¡El nueve nadie se mueve! Es la idea. El próximo nueve de marzo, un día después del Día Internacional de la Mujer, se pretende que ninguna mujer en el país salga las calles, no vayan al trabajo, a las escuelas, no compren nada, no vendan nada, no paguen nada. Esto como protesta contra la violencia de género que sacude al país al registrar cifras de 10 mujeres asesinadas al día.

De ser posible, esta protesta replicaría aquello que sucedió hace 45 años en Islandia. 

El 24 de octubre de 1975 las islandesas decidieron no ir a trabajar. Cerraron las escuelas y las guarderías, muchas tiendas no abrieron sus puertas. El país se paralizó. 

Las mujeres, a diferencia de la propuesta en México de no salir, tomaron las calles para reivindicar la igualdad. 

La protesta fue bautizada como “Día Libre de las Mujeres”. Más del 90% de las ciudadanas de la isla (de algo más de 220 mil habitantes) asistieron al llamado.

(Foto: Tomada de El País) 

La protesta hizo que los periódicos vespertinos no pudieran imprimirse. La mayoría de las tipógrafas y las secretarias eran mujeres y también habían secundado el paro. 

Muchos hombres, poco acostumbrados a los cuidados familiares, tuvieron que llevarse a sus hijos al trabajo. Y preparar desayunos, almuerzos y cenas. Ese día, en los comercios que quedaban abiertos se acabaron las salchichas, una de las comidas más simples y socorridas.

En Entrevista con El País, Gerdur Steinthorsdottir, de 73 años de edad, y una de las organizadoras del “Día Libre de Mujeres” recuerda: “La convocatoria fue un éxito. Nunca he visto nada igual. Fue una fiesta por la igualdad”.

Gudrun Jonsdotir estaba casada y era madre de un bebé. Cuenta que tuvo muy claro que ese día no iba a limpiar ni a cocinar. Tampoco, por supuesto, acudiría al trabajo.

Fue una iniciativa que partió de los colectivos feministas, con motivo del año Internacional de la Mujer designado por la ONU, y que fue secundada y apoyada por partidos, sindicatos y todo tipo de organizaciones. A la protesta se unieron más de 25 mil mujeres que se concentraron en la plaza central de Reikiavik en una multitudinaria concentración festiva para clamar por sus derechos. 

No fue una huelga al uso. De hecho, aunque fue la idea inicial planteada por la organización feminista Red Stockings, un comité de mujeres formado por distintas entidades y representantes de los partidos políticos decidió rebautizarlo como “día libre”. 

Las mujeres pensaron que serían despedidas de sus trabajos, sin embargo no dudaron sumarse a la causa. 

El consenso fue tal que los sindicatos y confederaciones empresariales se unieron y lograron que los empleadores ampararan la idea. Las mujeres trabajadoras no perdieron su sueldo ese día.

“Ese día fue importantísimo para Islandia. Nadie era consciente del poder de trabajo de las mujeres y esa fue una buena manera de demostrarlo. Les abrió los ojos a muchos”, apunta Ragnheidur Kristjansdottir, profesora de la Universidad de Islandia. 

Es difícil, sin embargo, medir los efectos después. Sobre todo porque para muchos hombres se trató de una única jornada. 

Paro Nacional en Argentina

En 2016, las argentinas intentaron replicar el paro con el fin de exigir el freno a la violencia de género con la consigna “ni una menos”.

"En tu oficina, escuela, hospital, juzgado, redacción, tienda, fábrica o donde estés produciendo, para una hora para exigir ''Basta de violencia machista, vivas nos queremos''", dice la convocatoria que se llevó a cabo el 19 de octubre.

Mujeres de todo el país iniciaron a las 13 un histórico paro nacional de una hora en contra de la violencia de género y los feminicidios. En Argentina se registran alrededor de 200 feminicidios cada año.

Decenas de miles marcharon bajo la lluvia con paraguas y abrigos mayoritariamente negros en varios puntos del país para cerrar una jornada de lucha que movilizó como nunca a Argentina desde hace más de un año.

En esa ocasión, los medios de comunicación tampoco fueron ajenos a las movilizaciones, ya que durante las horas que duró la huelga femenina, conductoras y periodistas no aparecieron ante cámaras de televisión ni ante micrófonos en las radiodifusoras.

El paro fue una respuesta al asesinato y violación de Lucía Pérez, una joven de 16 años.

Los medios argentinos informaron que Lucía fue obligada a consumir cocaína y marihuana en exceso y en ese estado de indefensión la sometieron a un brutal abuso por vía vaginal y anal, por medio de un objeto romo que podría ser un palo. El empalamiento le provocó lesiones internas que le ocasionaron un paro cardiaco.

(bl)