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Del bienestar al malestar, la paradoja

El bienestar ha pasado de ser un término que designa a una política, a convertirse paulatinamente en una propaganda. | José Roldán Xopa

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Escrito en OPINIÓN el

Se está ante una paradoja cuando se expresa un juicio que expresa una contradicción. Entre las paradojas están aquellas que expresan un resultado adverso al que se busca. Este es uno de los signos de parte de la política social; las políticas para el bienestar crean una peor situación.

El “bienestar” es uno de los principales estandartes de este gobierno, sin embargo, varios indicadores muestran merma en las condiciones de ciertos derechos sociales, como lo es el acceso a los servicios de salud.

La promesa por demás ambiciosa fue la de tener servicios de salud equiparables a los de los países nórdicos. Se pretendió hacerlo a partir de la destrucción del Seguro Popular. “No es ni Seguro, ni Popular”, decía la efectista frase que justificó la creación del actual INSABI. La creación no estuvo exenta de dificultades aun al seno del equipo. Asa Cristina Laurell entonces Subsecretaria de Salud expuso lo que a su juicio constituían razones por las que las propuestas del Secretario de Salud y el Director del INSABI impedían tener una visión de futuro. 

El fracasado sistema de compras centralizadas no solamente fue la razón para la renuncia del primer Director del IMSS, sino el desabasto de medicamentos en el sistema nacional de salud pública. Acudir a un órgano especializado de la ONU para adquirir medicamentos mostró la falta de capacidades de la nueva administración para enfrentar en el camino sus errores de origen.

A la mitad de la Administración y en plena tercera ola de la pandemia de covid-19, según datos del CIEP el gasto de bolsillo en salud subió 40%, dentro de los cuales el destinado a medicamentos fue el más alto (68%). https://ciep.mx/interrupcion-de-los-servicios-de-salud-por-covid-19-implicaciones-en-el-gasto-de-bolsillo/ . Afirmaciones tajantes como las que anuncia el presidente, en el sentido de que en la pandemia ninguna persona se quedó sin hospitalización cuando la necesitó, pero que es desmentida por los testimonios que de manera más o menos cercana nos han llegado, muestran que el bienestar ha pasado de ser un término que designa a una política, a convertirse paulatinamente en una propaganda. 

Así las cosas, tener servicios como los de Suecia y Dinamarca suenan irrealizables. Las razones son diversas y van más allá de reformar la ley para establecer la prestación gratuita de los servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados que requieran las personas, aun de aquellas sin seguridad social. El voluntarismo y la propaganda que al parecer tendrá un uso más intensivo, muestran en el fondo una de las carencias más severas que las fuerzas actualmente en el gobierno federal, pero también compartida por la oposición: la ausencia de capacidades reales para definir e implementar políticas públicas.

Lo anterior va más allá de las consignas, la propaganda de los partidos, la ideología y los ofrecimientos de los políticos. Tiene que ver con las capacidades de los aparatos de los partidos. ¿Para qué se capacitan los partidos? ¿En su seno se discute, analiza, investiga y se formulan alternativas para resolver problemas como el cambio climático, la inseguridad, la energía y el medio ambiente, la salud pública, los desastres naturales? ¿Forman cuadros capacitados para formular las grandes líneas de gobierno a propósito de tales cuestiones?. O bien, son aparatos destinados a ganar elecciones, pero que si lo hacen comienzan a improvisar a quienes ocupan cargos de responsabilidad, a ocupar los cargos públicos como si se tratara de un botín y  buscar culpables de lo mal de la situación o pretextos cuando sus  ofrecimientos no se realizan.

Que los ofrecimientos para conseguir bienestar no resulten y que, paradójicamente, se esté peor que aquello que se critica, tiene una diversidad de razones, pero entre ellas está sin duda las capacidades de gobierno de las alternativas políticas.

A mitad de sexenio, en el  momento previo a la rendición del tercer informe de gobierno, en el que comienza el declive de poder del actual mandatario y en el que se volverá más presente el tema de la sucesión y de la formación de alternativas para la elección del 24, bien vale la pena pensar en la calidad del gobierno y cómo hacerla posible.