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Balas contra reclamos

Las mujeres exigen justicia y respeto. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

Lo que ocurrió la noche del lunes 9 de noviembre en Cancún, Quintana Roo, es el dibujo exacto de cómo la autoridad –cualquiera, de cualquier color–, busca solucionar un problema que está en todo el país y del que nadie quiere hacerse responsable: el agravio a las mujeres y el feminicidio.

Esta vez era un grupo de aproximadamente 2 mil mujeres y jóvenes que se manifestaban para reclamar a la autoridad justicia por los feminicidios ocurridos el pasado fin de semana en Quintana Roo, cuando dos mujeres fueron halladas muertas en menos de 24 horas, y por la violencia de género que se vive en la entidad y en México.

La convocatoria fue de la Red Feminista de Quintana Roo –que agrupa a varias asociaciones– para exigir justicia, en particular por el caso de Bianca Alexandrina Lorenzana Alvarado, “Alexis”, una joven de 20 años que fue encontrada el fin de semana muerta con signos de tortura.

Hubo manifestaciones de reclamo en otros municipios de la entidad, pero el más numeroso era este. La indignación era mucha y mucha más la exigencia de que la autoridad dé respuestas fidedignas y eficientes, prontas y transparentes en cada uno de los casos.

Pero ante lo que ocurría, la policía “disparó al aire” –según ellos– para dispersar a las manifestantes, toda vez que “querían resguardar el edificio del gobierno municipal”. (Según este criterio es más importante la valla de madera del edificio que la vida humana).

Es lamentable que cuando las mujeres salen para exigir que pare la violencia en contra de ellas, la autoridad responda con disparos; es increíble que cuando las mujeres salen a reclamar que pare el maltrato y los agravios a las mujeres, se les conteste con golpes, empujones y macanazos.

Esto ocurrió en Quintana Roo, pero lo dicho, es el dibujo del criterio con el que el gobierno tanto federal como los estatales entienden el problema y su solución.

Cada día en México son más las mujeres agraviadas, asesinadas, acosadas, violadas, tratadas injustamente ya en lo laboral como en lo académico o escolar; cada vez son más las mujeres, también, que reclaman atención y que pare ya este espacio de terror en el que muchas viven y de miedo con el que cada día salen de su casa por el “¿qué pasará hoy?”. Piden justicia.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública al 25 de octubre, en este año 2 mil 874 mujeres fueron víctimas de asesinato y se registraron 704 feminicidios.

Según estos datos, la tendencia de feminicidios crece desde 2015, cuando se reportaron 411 casos; en 2016 subieron a 605 para 2017 la cifra ascendió a 741 y en 2018 subió a 892; en 2019 se registraron un total de 938 feminicidios y de enero a septiembre de 2020 ya suman 704 casos que involucraron a 724 presuntas víctimas.

Estas cifras han llevado a un número cada día más creciente de manifestaciones y reclamos indignados, para que tanto el gobierno federal como los estatales y municipales atiendan el problema de la agresión a las mujeres en México; que se hagan las investigaciones justas; se ponga en ley a los culpables y que pare ya ese ambiente adverso, agresivo y criminal en contra de ellas.

Como fue la manifestación del 8 de marzo de 2020 en la capital del país –y en gran número de estados de la República–. Tan sólo ese día se expresaron aproximadamente 80 mil mujeres en el Zócalo de CdMx, las que reclamaban eso mismo: Justicia, alto a la impunidad, y respeto.

Nada se ha conseguido desde entonces y por lo que se ve las cifras aumentan, ante los ojos azorados de los colectivos y grupos de defensa femenina como de la sociedad misma, hombres y mujeres, que ven con preocupación esta escalada incontrolable, no sólo porque desde el gobierno no se atiende ni se entiende como es debido; hay dejadez, incomprensión, incapacidad. Hay dolor para muchas familias y rabia porque no se les quiere escuchar.

Una muestra más de esta incongruencia, incapacidad y falta de respeto es que en Quintana Roo, luego de que policías dispararon “al aire” y aunque hubo varios heridos de bala y muchas golpeadas, nadie allá asume la responsabilidad de los hechos:

“Repruebo totalmente la intimidación y agresión contra las y los manifestantes. Di instrucciones precisas de no agresiones y no armas en las marchas que se darían el día de hoy”, dijo gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González. Y señala al director de Seguridad Pública de Cancún, Eduardo Santamaría, como el responsable de haber utilizado “este método de disuasión”.

Alberto Capella, secretario de Seguridad Pública del estado, escribió en twitter que estaba “ordenando una investigación interna y poniendo a disposición de la Fiscalía del estado toda la información para que haga lo propio”. Luego diría que reprobaba los hechos de forma enfática.

Por su parte, la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama rechazó que hubiera ordenado un acto de represión y que “en el estado hay un mando único de policía, por lo que el control de las fuerzas de seguridad es del gobierno estatal”.

Así, unos y otros sacan las manos del fuego. Nadie se declara responsable, aunque los hechos ocurrieron y pudo haber sucedido una masacre mayor. Las mujeres exigen justicia y respeto. Nosotros con ellas. Ni más, ni menos.