Ana Gabriela Fernandez es una pianista contemporánea que llegó de La Habana, Cuba a la Ciudad de México a estudiar. Además, su intención fue sacar a la luz el talento de la pianista mexicana, Alicia Urreta, también contemporánea.

“Yo no sé por qué acá en México, Alicia no tiene un espacio importante en el espacio musical”, dice en entrevista para La Cadera de Eva. “Me parece muy curioso que no está dentro del panorama de la música contemporánea mexicana”.

“Llegué a conocer a Alicia Urreta gracias a mi maestro de piano Alberto Cruz Prieto, uno de los grandes intérpretes de la música mexicana. Ya había escuchado de ella en mis investigaciones de maestría y doctorado en el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana".

Alicia Urreta fue una pianista veracruzana que formó parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de México. “Que no se le dé un lugar, el lugar que le corresponde, me sorprende. Mi idea no sólo es llevarla a los escenarios nacionales, también a los internacionales”, dice Ana Gabriela.

“Alicia me pareció una compositora muy interesante, más cuando me encontré con la Salmodia No. 1 para piano, la cual toqué en el festival En Blanco y Negro, en el CENART”.

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El gusto de Ana Gabriela Fernández por la música, estuvo influenciado por su familia, sobre todo por su madre, quien es musicóloga. En La Habana siempre pudo interpretar sus obras y nunca se había encontrado con discriminación de género, hasta que llegó a México.

Ella ha seguido su pasión por la música, es el único consejo que puede darle a los jóvenes interesados en el arte, “seguir su pasión y ser perseverantes”. Además, espera que más familias apoyen a sus hijos que quieran dedicarse a este ámbito, cómo lo hicieron con ella.

Ana Gabriela se sorprendió que en México ser pianista sea considerado un hobby. “En La Habana, también es difícil dedicarte a esto. Sin embargo, lo apoyan, no lo ven así”, dice.

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“Hay una especie de odio hacia las mujeres”

Ana Gabriela Fernández cuenta que, en México, se encontró con situaciones que no imaginó vivir en Cuba.

“En México me pasaron cosas que en La Habana nunca me pasarían. Me di cuenta que había como un odio a la mujer muy complejo, que para mí viene desde la familia, para mí viene desde ahí”.

Ana ha notado que en México existen problemas sociales graves. No puede creer que hay personas que “están en una burbuja y no alcanzan a ver estas violencias”, comparte.

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Jimena

 

"Yo hablo desde mi perspectiva que no es la de otras mujeres que viven esto, las que quedan embarazadas desde jóvenes, no les ayudan a abortar, se embarazan porque fueron víctimas de una violación. A mí me da rabia y que las mujeres estén expensas a eso”.

Ana Gabriela se dice ser feminista porque apoya las protestas y también a las mujeres creadoras. 

Las mujeres en la música

“Me pongo a mirar a esa mujeres compositoras que lucharon y que trataron de que las mujeres tuvieran un espacio en el arte, que bueno que lo hicieron porque sin ellas yo no podría subirme a un escenario”, relata.

En entrevista comparte su inquietud por la poca presencia que tenían las mujeres en la escena musical. Un caso fue el de Robert Schumann y Clara Schumann.  

“La gente apenas empieza a conocer, sobre ella. Algunos investigadores relatan que ella empezó a tocar por él, otros no. Ella quería tocar su música y lo que sí, es que él la admiraba, porque él no era como ella. Él era un gran compositor y muchas piezas que él hizo, se las dedico a Clara y ella las tocaba, ese es un caso particular”, cuenta la pianista.

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A la pianista de La Habana, le preocupa también que en las escuelas no se enseñe a los jóvenes los intérpretes latinoamericanos del siglo XXI y que sólo se enfoquen en los grandes compositores internacionales.

Su visión de artista, no sólo abarca la música, considera que para serlo hay que embeberse de todos las artes, la música, el teatro, la literatura, porque es a través de la experiencia cómo se crea el lenguaje musical, porque cada uno tiene su estilo, no sólo se trata de codificar partituras sino de transmitir a la gente, a través de los sonidos, todo un sentir.