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OPINIÓN

Congresos paritarios

En la elección del pasado domingo 1 de julio, se aplicó por primera vez el principio de paridad para la integración del Congreso de la Unión. | Carla Humphrey

Escrito en OPINIÓN el

La reforma constitucional en materia política y electoral fue aprobada y publicada en 2014, por lo que únicamente en la elección intermedia de 2015 había probado su eficacia para integrar más mujeres a la Cámara de Diputados. La elección de 2015 permitió un avance sustancial en el número de mujeres que integraron la Cámara de Diputados, ya que por primera vez ocuparon las curules más de 200 diputadas y aumentó cinco puntos porcentuales su participación alcanzando el 42.6 por ciento. Con la aplicación del principio de paridad esta Cámara contó con 213 diputadas, mientras que en la composición anterior, cuando aún no se incluía el principio de paridad en nuestra Constitución, 185 mujeres alcanzaron una curul.

La elección sexenal de la Cámara de Senadores no había permitido la aplicación del principio de paridad en su integración por lo que estaba muy rezagada respecto a la incorporación de mujeres en su composición, con un porcentaje 32.8 por ciento.

La composición 2018-2021 del Congreso de la Unión casi alcanza la paridad. La Cámara de Diputados se integrará por 49 por ciento de mujeres, que ocuparán 241 de 500 curules, avanzando 6 puntos porcentuales; mientras el Senado de la República incorporará 48 por ciento de mujeres, con un avance de casi 17 puntos porcentuales respecto a la integración anterior, que ocuparán 63 de 128 senadurías.

La eficacia de la aplicación del constitucional de paridad se replica en los Congresos estatales en los que en términos generales, la participación de mujeres llega al 46.6 por ciento en las diputaciones de mayoría relativa, con especial relevancia en los congresos de Chiapas, la Ciudad de México, el Estado de México, Querétaro, Tabasco, Veracruz y Yucatán en los que más mujeres ganaron su diputación en las urnas.

Por otra parte, de confirmarse por el Tribunal Electoral el resultado de la elección en Puebla, dos mujeres acompañarán a la única mujer que hoy ejerce el poder ejecutivo en una entidad federativa. Sonora, la Ciudad de México y Puebla estarían gobernadas por mujeres.

El avance es innegable también en los ayuntamientos, en los que el dato de la elección anterior arrojaba cifras cercanas al 12 por ciento de participación de mujeres en este orden de gobierno. En varias entidades rebasa el 30 por ciento de integración de mujeres, pero habrá que esperar que las autoridades jurisdiccionales resuelvan los juicios que se presentaron.

Por capricho de los legisladores, más que por algún argumento jurídico que sostenga esta determinación, los legisladores que integraban el Congreso de la Unión en 2014, excluyeron la aplicación del principio de paridad para la integración de los ayuntamientos, por lo que es precisamente en este orden de gobierno en el que encontramos mayor rezago en la presencia de mujeres en el espacio público. Las autoridades electorales tuvieron que implementar una serie de acciones afirmativas que aseguraran una mayor presencia de mujeres en estos espacios.

La paridad es hoy una realidad cuantitativamente en la integración del poder legislativo. Ahora toca medir y evaluar si se traduce cualitativamente en que las mujeres cuenten con las mismas herramientas para influir en el espacio público que los hombres, salario y prestaciones iguales a las de sus compañeros legisladores, así como el mismo número de presidencias de comisiones de primer nivel en el Congreso de la Unión y las cámaras locales.

El mandato de las urnas

@C_Humphrey_J  | @OpinionLSR | @lasillarota