de las Casas

Las cosas cambian, el mundo cambia.

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Escrito en OPINIÓN el

“Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas”: Petición del Papa Francisco a los obispos mexicanos.

 

Era sábado 12 de febrero del año 2000, cuando recibí una llamada de un reportero del periódico El Universal para pedirme una opinión sobre un tema al que consideré entonces intrascendente; se trataba de un asunto que tenía que ver con la Santa Sede, con la Nunciatura Apostólica de hechos ocurridos días antes en la diócesis de San Cristóbal de las Casas, y que todos conocimos porque se difundieron en primera plana de un periódico nacional.

 

Mi opinión se publicó un día después como una breve nota en interiores pero para mi sorpresa generó una fuerte reacción del obispo Samuel Ruiz García. ¡Algo inusitado!

 

¿Qué expresé entonces?

 

Recupero la nota para los amigos de LSR de entonces, y la cabeza de la misma: “Diaconisas, posible error del ex nuncio”.

 

Dice el texto de la nota

 

La salida de Justo Mullor como nuncio apostólico en México podría deberse a que no advirtió al Vaticano, o bien no impidió la ordenación de más de 100 diaconisas en la diócesis de San Cristóbal de las Casas de manos del obispo Samuel Ruiz García, un tema que históricamente no se ha resuelto al interior de la Iglesia”.

 

Agrega la nota firmada por dos reporteros que “de acuerdo con fuentes consultadas en la Iglesia, más que por presiones políticas, la remoción tuvo su base en la ordenación de diaconisas el 23 de enero en el municipio de Huixtán, y al anuncio de la diócesis de que el siguiente paso sería la ordenación de personas casadas”.

 

Y ahí di un modesto comentario que seguramente –me dije entones– lo que hizo ruido fue que los reporteros lo vistieron innecesariamente con un cargo que había tenido años antes en el servicio público.

 

Para el ex asesor de la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Fred Álvarez Palafox, no es descartable esta posibilidad, habida cuenta de que en la Iglesia pesan mucho más las cuestiones de doctrina que las presiones de tipo político”.

 

Y agregué algo muy simple, un texto de la legislación eclesiástica, dije, la legislación eclesiástica “señala que sólo el varón bautizado puede recibir válidamente la ordenación, es decir, hay una condición sine qua non de que solamente un varón puede alcanzar este grado, si bien existe una discusión en el mundo para permitir que las mujeres puedan ser ministras de culto, como ocurre en otras iglesias”. (En la iglesia anglicana aprobaron, en 1989, el acceso al altar de las mujeres, y desde entonces han ordenado cientos de sacerdotisas, incluso hoy hay obispas).

 

“Álvarez Palafox –señala el cuerpo de la nota– reconoció que además de posibles factores políticos, probablemente esa ordenación no haya gustado a la jerarquía en Roma”.

 

Además, añadió, “los obispos conservadores de México podrían haber hecho señalamientos en este sentido, porque una cosa son las cuestiones políticas y otras muy serias para la Iglesia, las cuestiones doctrinales”.

 

Aún más “(Justo) Mullor García tuvo conocimiento del diaconado en pareja el 10 de diciembre de 1998, cuando junto con los obispos Ruiz García y Raúl Vera López visitaron comunidades de la zona norte de Chiapas”.

 

Y por ultima: “En la celebración de una misa, en Bachajón, una pareja le pidió sus buenos oficios para que interviniera ante el Vaticano en la búsqueda de la aprobación de esta figura eclesiástica. Al respecto, Mullor García dijo que la Iglesia católica no permitía este tipo de diaconado pero que estaría pendiente de esta demanda y que la turnaría al Papa Juan Pablo II”. (Hasta ahí la nota)

 

La respuesta

 

Fue contundente. Fueron cuatro puntos que recupero y de alguna manera “le dan la razón“ a Samuel Ruiz García a cinco años de su muerte.

 

¿Que decía el comunicado?

 

Está fechado el mismo día que se publicó la nota en el periódico, leamos:

 

Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, a 13 de febrero de 2000.

 

Ante la nota periodística que aparece hoy en el diario El Universal bajo el título “Diaconizas, posible error del ex nuncio”, considero indispensable hacer los siguientes comentarios y aclaraciones:

 

1. -Es absolutamente falsa la información de la ordenación de cien diaconisas en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Desde el Concilio Vaticano Segundo se restauró en la Iglesia el ministerio de los diacono permanentes casados y, dadas las características del desarrollo eclesial de las poblaciones indígenas en Chiapas, consideramos como un ministerio muy adecuado el diaconado permanente, sacramento que se confiere sólo a varones, pero siempre con el acuerdo y la colaboración de la esposa y la comunidad.

 

2. -Con motivo del Año Jubilar Diocesano tuvo lugar la ordenación de diáconos, preparados durante años de servicio y estudio, en la comunidad de Huixtan; en la ceremonia cada ordenado fue acompañado por su esposa, pero con absoluta claridad de que la ordenación corresponde al varón, según las normas de la Iglesia Católica, a las que siempre nos hemos ceñido.

 

3. -Es inaceptable la interpretación que hace el señor Fred Álvarez Palafox, ex asesor de la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaria de Gobernación, el asociar la falsa información sobre la ordenación de diaconizas con la decisión de la Santa Sede de dar una nueva responsabilidad a Su Excelencia al arzobispo Justo Mullor. Desconocemos la intención del señor Álvarez Palafox y de los reporteros que aluden a "fuentes consultadas de la Iglesia", pero ciertamente en la nota que nos ocupa no sirven a la verdad.

 

4. -El Señor Nuncio Apostólico ha cumplido su tarea respetando la vida propia de cada diócesis y acompañando con atención y respeto los procesos pastorales correspondientes. Tal ha sido su comportamiento hacia la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y le estamos agradecidos por sus  portes iluminadores y fraternos.

 

Atentamente,

+Samuel Ruiz García

Obispo de San Cristóbal de Las Casas

 

¿Qué pasó entonces?

 

Ocurrieron muchas cosas, la primera,  obviamente la salida anticipada del nuncio apostólico de México, duró en el cargo sólo 3 años. Además era obvio que había una fuerte presión para que se fuera del país, pero no necesariamente por el tema de la ordenación de diáconos en Chiapas sino por las presiones del gobierno de entonces, de Los Legionarios de Cristo y del denominado “Club de Roma“ (Así le llamó el sacerdote diocesano Antonio Roqueñí al grupo encabezada por  Girolamo Prigione y del que formaban parte Norberto Rivera Carrera, Onésimo Cepeda Silva, Emilio Berlié y Javier Lozano Barragán).

 

Justo Mullor García fue el segundo nuncio en la historia de México. Llegó en junio de 1997, y tardó un tiempo en presentar sus cartas credenciales. Hubo un incidente que alguien le armó afuera de la nunciatura antes de presentar las cartas credenciales, gobernaba entonces Ernesto Zedillo Ponce de León.

 

A su llegada se describió como una persona que venía a nuestro país como en un 90% pastor y 10% diplomático. De entrada hubo un cambio en la nunciatura, lo primero que hizo fue fortalecer a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y eliminar la dependencia indigna que había creado su antecesor con el poder político, además apoyó el trabajo pastoral de Samuel Ruiz y del obispo coadjutor de entonces, el dominico Raúl Vera. Para ello obviamente limitó al "Club de Roma".

 

El mismo Mullor lo confesó años después en una entrevista  (Milenio semanal, 8 de abril de 2012) a la periodista Eugenia Jiménez Cáliz: “Tan sólo en los primeros seis meses de haber llegado a México me di cuenta de las denuncias en contra del fundador de los Legionarios... Y yo fui quien le quitó la máscara a Maciel”, puntualizó.

 

También enfrentó los escándalos provocados por el ex abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, a quien le solicitó se retractará y pidiera perdón; hizo frente el tema de las narco limosnas y se enfrentó al presidente Zedillo por las agresiones verbales ante los obispos de Chiapas, sobre todo a don Samuel, de quien dijo que esgrimía "una ideología de la violencia".

 

Obviamente ante el primer error debería salir de México y se aprovechó la coyuntura ocurrida en Chiapas.

 

“No le respondí a don Samuel a quien le tenía –y tengo- un enorme cariño; sobre todo porque esa mañana que se publicó la nota recibí una llamada telefónica de un amigo común, un sacerdote -muy cercano a Don Samuel- quien me reclamó amistosamente por mi declaración, argumentando que le estaba haciendo ruido innecesario y me subrayó que quien se beneficiaba con ello era el gobierno de EZPL.

 

Le respondí que don Samuel había sido duro.. Me  pidió que por favor dialogáramos. Semanas después tuve un encuentro personal –muy breve fuera de la Casa Lamm- y aclaramos las cosas. Punto.

 

El error había sido del reportaje del periódico –sobre todo la foto que se publicó-, no de mi interpretación; visto en retrospectiva la historia fue interesante. Mi pecado entonces fue haber opinado sobre lo que leí, vi e interpreté en el reportaje.

 

Y muchas veces lo que se ve, no es.

 

Además modestamente tuve razón, no por el asunto de la ordenación de diaconisas: ¡Obviamente nunca se dio!

 

Yo jamás dije tal cosa sino que comenté que no había gustado a la Santa Sede y a gente de la CEM la ordenación de 100 diacanos indígenas casados. Además, la foto que se publicó hizo ver como que se ordenaban a mujeres -éstas nunca se separaron de sus maridos-; Don Samuel mismo lo reconoció.

 

Meses después la Santa Sede pidió hacer una declaración pública de que las esposas de los diáconos permanentes no recibieron ninguna ordenación sacramental ni son, por lo tanto, "diaconisas". Su papel es apoyar el ministerio de sus maridos y ejercer las tareas apostólicas que el Obispo o el párroco les encomiende, como pueden hacerlo los demás laicos.

 

Fue tal la confusión que en aquel tiempo el pintor Vladímir Víktorovich Kibálchich Rusakov más conocido como Vlady (Petrogrado, 15 de junio de 1920 - Cuernavaca, México, 21 de julio de 2005), pintó un cuadro que denominó precisamente: Diaconisas.

 

Alguien lo debe tener; yo lo vi en una exposición en la Casa Lamm, en la colonia Roma, justo el mismo día que se presentó el retrato que pintó Vlady de Don Samuel.

 

Días después de la nota de El Universal – el 23 de febrero de 2000-, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en colaboración con otros dicasterios donde estaba el cardenal Joseph Ratzinger iniciaron una investigación de la masiva ordenación de diáconos indígenas permanentes por Ruiz García y su Coadjutor Raúl Vera López; meses después la Santa Sede, -20 de junio de 2000- emitió un comunicado del prefecto, el cardenal chileno Jorge Estevez dirigida a don Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas que dice muchas cosas.

 

Ahí les dice que la ordenación de los diáconos “suscitó sorpresa por diversos motivos, entre los cuales el hecho de que en los últimos 40 años se habrían ordenado para la diócesis de San Cristóbal de Las Casas sólo 8 presbíteros frente a algo más de 400 diáconos permanentes”.

 

Por lo que le piden suspender la ordenación de diáconos indígenas permanentes. por un tiempo no breve, a fin de consolidar lo que ya existe...”.

 

También piden evitar “el término de 'diácono indígena permanente', y sobre todo que se haga una declaración pública expresando y dejando claro que 'las esposas de los diáconos permanentes no han recibido ninguna ordenación sacramental ni son, por lo tanto, diaconisas'. Su papel es apoyar el ministerio de sus maridos y ejercer las tareas apostólicas que el obispo o el párroco les encomiende, como pueden hacerlo los demás laicos”.

 

Dice la Santa Sede que aquel 18 de enero del año 2000:

  • “Los obispos que ordenaron no usaron casulla, como litúrgicamente es lo debido;
  • Que los candidatos fueron presentados por personas que no eran sacerdotes;
  • Que en el rito de ordenación de diáconos el obispo celebrante principal es quien hace, y sólo él, la imposición de las manos;
  • Que fue un abuso la imposición de las manos sobre las cabezas de las esposas de los diáconos, creándose así confusión y ambigüedad, como si hubieran sido "ordenadas";
  • En el rito de ordenación diaconal el obispo impone ambas manos sobre la cabeza de cada una ordenado, y no una sola;
  • Que a la imposición de las manos no debe sobreponerse otro rito ni un diálogo;
  • Que conviene analizar otros "signos" empleados para comprobar si tienen o no, elementos sincretistas.

 

Más tarde, el 11 de octubre  la Congregación emite otra declaración en el mismo sentido.

 

Reconocimiento a don Samuel

 

Este lunes vimos en San Cristóbal una ceremonia de reconocimiento a don Samuel, le hubiera gustado verla en vida.

 

En el interior de la catedral de San Cristóbal de las Casas, el Papa jesuita oró frente en su tumba y además lo bendijo. Ello lo eleva de alguna manera a los altares, por lo menos para los indígenas de ese lugar.

 

Cuando los indígenas se dirigieron al Papa Francisco lo hicieron como Tatic… (padre)

 

El tiempo le dio la razón, y tenía que llegar un nuevo Papa.

 

Recordemos que desde aquel conflicto se cancelaron desde Roma la ordenación de diáconos casados. Durante muchos años no hubo ordenaciones. Fue gracias a la gestión insistente de don Felipe Arizmendi como se pudo destrabar que Jorge Mario Bergoglio levantara el veto y se reiniciaron las ordenaciones de diáconos.

 

Este lunes después de la liturgia el Papa donde comió con Sebastián López López, sacerdote tzotzil, Aída Pérez Jiménez, religiosa tzeltal, Miembro de la Caridad de San Vicente de Paul y agente de pastoral en la parroquia de Altamirano; Teófilo Pérez Ruiz, seminarista tzotzil, y miembro de la comunidad tzeltal de Bachajón; Victoria Ruiz González, joven tzotzil, de la coordinación diocesana de pastoral juvenil de San Cayetano;  Carlos Aguilar, catequista tzeltal de Betania, de las Cañadas de Ocosingo; y con Dominga Sántiz, catequista tzeltal, de la Coordinación Diocesana de Mujeres de Oxchuc.

 

Comieron arroz blanco, pollo con champiñones y verduras al horno; alimentos preparados por  María Socorro Arizmendi, Flor Reyes Aparicio y el obispo Enrique Díaz Díaz.

 

Después de la comida, el pPpa fue a ver y orar a la  tumba de don Samuel.

 

Las cosas cambian, el mundo cambia, son como les dijo el Papa a los obispos de la CEM en la catedral metropolitana “no dar viejas respuestas a las nuevas demandas. Vuestro pasado es un pozo de riquezas donde excavar, que puede inspirar el presente e iluminar el futuro. ¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles! Es necesario no desperdiciar la herencia recibida, custodiándola con un trabajo constante…”.