Las denuncias aterradoras y dolorosas de las víctimas de pederastia clerical no han tenido acceso a la justicia durante años, señaló Cristina Sada Salinas, escritora, excandidata al Senado por el Movimiento Progresista en conferencia de prensa junto a José Leonardo Araujo, víctima de abuso sexual, Alberto Athié, ex sacerdote y defensor de los Derechos Humanos, José Antonio Perez Olvera y Ana Lucía Salazar, sobreviviente de abuso por miembros de los Legionarios de Cristo. 

Las personas víctimas de abuso acompañaron a Araujo en su denuncia hacia un sacerdote paulino cuando era adolescente. “Desafortunadamente la iglesia católica no actúa con la rapidez necesaria y por ello acudo a los medios de comunicación”, dijo José Leonardo Araujo, víctima de pederastia clerical en el Club de Periodistas Mexicanos. 

DENUNCIA DE ABUSO 

José Leonardo denunció haber sido víctima de abuso sexual por el sacerdote paulino, Juan Huerta Ibarra, fundador de la comunidad “Reina de los Apóstoles”, casa de formación de los aspirantes a la congregación a la que ingresó, quien a los 12 años creía tener la vocación para ser sacerdote en Mérida, Venezuela. 

El sacerdote de 46 años, ganó la confianza de su familia y abusó sexualmente de Araujo de forma sistemática durante un año los días sábado, cuando el joven asistía a la casa de formación de aspirantes. Fue en marzo de 2002 cuando los abusos terminaron, sin embargo, Araujo creció con culpa, depresión e ideas suicidas. Nunca logró decirle a su padre sobre el abuso y hasta el día de su muerte, relató en conferencia de prensa, su padre no comprendió por qué no fue sacerdote. 

En julio de 2018, y tras otro intento de suicidio, la familia de Araujo lo llevo al psiquiatra donde por primera vez logró verbalizar que a los 13 años había sido víctima de abuso sexual por el padre Huerta Ibarra. “Los abusos sexuales son una forma de tortura. El individuo es sometido sin su consentimiento a satisfacer los deseos sexuales de otra persona”, sostuvo Araujo. 

En 2019, Auraujo denunció oficialmente al sacerdote paulino ante el superior general de los paulinos en Roma, Valdir José de Castro y ante José Fautino Hernández Esteves. Recibió como respuesta que su caso se investigaría a fondo, sin embargo, lo único que sucedió fue el traslado de Juan Huerta a Chicago, Estados Unidos, con visitas a la Habana, Cuba y México, donde participó con su labor pastoral, a pesar de las denuncias ya presentadas. 

En enero de 2020, la investigación, al frente del sacerdote jesuita Arturo Peraza Célis, concluyó que el caso se activaría hasta que la víctima presentara “indicios más precisos”, sin embargo, el 4 de junio, la nunciatura mexicana turnó el caso a la Arquidiócesis de México. Meses después se reunieron con el vicario judicial los superiores de la Sociedad de San Pablo para informar que se realizaba la investigación. 

El 30 de junio José Leonardo declaró ante el Tribunal Canónica de la Arquidiócesis de Caracas y afirmó que no dejará de buscar justicia para su caso tanto en Venezuela, su país, México, país de Huerta, y la iglesia católica porque los delincuentes “deben ir a la cárcel”, dijo. 

El padre Huerta Ibarra tiene conocimiento del proceso penal y afirma ser inocente, sostuvo Araujo, quien también señaló los encubrimientos del Papa Juan Pablo II, “haberlo hecho santo fue una grosería”, afirmó.