Main logo

“Convertirse en Beauvoir”, una nueva biografía

Para quienes somos lectoras/es casi fanáticas/os de Beauvoir, cada publicación que lleva su nombre es como un imán impostergable. | María Teresa Priego

Por
Escrito en OPINIÓN el

En el verano de 2019, la filósofa inglesa Kate Kirkpatrick (Universidad de Oxford), publicó la biografía "Becoming Beauvoir", ahora recién publicada en castellano por Paidós. Simone de Beauvoir murió en 1986. Cuatro años después, Deirdre Bair, (biógrafa también de Anaïs Nin, Samuel Beckett, Jung), publicó su biografía autorizada. Viajó muchas veces a París, entrevistó a Beauvoir, a sus amigas/os, a sus alumnas/os, recorrió sus calles y sitios preferidos. Analizó detalladamente su trabajo autobiográfico, sus aportaciones a la filosofía y desde allí, a los movimientos de mujeres. 

Murió hace un mes, Deirdre Bair, en su casa en Connecticut. Una mujer inolvidable.

Tuve la oportunidad de conocer a Deirdre en París, poco después de la muerte de Beauvoir, fue muy generosa con su tiempo y me permitió acribillarla con preguntas, en ese momento trabajaba la biografía y continuaba haciendo entrevistas para afinar detalles. Conoció al escritor Jean-Claude Courchay (papá de mi hijo mayor, la conocí por él), por su larga amistad con Beauvoir, y lo entrevistó en varias ocasiones. La fascinación de ambos y su lealtad hacia Beauvoir eran hipnóticas. Lectora casi febril de Beauvoir desde mi adolescencia, me bebía sus palabras. Cuántas enseñanzas, cuántas copas de vino, cuántas horas. Visitamos juntos un lugar de peregrinaje: la tumba de Beauvoir y Sartre en Montparnasse. Beauvoir vivió por muchos años, justo enfrente.

Una excelente biografía en su momento, y acoto de esta manera, porque si bien sigue siendo una obra imprescindible para entender y intentar aprehender la personalidad y las aportaciones de Beauvoir, diversas publicaciones después de su muerte dejaron claro que, en vida, hay demasiadas cosas que Beauvoir eligió no decir. Autorizó, sin embargo, a Sylvie Le Bon, su compañera e hija adoptiva,a publicar después de su muerte textos inéditos como "Cuadernos de juventud", "Diario de guerra" y partes muy importantes de su correspondencia. Una bomba colocada a mitad de la mesa. Las publicaciones suscitaron oleadas de escándalo, desilusión, rabia. Tanto en personas muy cercanas a Beauvoir, como en sus lectoras/es. Deirdre misma, en algún momento, se sintió devastada. Ciertas "revelaciones" hacían temblar la certidumbre de una Beauvoir feminista, a la manera en la que la habíamos imaginado. 

Quedó claro que Simone de Beauvoir escamoteó vivencias esenciales en su vida, como sus relaciones amorosas con mujeres, sus (después tan célebres) tríos con Sartre, la importancia de su vínculo con Jacques Laurent Bost, la manera en la que se sostuvo el "pacto" entre ambos filósofos, con mucha frecuencia, a costa de otras personas. Beauvoir especificó en su biografía que, "no lo diría todo". Sin embargo, las publicaciones posteriores a su muerte provocaron una sensación de traición y de engaño.

Bianca Lamblin, su ex alumna, amiga y pareja sexual (también de Sartre), publicó "Memorias de una joven perturbada", ("Mémoires d'une jeune fille dérangée"), juego de palabras con el título del primer tomo de la biografía de Beauvoir "Mémoires d'une jeune fille bien rangée". Con un dolor inmenso escribe el daño que le causó la relación a tres y su enorme desilusión, cuando leyó la manera en la que Beauvoir se expresaba de ella en sus cartas a Sartre. 

Treinta años y cientos de páginas ya publicadas después, la biografía de Kate Kickpatrick no está llena de revelaciones, para quienes hayan seguido con detalle todo lo que se publica alrededor de la autora de "El segundo sexo". Es, sin embargo, un recorrido muy interesante para quienes no. También suma la información que nos ofrece la correspondencia de Beauvoir con el cineasta Claude Lanzmann ("Shoa"), accesible apenas en 2018 y que devela las intensidades de un vínculo que duró siete años, además, con un dato raro en la vida de Beauvoir: fue el único hombre con el que vivió bajo el mismo techo. Y al que le permitió tutearla.

A la muerte de Sartre, Lanzmann fue director de la revista "Les Temps Modernes". Quiso publicar en Francia las cartas que le escribió Beauvoir, pero no fue posible por un conflicto con Sylvie por los derechos de autor (para la ley francesa las cartas son de quien las escribe, no de quien las recibe). El reproche del cineasta: "Sylvie quiere desaparecerme de la vida de Beauvoir". Ya era un hombre muy mayor, murió en 2018 a los 92 años, no estaba dispuesto a permitirlo. 

En tiempos de cuarentena, cuando vivimos el no acceso a las librerías, la publicación ebook de las versiones inglesa y castellana de "Becoming Beauvoir", es un regalo. Cada vida como un inmenso rompecabezas cuyas piezas nunca terminan de acomodarse. Para quienes somos lectoras/es casi fanáticas/os de Beauvoir, cada publicación que lleva su nombre, cada publicación que habla de ella, es como un imán impostergable. A pesar de sus hondas contradicciones y también con ellas, Simone de Beauvoir transformó la vida de millones de mujeres en el mundo. Fui una de ellas. Se derrumbó el mito de "la mítica" pareja de Sartre y Beauvoir, hace ya mucho. Ese derrumbe nos mostró una Simone más entrañable, más desesperada, más, mucho más cercana.

Y, de todas maneras, para cuando tantas ilusiones de sus lectoras/es estallaron, porque ella así lo decidió al autorizar las publicaciones post mortem, ya sus palabras, su vida, su obra... nos habían acompañado durante la adolescencia y nuestros años veintes. Nos formaron. Me pregunto si alguna vez se apagará nuestra sed de Beauvoir. Creo que no. Ni de Beauvoir, ni de su generación, ni de ese París tan fascinante que fue el suyo.