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AMLO-Biden: Primero la diplomacia, luego...

La verdad de la relación se conocerá en la letra chiquita. | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

La victoria se canta cuando hay resultados. Antes de ella es aspiración o expectativa. Así que la entrevista digital entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y el de Estados Unidos de América, Joe Biden fue más diplomática que de precisiones y agenda común; más de sonrisas y bromas, que de fondo; y más de lo que ellos quieren frente a lo que México requiere...

Estuvo bien, en términos generales. La diplomacia es eso: diplomacia, y ambos sabían que millones en México y en Estados Unidos estarían atentos a cualquier gesto, a cualquier indicio o idea o palabra para buscar su interpretación en políticas públicas y de relación entre ambos gobiernos. Pero nada, lo que predominó el lunes 1 de marzo fue la diplomacia-diplomacia-diplomacia...

Al final quien impuso la agenda de este primer encuentro entre ambos mandatarios fue el gobierno de Estados Unidos, y desde ese arranque inicial estos serán algunos de los temas que habrán de tratarse a fondo en los días y años siguientes.

El sábado 27 de febrero, desde Zacatecas, el presidente mexicano dijo que, en esta primera entrevista, su gobierno impulsaría la creación de un nuevo Programa Bracero (1942), para garantizar la contratación firme y legal de trabajadores mexicanos en aquel país.

Luego AMLO dijo que durante la entrevista con Biden trataría el tema de la compartición de vacunas anti-covid por parte del gobierno estadounidense, toda vez que México ha insistido en que los países desarrollados se quedan con la mayor parte de las vacunas en el mundo. Y también que defendería la soberanía mexicana, ‘como ocurrió durante el gobierno de Trump’. Así dijo.

Pero nada. Pronto hubo respuesta. En lo de la vacuna, la mañana del lunes, horas antes de la entrevista presidencial, Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca, aclaró: “El presidente (Biden) dejó en claro que está enfocado en garantizar que las vacunas sean accesibles para estadounidenses. Una vez cumplido ese objetivo, estaremos encantados de hablar de otros pasos”.

Así que ni hablar del tema. Como ocurrió. No se trató durante la entrevista, como tampoco el tema Bracero. Acaso sí el presidente mexicano subrayó el tema de la soberanía mexicana, aunque sabemos que la soberanía se defiende en los hechos y no en el discurso.

Por tanto, los temas que marcó la agenda estadounidense muestran su propio interés en la relación bilateral: Migración, T-MEC, seguridad, cambio climático y pandemia.

Lo de la migración está en la agenda prioritaria de Biden. Desde el primer día de su gestión en enero 20, ordenó la suspensión de la construcción del Muro con México, que había iniciado el ex presidente Trump; también suspendió que los migrantes centroamericanos que pidan asilo en Estados Unidos tengan que permanecer en espera de la resolución en “tercer país”, lo que para Trump era México, y lo cual fue permitido por el gobierno de la 4-T.

En la entrevista se insistió en el tema, pero la perspectiva de Biden es el apoyo para el desarrollo económico de la región, sobre todo Centroamérica, para que, ante la creación de fuentes de trabajo y seguridad laboral, los trabajadores permanezcan en sus países y no tengan que emigrar al norte. De esto todavía hay mucho que hablar entre ambos gobiernos, tan vinculados en la materia.

En tanto la pandemia, el gobierno de Estados Unidos propuso un trabajo conjunto para intercambiar experiencias y conocimientos y avances en sanidad, a fin de parar los contagios, las muertes y la expansión de riesgos. No se habló de las vacunas, ni parece estar en la agenda del norte.

El tema de la seguridad es prioritario para ambos. La colaboración entre ambas naciones es vital para los dos. México representa un territorio de seguridad nacional para los estadounidenses y es también un problema común en materia de narcotráfico. Habrá que ver cómo operará Estados Unidos el asunto pues no quedó muy contento con la reciente reglamentación mexicana de control de agentes en territorio nacional luego del caso “Cienfuegos”.

En lo del cambio climático se le está haciendo una advertencia al gobierno mexicano porque ya se sabe que el nuevo gobierno de Estados Unidos apuesta clara y definitivamente por las energías limpias, en sustitución del uso del carbón y el petróleo. Esto es: que México debe precisar qué va a hacer en materia de sustitución de energéticos y, en el fondo, también qué va a hacer con la inversión estadounidense en materia de energía... Esto fue un alerta para México.

Por lo pronto el primer encuentro entre ambos países fue eso: diplomático. Pero la verdad de la relación se conocerá en la letra chiquita de lo que surja en los días siguientes de acuerdo con la agenda del gobierno Biden. El problema es que México tiene una agenda más de defensa que de desarrollo común y acuerdos que beneficien a los mexicanos...

Al plantear un nuevo programa Bracero, el gobierno mexicano está aceptando que prefiere que los mexicanos salgan del país a trabajar y desarrollar y desarrollarse en Estados Unidos, en lugar de crear –su gobierno- programas y polos de desarrollo agrícola, industrial y profesional en nuestro propio territorio y en beneficio de los mexicanos.

Pero esto apenas comienza. Lo de la soberanía es histórico y se da por hecho. Todos los países del mundo defienden su soberanía. Lo que importa aquí es cómo soluciona el gobierno mexicano los problemas mexicanos en la relación bilateral. El intercambio comercial. La inversión de capitales...

Muchos pendientes. Y eso: Tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos... ¡ah!... que a partir del lunes ya no es así: ahora el gobierno mexicano felicita la cercanía con Estados Unidos, y lo que significa en historia y en presente. Ojalá la aproveche para los mexicanos, de veras.