Main logo

“El Chaplin” que canta bolero ranchero y baila cumbia

José Trinidad Guzmán Pérez, tepiteño de 73 años, compró un frac de 40 pesos, un moño de 35, el bastón de 140 y el sombrero de 400 pesos para ser Chaplin

Escrito en NACIÓN el

Chaplin lee el periódico mientras espera en el andén de la estación Pantitlán, en la línea 1 del Metro. Está de pie bajo el reloj; porta su frac, sombrero bombín y bastón en el brazo, todos en color negro. Se dirige a una entrevista sostenido en el cuerpo de José Trinidad Guzmán Pérez, el tepiteño de 73 años que lo adoptó como personaje para imitar y ganarse la vida desde hace tres décadas.

A primera vista don Trini -quien se autodenominó El Chaplin Mexicano- es idéntico a él; pero, mirando a detalle, la principal diferencia entre él y el actor, productor y director de cine inglés, son las arrugas del rostro que revelan su verdadera edad.

Antes de convertirse en el famoso mimo del cine mudo norteamericano, don Trini era un actor en busca de una oportunidad. Si Chaplin llegó a su vida no fue -paradójicamente- por idea suya sino de César González “El Pollo”, un productor de Televisa para quien realizó una audición. “Y me dijo usted es Chaplin, ese será su personaje”. Así que aprovechó la oportunidad y se caracterizó tal cual para un evento de la ANDA (Asociación Nacional de Actores)

“Era 1989, iban a inaugurar un torneo de futbol rápido y ahí nació el personaje. Lo hice líricamente porque yo no lo conocía; en una ocasión vi una foto suya, parecía que se la tomaron de abajo a arriba porque se veía alto y yo apenas mido 1.60 cm. Tras ese partido tuve mucha aceptación, me fue bien y con el tiempo me documenté”

Con humildad don Trini reconoce que la primera vez que vio una película del actor, fue después de participar en dos famosos talk show norteamericanos donde recibió como obsequio una colección de sus mejores filmes. “Yo vengo de la Gertrudis Sánchez de Tepito pero el personaje no se presta para la vulgaridad porque es de humor fino, hace reír a base de señas y gestos corporales; no necesita hablar para arrancar una risa. Con la mirada te hace reír, no es hacer carcajear a la gente. En el show manejamos cosas picaras que no tienen que ver con la vulgaridad”

“Él me enseñó a respetar y poder valorar lo que hago. Si al público se le respeta, responde. Algunos directores de teatro me pedían espectáculos fuertes, con mentadas de madre y yo les decía ¿Tú crees que eso se merece el público? ¿Mentadas de madre? No. Yo vengo a que me aplaudan, por eso amo al personaje porque me ha dado la oportunidad de escuchar el aplauso”, explica mientras los convoyes del metro pasan veloces detrás de él.

Basado en su experiencia, detalla que el personaje original era muy difícil manejarlo en México “porque no estamos acostumbrados al humor fino, aquí les gusta la mentada de madre, ridiculizar a la gente, burlarse, hacerse los chistosos. Yo me siento muy bien con la adaptación que hice para enriquecerlo con cosas diferentes”, relata. En su espectáculo don Trini (disfrazado de Chaplin) habla a favor de la ecología, contra la drogadicción, promueve el deporte y la lectura. E incluso, agregando el toque mexicano, canta bolero ranchero; baila cumbia y guaracha, los ritmos que aprendió en el barrio.

Para su caracterización don Trini tomó una decisión clave; desechó al Chaplin caracterizado de vagabundo y se quedó con aquel fino y elegante lo que requirió una importante inversión: un frac de 40 pesos que adquirió en el tianguis de San Agustín (Ecatepec); una corbata de moño de 35, en la calle Isabela Católica (CDMX); el bastón que encontró en el famoso mercado de Sonora; la camisa que le costó 140 pesos y el sombrero de 400 que mantiene en excelentes condiciones.

Naturalmente, su bigote y cabello son teñidos de negro por la edad. Pero el único accesorio extra que don Trini lleva y del que Chaplin carecía, es el aparato auditivo que lleva en su oído. “¿Qué le puedo presumir? A mi edad ya no puedo tener cutis de colegiala ni oído de gato, pero mientras tenga fuerza y energía voy con mi personaje a todos lados porque con él conquiste a Amparito, con quien soy feliz. Ella tiene 64, dicen que soy asalta cunas, pero no lo creo”, bromea.

Si don Trini tuviera una oportunidad sobrenatural y estuviera frente al gran Charles Chaplin, sabe perfectamente qué decir. “Que me diera unos 15 centavos de su genio ¿Para qué quiero dólares? Nomás un poquito de su genialidad para alimentar mejor mi personaje”.