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Alto a la violencia política

La violencia política debe combatirse desde cualquier institución pues menoscaba el tejido social y, por lo tanto, la vida pública. | Armando Hernández Cruz

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Escrito en OPINIÓN el

A unas pocas semanas de la elección, el país ha sido testigo de casos de violencia política en varios Estados de la República. Estos hechos no han distinguido de partidos políticos ni coaliciones, todas las agrupaciones políticas y muchos ciudadanos sin filiación política han sido víctimas de este fenómeno. Las cifras son tan alarmantes, según cifras del Informe del Indicador de Violencia Política en México, en lo que va de este año se han registrado 110 asesinatos, 13 de los cuales han sido candidatos a algún cargo de elección popular.

La violencia política —agresiones que interfieren en el ejercicio de los Derechos Políticos de los sujetos y tienen como objetivo evitar o alterar su libre participación en la toma de decisiones públicas— debe combatirse desde cualquier institución pues menoscaba el tejido social y, por lo tanto, la vida pública. Sin embargo, las autoridades electorales no pueden resolver solas el problema, es imperativo el trabajo conjunto entre los distintos niveles de gobierno e instancias encargadas de brindar seguridad. Resulta imposible eliminar la violencia política sin cooperación interinstitucional.

Cabe mencionar particularmente la violencia en contra de las mujeres ya que a pesar de que la paridad de género está contemplada por la ley, en la vida cotidiana hay una brecha muy grande entre la participación política de mujeres y hombres. Desafortunadamente la violencia política en razón del género ha aumentado durante los últimos años y se ha convertido en uno de los grandes temas dentro de la consolidación democrática nacional.

También es necesario dimensionar este fenómeno ya que la mayoría de las veces sólo notamos aquellos casos más graves, e ignoramos aquellas acciones que por no ser tan evidentes son igualmente reprobables. En este sentido, la violencia política en contra de las mujeres va desde invisibilizar o desacreditar su trabajo, la difusión de estereotipos, coartar la libertad de expresión, agresiones físicas, y, en el peor de los casos, el feminicidio.

Desde los Derechos Humanos, el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar la participación libre de violencia de los ciudadanos en la toma de decisiones. Según el artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos todas las personas tienen "derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en la Declaración se hagan plenamente efectivos. Esta es la razón de ser las instituciones del Estado”.

Es importante mantener el tema en la agenda pública para que los ciudadanos tengan mayor conocimiento sobre cómo defender sus derechos políticos y qué hacer en caso de una posible afectación a los mismos. Sólo ejerciendo los derechos políticos fortalecerá el tejido social, las instituciones democráticas y el respeto a los Derechos Humanos; ser parte de las discusiones públicas y participar libremente en el próximo proceso electoral es la forma más efectiva de combatir la violencia política.

Flor de loto: No podemos separar los medios de los fines. Es imposible alcanzar fines "positivos" utilizando medios "negativos".

Justicia, transparencia y confianza en las elecciones

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