Main logo

Lerdo de Tejada, en crisis por falta de fumigación contra el dengue

El municipio veracruzano cuenta con el ambiente propicio para la reproducción del dengue y sufre con la falta de fumigación por parte del gobierno

Escrito en NACIÓN el

Lerdo de Tejada, localidad del sur de Veracruz, cercana a la costa del Golfo de México, es identificada, según estadísticas oficiales, como el mayor punto de proliferación de dengue en todo México y ahora ve las consecuencias de que el gobierno no haya adquirido insecticidas y que, por consecuencia, se haya fumigado mucho menos de lo necesario.

De acuerdo a la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), hasta el 3 de junio de 2019, las autoridades federales reportaban un aumento a nivel nacional de 488% en los casos de dengue, de 70% en casos de dengue con signos de alarma, y de 255% en casos de dengue grave, en comparación con los índices de 2018.

En el caso del municipio veracruzano en cuestión, en el primer semestre de 2018 la incidencia causada por el mosco aedes aegypti fue de cero. Un año después, esta proporción aumentó a 70 enfermos por cada 100 mil habitantes.

Lerdo de Tejada creció en décadas pasadas por la operación del ingenio azucarero San Francisco, de cuya actividad dependían directa o indirectamente todos los pobladores de la región, y por cuya existencia la zona floreció en comercio, en servicios y en urbanización.

Gracias a ello, les gusta decir a sus habitantes, “ésta es una ciudad, no un pueblo”. 

De aquella bonanza, sin embargo, en Lerdo de Tejada no queda nada, sólo calles llenas de basura y un galerón industrial vacío, ya que, narra don Ramiro, dueño de una marisquería a orillas de la localidad, hace seis años el ingenio fue clausurado y, con él, también se cancelaron los empleos que mantenían en marcha la economía de la ciudad. 

Cuando cerró el ingenio, las ventas bajaron alrededor de 60% –detalla don Ramiro, mientras barre su banqueta–. Muchos pobladores migraron y muchos negocios cerraron (…) Yo pude mantener mi local abierto porque lo tengo en la casa, no pago renta, pero las cosas ya no son las mismas, sólo los gastos siguen aumentando”.

La de don Ramiro es, en toda la cuadra, la única vivienda con la banqueta limpia. El resto acumula basura afuera de las casas, en bolsas, en costales, en botes descubiertos, que luego el viento se encarga de regar por el asfalto de las calles, lo que también ayuda a la proliferación del mosco que causa el dengue.

Hace apenas seis meses, doña Guadalupe, esposa de este comerciante de alimentos preparados, fue víctima del dengue.

El merito 24 de diciembre (de 2018) caí enferma –recuerda doña Guadalupe–. Estuve como 15 o 20 días con el malestar: mucho dolor de cuerpo, temperatura. Y me hicieron análisis en el IMSS y sí, salí con dengue”.

Desde entonces, cuentan ambos, sus hábitos preventivos se reforzaron: ya no sólo mantienen libre de basura su fachada y su patio, sino también decidieron encerrarse dentro de su vivienda a partir de las 8 de la noche, no sólo con todas las puertas y ventanas bien cerradas, sino con todas las rendijas taponadas con trapos. 

Así protegen a su familia, en especial a sus nietos, del mosco. “Si aquí te enfermas, lo único que te dan en el IMSS es paracetamol”, dicen. Ese medicamento contra el dolor y la fiebre, ciertamente, cumple con las características de tratamiento establecidas por la Norma Oficial Mexicana para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de enfermedades transmitidas por vector, aunque para ellos, el tratamiento resulta limitado.

Teresa, hija de don Ramiro y doña Guadalupe, dice que cada vez que alguien se enferma de dengue en Lerdo de Tejada, deben recurrir a un remedio tradicional, en el que confían más que en el Paracetamol: “el jugo de la caña, eso es con lo que más o menos protegimos a mi mamá, porque el dengue tira a morir”.

Además para sus hijos pequeños es ya una costumbre rociarse repelente para moscos, pues no puede mantenerlos permanentemente dentro de su vivienda y porque “las casas de aquí, como puede darse cuenta, no todas usan mosquitero, esa es la verdad, aquí con el repelente es con lo que más puede uno protegerse”.

Lee más en MCCI

lrc