En 2018, tras décadas de reclamo, Islandia se convirtió en el primer país del mundo en obligar a las compañías y empresas a pagar a hombres y mujeres de forma equitativa.

Y es que el pago equitativo -es decir, mismo salario para mujeres y hombres que hacen igual trabajo- ha sido un reclamo de larga data en la lucha por la igualdad de género que se ha reflejado incluso en leyes no solo de Islandia sino de otros países europeos.

Islandia, una nación de poco más de 350.000 habitantes, es considerado el mejor país del mundo en cuestiones de igualdad de género.

Pero, ¿es posible que otros países se beneficien de su estrategia?

En la Unión Europea y otros 35 países en 2014 se pagaba un 13.8 por ciento más por hora de trabajo a los hombres que a las mujeres, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

En ese entonces, entre los países relevados por la OCDE, la brecha en Rumania era del 1.5 por ciento -la menor- y la de Corea del Sur era 34.6 por ciento, la mayor.

La enorme brecha salarial se extiende por todo el mundo, por lo que es difícil un cambio radical a nivel mundial para disminuir las cifras de esta desigualdad.

Pese a una serie de avances en los últimos años, en muchos países las leyes no obligan a las empresas a pagar lo mismo a hombres y mujeres.

En Reino Unido, a pesar de la presión de la opinión pública para que las compañías paguen lo mismo, no están legalmente obligados a hacerlo.

En el caso de Islandia, los empleadores tienen permitido pagar salarios de acuerdo al desempeño de sus empleados, pero sólo si pueden demostrar que están pagando igual valor por igual trabajo.

Sin embargo, esa frase "igual salario por igual trabajo" no logra abarcar todos los problemas que contribuyen a crear la brecha salarial en primer término, en compañías que muchas veces concentran a muchos hombres en los puestos mejor remunerados.

Sin embargo, lo que se intenta es que los empleadores entiendan por qué le pagan a la gente por lo que hacen y qué significa hacer ese trabajo.

¿Y en América Latina?

De acuerdo a la Comisión de Estudios para América Latina (CEPAL), en América Latina las mujeres ganan un 84 por ciento de lo que ganan los hombres.

"Desde la década de los 90 hasta la actualidad, esta brecha ha ido disminuyendo. En números, representa una disminución del 12 por ciento entre 1990 y 2014", le explicó a France 24 Nieves Rico, la directora de Asuntos de Género de la CEPAL.

Sin embargo, contrario a lo que ocurre con la brecha en el mercado laboral, en Latinoamérica el número de años de instrucción de la población activa femenina (9.6 en promedio) es superior al de la población masculina.

¿Por qué seguimos viendo diferencias?

Aunque en varios países se han sancionado leyes para el pago equitativo y antidiscriminatorio, estas leyes no se han implementado de forma adecuada.

En Reino Unido, los reclamos de mujeres son cada vez más constantes por la desigualdad de salario por hacer un mismo trabajo que los hombres.

El problema es que generalmente recae en un empleado, o en su sindicato, la responsabilidad de desafiar las prácticas salariales de las empresas y este movimiento puede resultar costoso y riesgoso para una sola persona.

Investigaciones han demostrado que las empresas, al momento de establecer los salarios, fallan en transparencia y se enfocan en los parámetros del mercado y el desempeño, por lo que no siempre están basadas en el valor del trabajo cumplido.

Una brecha salarial histórica

La BBC explica que aun si se aplicaran las leyes que existen para igualar los salarios, persistirían otros problemas, pues existen varios factores estructurales detrás de esta brecha salarial.

Históricamente los hombres fueron los proveedores y las mujeres las que se encargaban del trabajo doméstico y todavía hoy, de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas, las mujeres hacen 10 horas más de trabajo sin remuneración que los hombres a la semana.

Por contraste, los hombres tienden a recibir más horas remuneradas que las mujeres. Y las leyes para un pago equitativo tampoco cambian la distribución del trabajo.

Actualmente, es posible que los hombres tengan más opciones de trabajar para empresas y sectores con mejores salarios, mientras que las posibilidades de las mujeres están más orientadas a trabajar en sectores donde ya hay más mujeres, típicamente con salarios menores, particularmente si trabajan medio tiempo.

La brecha salarial, una lucha que sigue

Pese a toda la negativa que rodea el problema de la brecha salarial, es importante exhibir el problema, primero, para abrir el debate sobre las leyes salariales y la retribución de los trabajadores.

Además, hacer público el fenómeno podría generar que algunas empresas comiencen a mejorar la forma en la que se remunera a las mujeres por su trabajo y a revisar los estándares en los que se basan esas decisiones.

Con información de la BBC