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Eclipsa PRD en su 30 aniversario: sin líderes, militantes ni prerrogativas

Así llega a apagar las velas de pastel el llamado partido del sol azteca a su 30 aniversario, desfondado por sus errores y por Morena.

Escrito en NACIÓN el

Un pastel amarillo con negro para mil 500 comensales y servicio de cafetería en un prestigiado hotel, serán parte del festejo matutino con que este domingo el Partido de la Revolución Democrática celebrará 30 años de edad. En el pasado quedaron los festejos masivos en el Zócalo capitalino y monumento a la Revolución; o en inmuebles adscritos a la CDMX (teatro y/o museo de la ciudad) cuando eran partido gobernante. Pero nadie olvida su último aniversario, el número 29, donde además de reportar una asistencia promedio de cuatro mil invitados, el panista Ricardo Anaya -entonces candidato presidencial por coalición-, fungió como invitado especial.

 “Será una celebración sobria donde lo importante es el discurso que trabajamos de manera colectiva con un mensaje claro: cómo queremos recordar al PRD”, afirma Ángel Ávila, quien encabeza la actual dirección extraordinaria del instituto junto a cuatro integrantes más. Son las 6:30 de la tarde y se encuentra en su oficina del piso 7 del CEN ubicado en la avenida Benjamín Franklin. El lugar huele a comida y al nuevo estilo morenista de la austeridad: su secretaria levanta del escritorio los Tuperware donde él llevó sus propios alimentos, para aligerar sus largas jornadas de trabajo tras el despido de un promedio de 200 empleados.

Ávila -más allá de encabezar el partido-, es un soldado desconocido a nivel nacional. La pregunta es obvia y no le sorprende.

-¿Quién eres, de dónde saliste, quién te conoce?

-Tengo 39 años y desde hace 21 estoy en el PRD, responde. Soy hijo de Clemente Ávila, ex presidente del PRD en Sonora.

 

Y enlista su experiencia como militante amarillo: ex brigadista, ex coordinador territorial, ex consejero estudiantil en la UNAM, ex asesor en el poder legislativo, ex colaborador de figuras reconocidas en la corriente Los Chuchos, actual pasante de maestría en Ciencia Política; y miembro de la corriente Nueva Izquierda. Son cargos políticos menores; sin embargo, estar tras bambalinas le permitió presenciar reuniones de primer nivel que lo llevaron a conocer a fondo el partido.

Además del pastel, café y discurso, se proyectará un video con la historia del partido (creado por ex priistas y partidos de izquierda) que en las últimas elecciones presidenciales entró a su debacle derrotado por su ahora rival, Movimiento Regeneración Nacional: sus bancadas en el congreso son las más pequeñas de su historia (cinco senadores -uno de los cuales, Miguel Mancera llegó por la lista del PAN además de no afiliarse al PRD- y once diputados), tras 22 años perdió el gobierno de la ciudad, solo conservó cuatro delegaciones por alianza con el PAN (Coyoacán, Venustiano Carranza, Milpa Alta y Benito Juárez) y su bancada en el congreso local se reduce a seis legisladores. De ese tamaño es la debacle.

Aunado a ello, no tiene ya el activismo ni respaldo de su fundador y líder moral, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien renunció al partido. Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo (quienes también renunciaron para afiliarse a Morena y hoy son legisladores bajo sus siglas). Para Ávila esta no es una debacle.

“Hoy el PRD está en un momento de sobriedad y mucha reflexión, de incorporar nuevos cuadros. ¿Qué dónde están los cuadros viejos? Una gran parte aquí y otra parte se fue a Morena para seguir anclado a la vieja estructura del caudillismo, justificando lo injustificable con un presidente que no respeta a las instituciones”, justifica Ávila en entrevista con LSR.

Por cronología, en el video debieran aparecer personajes claves como Cárdenas, López Obrador, la mismísima Rosario Robles -acusada de mil supuestas tropelías y cuyas filas abandonó en medio de los videoescándalos de 2004 por sobornos que dio el empresario Carlos Ahumada en efectivo a quien era secretario particular de López Obrador, René Bejarano.

Leonel Godoy no es perredista, sino morenista. Tampoco salió limpio de señalamientos porque en su gobierno en Michoacán el narco se enseñoreó. Marcelo Ebrard tampoco está en el perredismo.

-¿Los veremos en ese video?

-No lo he visto pero yo creo que debe mostrar un corte de caja sobre lo bueno y lo malo, además de los 800 compañeros asesinados durante la defensa democrática.

-¿Veremos el domingo al ingeniero Cárdenas?, se le insiste. Ávila titubea y responde.

-No es militante, pero tiene nuestro reconocimiento. Vamos a considerar esto en la dirección del CEN porque él está más allá del bien y del mal, aunque seguimos sus críticas al actual gobierno. Su programa “México Hoy” es relevante para nosotros.

Sin hablar del costo que tendrá esta celebración, Ávila informará a los invitados sobre su futuro como instituto político. “De aquí al 2024 todo puede pasar, podemos reinventarnos o llegar como un nuevo partido bajo un nuevo nombre. Para quienes preguntan, el PRD no está muerto sino en un proceso de reconstrucción. Como se dice en las obras, hombres trabajando, disculpe usted las molestias”.

-Pero el partido no tiene dinero y arrastra deudas, se le cuestiona.

-Eso es falso, desde el 89 el PRD no tiene dinero. Fue el partido menos multado en 2018, lo que tenemos son multas de AMLO en 2012, tenemos pocas prerrogativas, pero no está endeudado. Para este año tenemos 389 millones de pesos contra mil 600 de Morena. El PRD nunca ha tenido muchas prerrogativas y la política no depende del dinero. Si el dinero hiciera las cosas el PRI nunca hubiera perdido y el doctor Simi hubiera sido presidente.

De amarillo a guinda

El PRD nace como resultado del fraude electoral en las elecciones presidenciales de 1988 que robaron la victoria a Cuauhtémoc Cárdenas para dársela a Carlos Salinas de Gortari. Por ello en septiembre de ese año -tras hacerse oficial el reconocimiento de la victoria priista-, Cárdenas pronunció el discurso que anunció el surgimiento y línea del nuevo partido. “Recuperaremos los ideales históricos de la Revolución Mexicana, la vigencia plena de la Constitución y la legitimidad de nuestro gobierno y nuestros gobernantes... Sobre estos cimientos sólidos y profundos, contra el régimen caduco del privilegio y la injusticia, del partido de Estado y el corporativismo, de la dependencia y la corrupción, levantaremos una nación de mujeres y hombres libres e iguales ante la ley y ante la vida, una patria democrática y solidaria, un México para los mexicanos todos”.

Su primer triunfo político llegó ocho años después (1997) al ganar la jefatura de gobierno del todavía Distrito Federal. Si bien su administración no brilló, ni con la sucesión de Rosario Robles, el PRD se arraigó en la capital del país con la administración de López Obrador quien cedió la estafeta a Ebrard y éste a su vez a Mancera.

Entre 1998 y 2016, paralelo a la política local, el partido logró triunfos estatales y municipales en Zacatecas, Tlaxcala, Baja California Sur, Chiapas, Michoacán, Guerrero, Tabasco, Morelos, Oaxaca y Quintana Roo. Fue así como echó raíces políticas a nivel nacional bajo la imagen de Cárdenas, pero más aún con AMLO lo que incrementó considerablemente su número de sus legisladores pasando de 125 diputados en 1997 a 158 en 2006. Y de 16 senadores en 1997 a 36 en 2006. Fue así como consolidó legalmente libertades civiles como el derecho a la interrupción del embarazo, matrimonio entre personas del mismo sexo y la ley de voluntad anticipada entre otras. Primero en la CDMX y luego en el resto del país. Su crecimiento se vio reflejado en términos financieros; según datos del INE en 1997 recibió 391 mdp; 656 mdp en 2000 y 722 mdp en 2006.

Paradójicamente el empedrado camino de las dos primeras candidaturas presidenciales de López Obrador, marcaron la historia del partido. Por un lado, se impulsó y fortaleció frente al intento del PAN-PRI para desaforarlo como Jefe de Gobierno en 2005; y perder la presidencia en 2006 tras el fraude electoral ejecutado por la misma alianza. Pero por otro lado el PRD poco a poco se debilitó, dividido por las consecuencias políticas, económicas y de imagen del plantón Reforma-Zócalo pues mientras su corriente radical (Izquierda Democrática) apoyó dicha estrategia, la corriente moderada (Nueva Izquierda) optó por mantener ciertas reservas a fin de cuidar los logros del partido tras conseguir en 2006 el voto del 35 por ciento del electorado. Es decir, poco más de la tercera parte del país.

En 2012 sus números bajaron al conseguir solo el 22.18 por ciento de votos, sin contar los sufragios que le aportaron los partidos con que fue en coalición. Esto se vio reflejado en su número de legisladores: 101 diputados y 28 senadores en 2012; 56 diputados en 2015; y cinco senadores y 20 diputados, nueve de los cuales recién renunciaron a la bancada perredista. De ese tamaño la debacle.

Tras perder la elección frente al PRI las diferencias entre AMLO y Nueva Izquierda se ahondaron; el nacimiento de Morena acentuó el debilitamiento del PRD que, aunado a eso, atravesó por una crisis de división interna con un promedio de 15 corrientes políticas, siendo Nueva Izquierda quien llevó al PRD a la cuestionada alianza electoral con Acción Nacional en 2018. Igual que en 2012 con el Revolucionario Institucional, para negociar las reformas estructurales en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

En consecuencia, López Obrador renuncia al PRD y funda Morena, pero Ángel Ávila afirma que eso no significó una herida de muerte para su partido cuya ala radical también renunció para seguir al hoy presidente de la república. El financiamiento público que el partido recibió en esos años, refleja el ascenso y caída del partido: 690 mdp en 2012; 870 mdp en 2015; mil 478 mdp para 2018; y 389 mdp en 2019 que, en retrospectiva, es una cantidad similar a la que recibió en 1997.

“Sí, está más cabrón dirigirlo en este momento”, responde Ávila optimista a pregunta expresa. “Pero también es más interesante y un gran reto porque si el PRD estuviera como siempre, más o menos bien, estaría en mi lugar alguien más conocido. Y ahora el PRD se está renovando y nos da oportunidad a una nueva generación de perredistas de reconstruirlo y hacerlo atractivo, retomar la confianza de los ciudadanos y sus banderas políticas de origen, así como otras agendas nuevas como desarrollo económico, ciencia y tecnología”.

 ¿Qué se espera este año, del todavía partido amarillo que se redujo a cuarta fuerza nacional, que únicamente gobierna un estado (Michoacán) y que el año pasado quedó a dos puntos de perder su registro nacional? Y Ávila enlista con satisfacción: “Te voy a dar un vaticinio. El PRD va a recuperar el registro en Tamaulipas y Aguascalientes, va a tener una votación importante en Puebla donde, en alianza con el PAN, enfrentaremos a una maquinaria de estado. Vamos a dar la sorpresa en Baja California con Jaime Martínez Veloz, a ganar Tijuana y Mexicali y a mantener nuestro nivel de votación en Quintana Roo”. ¿Lo logrará?

Los nuevos rostros izquierdistas

Una y otra vez, Ávila destaca que tienen nuevas caras, soldados desconocidos. “Verónica Juárez, líder en la cámara baja; la compañera Frida Esparza, zacatecana de 21 años; Karen Quiroga, ex candidata en Iztapalapa. Caras fuertes como Beatriz Mojica en Guerrero, Evodio Velázquez, ex alcalde de Acapulco; Rogelio Franco ex secretario de gobierno en Veracruz y una nueva camada de jóvenes presidentes municipales en Yucatán”, enlista.

-¿Esto ayudará para que sobrevivan? ¿O les tocara ver su transformación hacia un nuevo partido?

-Es una discusión interna que tenemos. Cambiarle o no el nombre al PRD no es lo relevante, sino abrir sus puertas a que venga nueva gente de todos lados. Una de ellas es Ahora del senador Emilio Álvarez Icaza.

Justificada o no, la estrategia de comunicación de Ángel Ávila repite el actual modelo del PAN y PRI como minorías: la zona de confort que conlleva criticar al gobierno en turno. El esquema no es nuevo pues todos los sexenios pasan por ahí aquellos partidos que pierden elecciones. Y su estrategia política se enfoca en defender su vínculo con el PAN, que en parte contribuyó a la desbandada perredista en los últimos tres años.

“Sin esa alianza ¿Dónde estarían hoy Javier Duarte y Roberto Borge? Estarían libres con sus secuaces. Fue una alianza que le servía a los ciudadanos, ellos nos lo pidieron”, justifica. “Igual en Nayarit con el ex gobernador Roberto Sandoval. En 2016 estábamos muy fuertes en Veracruz. A lo mejor no tienes bien los datos, pero tuvimos una votación histórica con 42 presidentes municipales, como nunca en la historia y se van a renovar el próximo año. Y ya en 2018 nos enfocamos en combatir la corrupción del gobierno Peña Nieto.

-¿Y por qué no se aliaron con Morena que también tomó como bandera el combate a la corrupción?

-Porque se apoyó de personajes como Elba Esther Gordillo y Napoleón Gómez Urrutia, no es una buena señal. O el compadre Rioboo, además de no saber qué sucedió con el caso Odebretch y su protección a EPN a quien el presidente no toca en sus conferencias mañaneras porque pactaron.

-Hay quienes dicen que la alianza con el PAN fue para sobrevivir políticamente y no perder el registro.

-No, -dice tajante-. Fue más porque las alianzas habían sido exitosas. En el PRD ya sobrevivimos, estamos vivos y en política hay un dicho, el que respira, aspira.

Por ahora, recorrer el edificio sede en Benjamín Franklin equivale a visitar un edificio semi vacío; incluso el piso 8 que albergaba la dirección nacional -con una sala para entrevistas con la prensa-, está cerrado. Ávila asegura desconocer el monto de renta mensual que pagan; y aunque se rumoró hace varios años la venta del edificio de Monterrey 50, él afirma que éste sigue ocupado por el partido nacional mientras que la sede capitalina se encuentra en otro edificio en la calle Jalapa. Incómodo, niega también que el PRD tenga deudas; “estas mal informada”, dice, y refiere que el despido de 200 empleados y el descuento que el INE les hace mes con mes por juicios laborales, les brindó una situación económica más equilibrada.

El mismo día que el PRD cumple años comenzará su nuevo proceso de afiliación con la app autorizada por el INE. Ávila señala que, aunque el padrón regular que tenían era de siete millones de ciudadanos, hoy tienen poco más de cinco; pero solo obtuvieron tres millones de votos en 2018. Y este retroceso, dice, no le preocupa. “Los partidos grandes ya pasaron a la historia, hay que ser como el partido Podemos en España, que son pequeños con agendas grandes. Estamos en esa disyuntiva. Hoy la gente vota por el partido que le da emoción, no por el más grande”.

-¿Y quién podría dar esa emoción al PRD en 2024? ¿Mancera sería ese rostro avasallador?

Ávila titubea unos segundos y entiende que su respuesta no será fácil pero que sí debe ser políticamente correcta.

-Vamos a ver cómo llega el PRD a la presidencial.

 Así llega a apagar las velas de pastel el llamado partido del sol azteca a su 30 aniversario, desfondado por sus errores y por Morena.