Main logo

Cuándo se arruinó el país

Sólo una verdadera tragedia llevaría a pensar que el régimen pasado era mejor pero esa tragedia ya está pasando. | Julio Castillo

Por
Escrito en OPINIÓN el

Recortes y más recortes. No hay becas, no hay dinero para cultura o para deporte, la Cámara de Diputados y todas las secretarías de estado en austeridad total, no hay medicinas, no hay doctores ni quirófanos porque se recortaron salarios y servicios, tampoco hay estancias infantiles, proyectos de atracción turística o seguridad. Cerraron hospitales y clínicas, los sectores totalmente paralizados son salud, cultura, deporte, turismo e infraestructura. La violencia, el desempleo y la inseguridad en sus peores momentos de la historia (al menos desde que se mide). Nadie puede ganar más que el presidente en una mañosa interpretación de lo que gana el presidente (el presidente no paga nada de su salario; ni renta, ni agua, ni luz, ni gasolina y ni siquiera la colegiatura de su hijo), no hay lujos en ningún lugar del gobierno y aún así la economía, la seguridad y todo lo que depende del gobierno ha empeorado… ¿qué están haciendo que tienen que seguir buscando culpables y no han logrado en seis meses hacer nada positivo?

Peña Nieto fue un pésimo presidente por muchas razones, pero nunca se le fue de esta manera el país de las manos. Llevó una presidencia repleta de escándalos de corrupción, pero no adjudicaron directamente más del 70% de lo que se debió licitar como ahora… no hicieron obras en contra del sentido común sustentándose en capricho u ocurrencia como ahora… en pocas palabras no debería volver a existir un régimen como el de Peña, pero era mejor… no era nada bueno en la relación con Trump, pero al menos no tenía que regalar el dinero de los mexicanos, militarizar la frontera y criminalizar la migración. Sólo una verdadera tragedia llevaría a pensar que el régimen pasado era mejor pero esa tragedia ya está pasando. Ni economía, ni desarrollo, ni seguridad, ni educación, ni combate a la corrupción… nada ha mejorado y era difícil hacerlo peor que el sexenio pasado. Hoy se ven con nostalgia los días de Calderón y su guerra contra el narcotráfico porque había más seguridad y las cosas funcionaban, pero ahora Calderón, en su tradición egocéntrica y soberbia promueve dividir a la oposición con un nuevo partido en el que pueda mandar, en lugar de sumarse al partido democrático que lo hizo presidente y en donde su voto es uno más.

No se trata de derechas o de izquierdas, o de neoliberales conservadores o chairos y fifís. Se trata de que las cosas van mal en todos los sentidos y ya estamos a 0.5% de una recesión económica, y a pesar de los recortes y austeridades no se ve a dónde ha ido todo ese dinero ¿Son los programas clientelares que han implementado y que presumen en las conferencias mañaneras en número de afiliados? ¿Es la corrupción de los aliados del gobierno que se han llevado todos los contratos por adjudicación directa?

Ojalá empiecen a resolver algo al menos. Lo de Trump es triste y humillante pero tampoco había muchos caminos que tomar, en cambio en los errores del aeropuerto, de Dos Bocas, de los recortes a salud, de que es más conveniente ser “nini” que promedio de excelencia o deportista que nos represente, las corruptelas de las adjudicaciones y la seguridad son cosas que sí se pueden cambiar con tantita voluntad. Necesitamos a un presidente que se dedique a ser presidente y no un animador de campañas como bien lo describiera Germán Martínez el 10 de agosto de 2006. Se acabaron las excusas y la repartición de culpas, ser el líder de un país es asumirse como responsable de todo y de todos, y qué falta hace un buen líder; alguien que no esté buscando a quién culpar y que se ponga al frente para resolver.

Decía Carlos Castillo Peraza que no se le debía de atribuir a la maldad ajena lo que se pudiera explicar por la estupidez propia…