Main logo

El ciego mayor

El final del mandato de López Obrador empezó el día que no vio que la violencia hacia las mujeres se empezó a desbordar. | Julio Castillo

Por
Escrito en OPINIÓN el

No será novedad que confiese que el estilo y velocidad de hablar del presidente López Obrador me resulta sumamente desesperante, supongo que no sólo a mi y que quienes lo rodean deben hacer un esfuerzo mayor para no estar intentando terminar las palabras y las frases que, con toda calma va construyendo. Supongo que también por eso son tan largos y aburridos sus sermones mañaneros; sin embargo, lo peligroso en el caso de López Obrador no es que hable lento, sino que al parecer piensa y actúa de la misma manera.

El caso de lo que se vivió el domingo y lunes pasado amerita respuestas directas e inmediatas, pero es muy claro que, al menos, del gobierno de López Obrador, no vendrán. Algunos comentarios:

·         Las mujeres demostraron su punto y nadie lo debería de ignorar, pero la respuesta de López Obrador es que todo seguirá igual y que se aferrarán más a su plan inicial. Que todo el movimiento son “los conservadores” para desestabilizar su gobierno… y esta visión en la que todo pasa para afectarlo o para beneficiarlo; la idea en sí de que es el centro de todo no es nueva. En abril de 2005, frente a la muerte del Papa Juan Pablo II criticó que los medios le pusieran atención a tal noticia y le restaran espacios a su desafuero… También hace unos días dijo que los padres de los niños con cáncer eran un “grupo de choque”.

·         Respecto a la marcha criticó la violencia, y frente al paro del lunes decidió darle la vuelta al tema… Hay un cambio de paradigma y es muy tonto de su parte no darse cuenta y no responder rápido, y por cierto no cuenta como responder culpar a las mujeres de estar en su contra, a los “conservadores”, poner a las mujeres de su gabinete a hablar por él o peor aún, ponerse (o poner a alguien más) a definir quién puede y quién no puede ser feminista.

·         La violencia no creo que sea tema y no es lo que preocupa en el fondo. Si pintaron monumentos no será novedad; lo preocupante fue la ausencia y la evidencia de que algo debe cambiar ya. El pensador Slavoj Zizeg (que supongo habrá leído López Obrador por el tipo de filósofo que es) afirma (de forma muy disruptiva) que fue mucho más violento Gandhi que Hitler porque el primero sí logró una revolución y un cambio permanente; el segundo sólo un mal recuerdo. El problema no son las pintas o la mujer que aventó una bomba molotov; el problema es no ver (o negar) el problema y la protesta auténtica y justa que se llevó a cabo el domingo y el lunes.

·         Por otro lado, ¿cómo es posible que se atreva a ponerse de ejemplo como opositor subiéndose a camiones y repartiendo volantes de forma pacífica? ¿En serio cree que el asunto de las mujeres es un asunto de oposición a él o que las cosas van a cambiar si las mujeres se suben a los camiones y entregan volantes? Estamos hablando de alguien que llegó a la política nacional a partir de quemar pozos petroleros y que paralizó Reforma durante más de un mes por sus ambiciones personales, y estamos hablando de una causa que comparten la mayoría de los ciudadanos (mujeres y hombres), no verla y no atenderla es un verdadero absurdo… hasta por supervivencia la debería ponderar.

La historia está llena de ejemplos de mandatarios que por negarse a ver la realidad fueron derrocados. No creo que se deba pensar en remover a un presidente antes de que concluya su periodo constitucional por ningún motivo, pero el final de su mandato empezó el día que no vio que la violencia hacia las mujeres se empezó a desbordar.