Main logo

La maternidad ¿una decisión o una imposición?

Sheyla, Verónica, Mónica y Aideé decidieron no tener hijos en una sociedad que desde pequeñas les dijo que hacer

Escrito en VERACRUZ el

“Ay, pero sólo es una etapa, ya luego te arrepentirás de haber pensado así”, fue lo que sus padres le dijeron a Verónica cuando les informó su decisión de no tener hijos.

En un inició lo tomaron como una más de sus “tonterías”, -como dice ella- pues era todavía una niña y creyeron que lo decía por moda, ya que en aquel momento las mujeres que decidían no tener hijos estaban cada día ganando más terreno y visibilizándose entre la sociedad.

“Pero ya que crecí y pasaron los 15, los 18, los 20 años y vieron que seguía con la misma opinión, lo vieron como un problema muy serio (sus padres)”.

Toda su infancia creció con el pensamiento “normal” de que un día iba a tener hijos iguales a ella, porque ella sería igual a sus padres, que como todas las mujeres le iba a nacer aquel sentimiento del que la mayoría habla “el sentimiento maternal”, que por naturaleza viene impregnado en las chicas o al menos es lo que le decían.

Fue hasta la edad de 19 años que reafirmó su decisión, consciente de todo lo que implicaba la maternidad, descubrió que eso no era lo suyo.

Actualmente a sus 22 se ha tenido que enfrentar a todo su núcleo familiar para mantener firme su decisión.

Ninguno de sus dos padres lo aprueba y cada vez que se menciona el tema termina en alguna discusión, pues ellos consideran que es la peor decisión que pudo haber tomado, a veces incluso pareciera que los logros que conseguía en la universidad y demás ámbitos se veían reducidos, por no hacer lo que la sociedad impone a la mujer.

“Realmente en general nuestra sociedad trata de meterte a la cabeza que no importan todos tus logros, que no importa que consigas hacer algo que te apasione, que obtengas la felicidad por cualquier medio que desees, porque si eres mujer y decides no ser madre entonces nunca conocerás la verdadera felicidad”.

Verónica asegura que no es que odie a los niños o que sea un “ogro egoísta”, pues dice respetar sus derechos y su lugar como personas, pero que simplemente la idea de criar a alguien no va con sus metas a futuro.

Frecuentemente se enfrenta a distintos comentarios despectivo, machistas e incluso homofóbicos de sus familiares y de personas que ni siquiera son cercanas a ella.

“He recibido desde comentarios misóginos hasta homofóbicos, y yo ni pertenezco al LGBT+. Se vincula mi falta de deseo de maternidad con mi falta de experiencia con las relaciones. Entonces de ahí es que se originan esos dos tipos de comentarios”.

En un principio, cuando estaba más pequeña llegó a tener ciertas afectaciones por estos tipos de prejuicios, como pensar que ningún hombre la iba a querer por decidir no tener hijos o quedarse sola.

-Aprendí que el amor más importante y el que debe ir siempre por enfrente de todos es el amor propio, y si un hombre no me acepta en su vida sin poder darle yo hijos, entonces yo tampoco lo puedo aceptar a él en mi vida-.

EL REJO BIOLÓGICO IMPUESTO POR LA SOCIEDAD

A sus 40 años Mónica Mendoza Madrigal tomó la decisión de entrar a un tratamiento hormonal, se acercó a su médico personal para constatar que no hubiera ninguna limitante que le impidiera embarazarse, orillada principalmente por una consecuencia médica y bilógica, como si fuera algo que por naturaleza tendría que hacer.

Pese a que gran parte de su vida fue consciente de que no quería ser madre y había mostrado sus intenciones a sus padres, quienes no la cuestionaron en su decisión, existía algo que todavía la hacía dudar en que si era lo correcto o no.

Una vez que el primer tratamiento no funcionó, la hizo replantear si en verdad lo estaba haciendo porque ella lo quería o porque había algo que le hacía pensar que eso era su obligación como mujer.

“Lo hice sin ninguna clase de presión, más bien atendiendo el reloj bilógico, por los mandatos, por el sistema de creencia que te determina que una matriz da cáncer y que los senos deben de ser para lactar”, dijo.

Mónica cree que es importante que las mujeres tengan la oportunidad de tomar sus propias decisiones, combatiendo los prejuicios que impone la sociedad, así como tener una correcta educación sexual.

Hoy a sus 46 años está consciente que fue la mejor decisión que pudo haber tomado, su actual pareja nunca le impuso ninguna condición para tener un hijo, actualmente se considera una mujer realizada con sus múltiples logros académicos y metas personales.

“Nunca, nunca en la vida he sentido ese instinto maternal que le llaman, desde chiquita, que la muñeca, a mí me incomodaba mucho que me dijeran que la muñeca era mi hija, yo decía que no quería eso, nunca me jaló ese lado”, dice Haydeé al recordar su infancia.

A sus 37 años y con la vida en pareja nunca se ha afianzado aquel sentir de maternidad que todos le comentan, ella considera que para traer un hijo al mundo debe de ser una decisión muy bien pensada, desde el aspecto económico, emocional y el contexto social con el que se vive en la actualidad.

Los reproches que llegan de sus familiares ya los toma con naturalidad, pues ya se acostumbro a escuchar los estereotipos que impone la sociedad.

“Yo creo que el discurso que debemos darles a las mujeres y a las niñas es que busquen ser ellas mismas, buscar realmente que es lo que quieres y enfocarte en ello, desafortunadamente he conocido casos de amigas que se casan porque es lo que sigue y cuando están en una situación como esa se dan cuenta que no era lo que ellas querían”.

Fue a los 27 años que Sheyla dijo por primera vez que no deseaba ser madre, pese a que siempre lo había contemplado desde mucho antes, nunca se había atrevido a expresarlo en voz alta y mucho menos decírselo a sus padres.

“En el camino intervienen muchas situaciones, el que la familia te este preguntando que cuándo te vas a casar o cuando vas a tener hijos, qué piensas, que ya no estás tan joven, el que vayas al médico y que te digan que tu etapa fértil está pasando piénselo, todas esas situaciones que interfieren en tú decisión y pensar que lo que tu crees es lo mejor o no, porque por todos lados te bombardea el estereotipo de que tienes que ser madre”.

Estos estigmas diariamente la ponían a cuestionar su decisión, al igual que sus parejas quienes le realizaban está propuesta.

Conforme fueron pasando los años se dio cuenta que solo ella podía opinar sobre lo que hacía con su cuerpo, a los 35 fue cuando reafirmó su postura, tener un hijo no implicaba sentirse menos realizada que cualquier otra mujer, dejó atrás los estereotipos que la detenían en un principio y que ahora a sus 49 todavía sigue percibiendo, pero que ya no les toma importancia. 

“Soy una mujer que cree firmemente que la maternidad no es mi forma de vida, ni lo más preciado, ni nada de esas cosas que dicen por ahí”.

NACEMOS, CRECEMOS, NOS REPRODUCIMOS Y MORIMOS; ROMPER ESTEREOTIPOS

Para la Psicóloga y feminista Lorena Redondo la educación que se les imparte no solo a las mujeres, sino también a los hombres desde un inicio, juega un papel importante en el desarrollo de la sociedad que cree que el único propósito del ser humano es nacer, crecer, reproducirse y morir.

Una regla que todo ser humano debe de cumplir en cierta etapa de sus vidas para sentirse realizado.

“Hay mujeres que si tienen pareja empieza la presión familiar con estos mandatos de género que además no son solo para ella sino para él. Entonces si ya pasas de veintitantos años y si tienes una pareja estable automáticamente lo que sigue es que tengas hijos, además que se le atribuye al hijo muchas cosas como si él fuera el que va a consolidar la satisfacción de la mujer o la realización de una pareja”, dijo Lorena Redondo.

En la actualidad y con los cambios de épocas y generaciones se volvió un movimiento que conlleva muchos factores, como la cuestión económica, social, el mundo en el que se vive, crecimiento personal y lo laboral, esto lleva a muchas mujeres a decidir no procrear.

“No hay nada de malo en estas mujeres, entonces ha habido una presión no solo social ni familiar, sino incluso de los conocimientos científicos que nos bombardean y nos presionan para decirnos que si no tienes hijos vas a sufrir”.

Mujeres como Verónica, Sheyla, Mónica y Haydeé que deciden no tener hijos siempre han existido, señala Lorena, siendo en algunos casos un sector de la población ignorados y con diversos estereotipos con los que al diario luchan para decidir sobre su cuerpo.