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A pesar de la catástrofe, nada cambiará

Pareciera que las prioridades de este gobierno están en otro lado. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

El sábado se llegó al peor escenario previsto por el responsable del manejo de la pandemia en nuestro país al registrarse 60 mil personas que lamentablemente han perdido la vida por covid-19 y, lo más preocupante es que todo indica que aún falta mucho para que podamos ver una luz al final del túnel. De acuerdo a la proyección del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, el número de fallecimientos para diciembre será de aproximadamente 130 mil, lo que representa poco más del doble de lo registrado hasta ahora.

Además, se debe considerar que, aunque el presidente afirme que no es posible manipular las cifras de fallecidos pues “son cosas que no se pueden ocultar”, cada vez surgen mayores indicios de que existe un subregistro muy importante que incluso puede ser de entre tres y cuatro veces el número de decesos oficialmente reconocidos como se desprenden de diversos análisis e investigaciones periodísticas, y lo mismo sucede en el caso de los contagios. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud señaló hace unos días que en nuestro país la pandemia está subrepresentada ya que las pruebas siguen siendo muy limitadas, y puso como ejemplo que mientras que en Estados Unidos se aplican 150 pruebas por cada 100 mil personas, aquí se aplican 50 veces menos (3 por cada 100 mil).

El hecho es que, contrario a la visión complaciente y hasta triunfalista del presidente López Obrador, México se ubica entre los diez países más afectados por la pandemia a nivel mundial como también lo apunta la OMS. En poco más de mes y medio se duplicó el número de defunciones al pasar de 30 mil 366 el 4 de julio a 60 mil 254 el 22 de agosto, así como el número de casos positivos que al 9 de julio se reportaron 282 mil 283 en tanto que el 24 de agosto fueron 563 mil 705.

Es evidente que estamos ante una situación sumamente delicada, pero como en otros temas, el gobierno se justifica, reparte culpas -deterioro de los servicios de salud, enfermedades crónicas de la población y mala alimentación, desigualdad social, corrupción, gobiernos locales e incluso a los medios de comunicación- y, aunque en alguna medida no le falte razón, lo preocupante es que no asume ninguna responsabilidad y tampoco se muestra dispuesto a rectificar.

A pesar de los resultados se siguen negando a exhortar y poner el ejemplo para el uso de cubrebocas que sorprendentemente a estas alturas todavía es motivo de polémica. Tuvieron que pasar 5 meses y llegar a un escenario catastrófico para que cuando menos decidieran ampliar la lista de síntomas -pérdida del olfato, del gusto o diarrea- para considerar un caso como sospechoso de coronavirus. Es paradójico que por un lado se cuente con gran disponibilidad de camas hospitalarias -en lo que se enfocaron los principales esfuerzos gubernamentales-, pero que los criterios establecidos por las autoridades sanitarias dificulten la detección temprana que es un factor fundamental para salvar vidas pues permite que los pacientes reciban atención oportuna y, en caso necesario, lleguen a tiempo a los hospitales.

Tampoco hace mucho sentido que, al tiempo que señalan las precarias condiciones en que gobiernos anteriores dejaron al sector salud, sumado a los enormes retos que enfrentamos como consecuencia de la pandemia -por ejemplo ha provocado que se posterguen múltiples tratamientos de otros padecimientos-, conforme a un análisis de México Evalúa lo que se gastó en salud de enero a junio de 2020 fue menor en aproximadamente 17 mil millones de pesos respecto a los recursos aprobados, y en alrededor de 4 mil millones de pesos respecto a lo ejercido en el primer semestre de 2019. Cabe hacer notar que, de igual forma, el presupuesto ejercido en salud fue mayor en el primer semestre de los años 2012 a 2018, lo que significa que inexplicablemente este año se ha gastado menos que en los siete años anteriores.

Pareciera que las prioridades de este gobierno están en otro lado como también se puede desprender de los temas abordados reiteradamente en las conferencias mañaneras -videos, consulta para enjuiciar a ex presidentes, exhibición del avión, venta de boletos de la rifa o la celebración del grito de independencia-, y cuando se refiere a la crisis de salud y económica no muestra gran preocupación y por el contrario insiste en que vamos muy bien, por lo que difícilmente podemos esperar un ejercicio de evaluación y autocrítica que permita modificar la  estrategia y en consecuencia obtener mejores resultados.