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¿Dónde opera la delincuencia organizada?

La delincuencia ha adquirido distintas formas para hacerse presente en México.

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Escrito en OPINIÓN el

Imposible entender la violencia desatada en nuestro país en la última década si no se considera a la delincuencia organizada como un actor y elemento clave que transformó el mapa de la incidencia delictiva y la calidad de la violencia a lo largo del territorio nacional.

Baja California, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas son algunas de las entidades donde la comisión de delitos violentos suele ser asociada a la actividad de cárteles dedicados al narcotráfico.

Sin embargo, en estos últimos años, hemos visto dos fenómenos igualmente nocivos para entender con detalle cómo se manifiesta en el país el comportamiento de la delincuencia y se ejecuta el ejercicio de la violencia: desde culpar al narcotráfico de toda manifestación delictiva, hasta negar su presencia, a pesar de que los indicios o evidencias apunten a lo contrario.

Si se quiere combatir con eficacia la violencia es importante identificar que hay manifestaciones de ésta que están relacionadas con otras formas de incidencia delictiva, con fenómenos sociales que van desde el hacinamiento, la desigualdad y la dependencia de sustancias, hasta la violencia intrafamiliar.

Apresurarse a calificar un homicidio como un ajuste de cuentas ni permite el acceso a la justicia para las víctimas, ni fortalece el Estado de Derecho, y simplemente coadyuva a la disuasión de otros delitos".

Sin embargo, parece que es costumbre de muchas autoridades a lo largo del país obviar las investigaciones y calificar un delito bajo el paraguas de que es un hecho relacionado con la acción y las pugnas de la criminalidad organizada por controlar territorios, como si de esta manera se justificara el hecho o fuera menos grave.

En contraste, otras autoridades niegan sistemáticamente la presencia de delincuencia organizada en sus entidades, sin importar cuántos homicidios parezcan ejecuciones, cuántas redes de trata operen, cuántos grupos laven dinero o cuántas bandas de narcomenudistas día a día inunden las calles de drogas.

Este es el caso de la Ciudad de México, una entidad donde restauranteros de colonias como Polanco o Condesa señalan casos de extorsión presencial, comúnmente conocidos como cobro por derecho de piso, y la autoridad responde que en realidad son bandas de imitadores; donde narcomenudistas son privados ilegalmente de la libertad y desaparecidos por bandas rivales y la autoridad lo remite a un caso de rencilla; donde las agresiones parecen ajustes de cuentas que se clasifican como venganzas personales; donde las redes de delincuentes dedicados a la trata de personas tienen conexiones nacionales e internacionales o donde la venta de productos ilícitos -armas, piratería, drogas, animales exóticos- es sabida por autoridades, medios de comunicación y sociedad, sin que esto genere una respuesta del Estado para su combate.

Tampoco el hecho que en la Ciudad de México se haya dado la detención de capos del narcotráfico ha servido para que la autoridad reconozca el problema bajo el argumento que "aquí sólo vienen a lavar dinero", olvidan que para lavar también se requieren redes y ese lavado tiene consecuencias, que en ocasiones suelen ser violentas.

Negar la presencia de delincuencia organizada es no querer combatir un problema, implica errores potenciales en el establecimiento de políticas de seguridad y justicia y una falla en la rendición de cuentas".

Las evidencias de lavado de dinero, elección de representantes populares por canales democráticos ligados al narco, corrupción y colusión de autoridades y delincuentes nos llevan a afirmar que la delincuencia organizada opera en todo el país, aun cuando sus formas sean diferentes.

Otro estado donde existen evidencias de una fuerte penetración de la delincuencia organizada es Quintana Roo, entidad clave para generar grandes recursos al país.

En lo que va del 2017 la evidencia de la operación de la delincuencia ha marcado a Cancún y Playa del Carmen, destinos preferidos por el turismo nacional e internacional.

En este sentido, quizás lo único que hay que tener presente es que la delincuencia organizada está como si fuera un camaleón, ha adquirido distintas formas para hacerse presente en nuestro país.

No obstante, tampoco todo el problema de seguridad entra en el cajón de la delincuencia organizada, a pesar de que su presencia es innegable de alguna manera en las 32 entidades federativas. Entender cómo opera es necesario si se busca limitar su capacidad de dañar a la sociedad.

En la medida en que las áreas periciales de las procuradurías y fiscalías generales del país sean capaces de investigar; que la corrupción se combata; que se mejoren la capacitación, insumos, salarios y prestaciones de policías, peritos y ministerios públicos; que las autoridades reconozcan el problema y tengan la voluntad política de atenderlo; los mexicanos podremos contar con mejores diagnósticos que lleven a políticas públicas eficientes y eficaces para que la seguridad ciudadana, el acceso a la justicia y el respeto a los derechos humanos sean una realidad.

@frarivasCoL

@ObsNalCiudadano