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Culiacán, entre el deshonor y muerte

En el gabinete de seguridad es nulo el trabajo de inteligencia, y no hay coordinación entre las instituciones. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

Después de lo acontecido el jueves 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, donde se desató el caos tras el fallido operativo de captura y ejecución de una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos de Norte América contra Ovidio Guzmán López, pudimos observar que en el gabinete de seguridad federal no existe coordinación, no hay trabajo de inteligencia, hay falta de información, se trabaja con improvisación y se miente. Esto lo pudimos comprobar con las diferentes versiones que dieron desde la noche del jueves 17 hasta las ultimas noticias, que conocimos el viernes 18 de octubre, queriendo engañar a la sociedad y a los medios comunicación, con una versión simplista de que un grupo de militares haciendo trabajo de patrullaje de rutina fue agredido y terminó con la detención de cuatro personas. De esas cuatro personas, uno de los detenidos era Ovidio Guzmán López. Al día siguiente el presidente de la república en su conferencia mañanera desmintió a su gabinete de seguridad federal, y en específico a su vocero el Secretario Alfonso Durazo Montaño, dando a conocer que sí fue un operativo, que él mismo fue con la intención de detener por una orden de aprehensión a Ovidio Guzmán López con fines de extradición a nuestro vecino del norte, que se tomó la decisión de suspender las acciones y no continuar con la aprehensión del objetivo para evitar el derramamiento de sangre de la población.

Al día siguiente, cuando el gabinete de seguridad federal fue cuestionado en Culiacán, Sinaloa, respecto a las aclaraciones del presidente de la república, el secretario Durazo Montaño se justificó declarando que era la información con la que contaban en el momento, dando paso al General Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, quien leyó un comunicado con la narrativa de lo acontecido según datos del personal militar el jueves 17 de octubre en la ciudad de Culiacán. Al recibir las preguntas de los periodista ahí presentes, manifestó que existieron graves errores en la ejecución del operativo, el cual fue fallido, precipitado y mal organizado, que el personal ministerial militar actuó de forma precipitada con el interés de obtener resultados sobresalientes, tomando decisiones sin consultar con la cadena de mando. Asimismo, el secretario Durazo Montaño trató de justificar el fracaso del operativo montado con palabras de abogado chicanero, como detención y retención, justificó que no se llevó acabo la aprehensión por que nunca llego la orden de cateo necesaria para ingresar al domicilio del objetivo a detener. En la misma conferencia se confirmó lo que yo mencioné y aseguré horas antes en las redes sociales: el hecho de que hubieron ataques a instalaciones militares, entre ellos a la unidad habitacional militar 21 de marzo donde viven las familias de los militares apostados en Culiacán, Sinaloa; también confirmó que hubo personal militar secuestrado, vehículos militares tomados y utilizados por los miembros del crimen organizado en sus recorridos por la ciudad, así como armamento de la secretaria de la defensa desaparecido.

El mismo día pero alrededor de las 14:00 horas José Luis González y Juan Pablo Badillo, abogados la familia Guzmán, manifestaron que Ovidio Guzmán López sí estuvo retenido por cerca de cinco horas por elementos militares, agradecieron al presidente de la republica que los elementos militares no torturaron a su cliente, ni le aplicaron la ley fuga como pasaba en administraciones anteriores, que su cliente fue liberado cerca de las 20:30 horas del jueves 17 de octubre.

Después de analizar todo lo acontecido puedo concluir que el gabinete de seguridad federal mintió en repetidas ocasiones a la sociedad mexicana y a los medios de comunicación, ya que es inverosímil pensar que las diferentes versiones que se dieron durante los dos días fueron por no tener información. Suponiendo que buera sido así, sin conceder que fuera cierto, sería suficiente para que el gabinete de seguridad federal presentara su renuncia con carácter de irrevocable por demostrar su incapacidad para ocupar su cargo, demostrando improvisación, falta de estrategia y desconocimiento total de temas de seguridad. Se demostró que la falta de coordinación impera en las diferentes instituciones de seguridad del país, que no se tiene la humildad para reconocer errores, y que es más fácil culpar de esos errores de planeación a sus subordinados, aplicando la máxima de que el que manda no se equivoca y si lo hace siempre encontrará a quien culpar.

En cuanto a los errores del mando, donde quedó de manifiesto las fallas en el diseño del operativo de alto impacto, me pregunto ¿serán los elementos militares subordinados los que pagarán las culpas con procesos del orden militar y federal por delitos como, traición a las Fuerzas Armadas Mexicanas? sancionado por el artículo 275 Ter. Fracción XI del Código de Justicia Militar que a la letra dice:

Art.275.- Se sancionara con pena de prisión de quince a sesenta años y baja de las Fuerzas Armadas que corresponda, al militar que:

Fracción XI.- Ponga en libertad a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa, o proteja o facilite su fuga.

De igual manera, el código penal federal en su apartado contra la seguridad pública, de la evasión de presos, el artículo 150 que a la letra dice: “Se aplicaran de seis meses a nueve años de prisión al que favorezca la evasión de algún detenido, procesado o condenado. Si el detenido o procesado estuviese inculpado por delito o delitos contra la salud, a la persona que favoreciere su evasión se le impondrá de siete a quince años de prisión, o bien, en tratándose de la evasión de un condenado, se aumentaran hasta veinte años de prisión.

Si quien propicie la evasión fuese servidor público, se le incrementará la pena en una tercera parte de las penas señaladas en este artículo, según corresponda. Además será destituido de su empleo y se le inhabilitará para obtener otro durante un período de ocho a doce años.”

¿Será acaso que se sacrificará al personal militar que cumplió la misión con la mejor de sus capacidades a la orden encomendada? ¿Será que por cuidar y proteger la imagen de la secretaria de la defensa y el buen nombre de sus comandantes los subordinados tendrán que pagar sus errores? Les recuerdo que un buen líder debe demostrar interés personal por cada uno de sus elementos, es leal con todos, tanto con los subordinados como con los superiores, asume la responsabilidad y no culpa a otros, ya que la lealtad empieza de arriba hacia abajo.

Dentro de las Fuerzas Armadas, los líderes aplican con exactitud los deberes de un comandante y toman decisiones duras, asumiendo la responsabilidad de los buenos o malos resultados, como ejemplo la conducta honorable de que un capitán que se hunde con su barco y no se escudan con el sacrificio de un subordinado para evitar ser sancionados.

La cofradía del poder, junto con su complejo de inferioridad, piensan que la tropa y los oficiales no pueden pensar, ni opinar, a pesar de que estén actuando erróneamente, esto debe evolucionar. Se requiere que diversas áreas mejoren a la par de los ejércitos del mundo, estar sentado en un escritorio no significa ser operativo conjugado con la parte operacional.

De acuerdo con datos estadísticos, las Fuerzas Armadas han sufrido 128 agresiones, al realizar funciones de seguridad pública en lo que va del año, a pesar del reforzamiento de 70,920 elementos militares y policías federales, que han sido comisionados en la Guardia Nacional en todo el territorio. Se han utilizado 6 mil efectivos en tareas de reforzamiento de la seguridad de los ductos propiedad de Petróleos Mexicanos y su inoperante Subdirección de Salvaguardia Estratégica, parecieran que son robots y no seres humanos, ¿Cuándo duermen? ¿Cuándo comen? ¿Cuándo ven a sus familias? De ahí nace la sensibilidad del ser humano. Debemos ponernos en las botas de esos soldados que cumplen su deber hasta nueva orden.

Mi más sentido pésame a los familiares del Soldado Veracruzano Alfredo N. N., de 26 años de edad, que por graves errores en el ejercicio del mando falleció en cumplimiento de su deber, dejando dos niños huérfanos menores de siete años, que tendrán que vivir sin su padre por culpa de que quien diseño el operativo no tenía la capacidad para hacerlo. Asimismo, mi solidaridad con las familias de los elementos militares que han tenido que abandonar las unidades habitacionales militares ante la falta de seguridad de las mismas y el temor a ser nuevamente agredidos en su integridad física.

No se puede tapar el sol con un dedo, la realidad es que quisieron encumbrar a la Guardia Nacional, para que se llevara el mérito de la aprehensión de un objetivo primordial para las autoridades norteamericanas, sin contar con la reacción que tendría el cartel del pacifico (cartel de Sinaloa), por lo que se vio la improvisación del gabinete de seguridad. Como siempre lo he dicho, les falló la planeación en el papel. Quien desde la comodidad de su escritorio diseña las operaciones, no tiene la sensibilidad ni la experiencia para entender lo que pasa en la realidad de las calles del país. En papel, por supuesto que treinta y cinco elementos bastan para detener el objetivo primordial de uno de los carteles más poderosos del mundo, sin necesidad de montar un operativo previendo la reacción de ese grupo del crimen organizado. Las fallas son culpa del mando, ya que es quien debe prever cualquier situación futura e inminente.

Con las fallas en Culiacán, Sinaloa, se dejó de manifiesto que el gabinete de seguridad miente, es nulo el trabajo de inteligencia, y no hay coordinación entre las instituciones; que no importara que los soldados, marinos y guardias nacionales, tengan la capacidad y entrenamiento para hacerles frente, ya que mientras la estrategia falle y sea nula, su esfuerzo y sacrificio jamás se verá reflejado.

Qué tiempos aquellos en que el General Secretario de la Defensa Nacional Antonio Riviello Bazán iba a las bases de operaciones en el estado de Sinaloa, con tormenta, mojándose, llenos de lodo y así junto con el comandante de Región, compartían pollos en Navidad y Año Nuevo con su tropa como la llamaban, ya que para esos generalotes lo más importante era la tropa y los oficiales, ya que son la base fundamental del Ejercito Mexicano.