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“Deme trabajo por favor”, así es como el desempleo toca a la puerta

A mujer poblana que hacía limpieza en casas; le han cancelado trabajos debido a la contingencia sanitaria

Escrito en NACIÓN el

“Por favor, deme trabajo”, pidió sin darme su nombre. Llevaba puesto su mandil, un suéter, su bolsa y 60 años a cuestas.

Eran las once de la mañana y tocó la puerta como lo haría cualquier persona. “Pensé que podría ser cualquiera, menos que el desempleo en persona el que estuviera llamando a la puerta de mi casa”, relata a La Silla Rota, María del Carmen Quiroz.

-¡Por favor! Le lavo lo que necesite: la ropa, la cocina, el patio.

-Discúlpeme señora, en verdad. Es que no puedo contratarla en este momento, le explicó ella. Pero la mujer insistió y se hizo escuchar a pesar de su cubrebocas.

-¡Le lavo el coche si gusta! Por favor, suplicó. Su desesperación fue como un shock para María del Carmen.

“Y empezó a contarme que era una mujer poblana que hacía limpieza en casas; pero que por la emergencia sanitaria tenía semanas que le estaban cancelando los trabajos. Y que hoy en la mañana le habían cancelado un trabajo en casa y que necesitaba juntar dinero para su pasaje de camión a Huejotzingo, Puebla a donde definitivamente se regresaría. Le pregunté cuánto necesitaba y dijo que 200 pesos. Sí, la vi desesperada, pero la verdad yo no podía ayudarla en este momento, mi oficina me mandó a descansar sin goce de sueldo. Me encuentro relativamente igual que ella”, cuenta María del Carmen.

“Mire, no tengo dinero para darle. Estoy igual que usted, pero sí puedo ayudarla con un poco de despensa”, le dije. "Pensé que su reacción sería favorable, un poco de ayuda indirecta. Pero no fue así; si bien aceptó algunos productos como frijol, arroz, sopa y aceite, eso no alivió su angustia. Ella quería dinero, necesitaba el dinero más que la comida. Y me pregunté cuántas personas en este momento no estarían así, porque en caso de necesitar comprar algo con efectivo, difícilmente le aceptarían un trueque por un kilo de frijol o arroz”.

Luego no supe interpretar ¿Y si me estaba engañando y si quería estafarme? Como aquellas personas que te echan un cuento chino para sacarte cooperaciones voluntarias disfrazadas de apoyos para el funeral de no sé quién o el aniversario del santito tal

Pero ella guardó los productos en su bolsa y se despidió apenada por haberlos recibido. Le propuse hacer un pequeño video para subirlo a Facebook y ver si alguien podía ayudarle con empleo de limpieza en casa, para que pudiera recibir dinero. Pero en cuanto saque el celular no supo que hacer. “¡Mejor le sigo buscando señora! No gracias ¿Cómo cree? Yo no entiendo de eso, mejor espero primero Dios encontrar algo y seguir buscando. En Huejotzingo tiene su casa, no tengo trabajo desde que a todos los mandaron a sus domicilios, por eso voy buscando de casa en casa a ver si sale algo”

“Sé hacer de todo un poco, quehacer, aseo, planchar, lavar… Es la primera vez que hago esto porque tengo que encontrar algo para poderme ir, necesito casi 200 pesos de mis pasajes. Pero así está bien, muchas gracias. Voy a seguir tocando puertas. Me voy, si no me voy a entretener y ya es tarde”. La vi irse y entonces comprobé que, en efecto, siguió tocando puertas de casa en casa.

(María José Pardo)