En lo que gasta un país a través de su presupuesto público, se reflejan las prioridades de gobierno, suele pensarse, y en efecto la programación anual que se describe en el llamado Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) da cuenta de en qué y cuánto se gasta. Sin embargo, desde la mirada de la economía feminista esto no es tan lineal, porque las desigualdades entre mujeres y hombres que se han construido históricamente están tan “naturalizadas” que se pierden de vista en un ejercicio tan relevante como es el gasto público; de eso se tratan los presupuestos públicos con enfoque de género.

En México se han hecho esfuerzos por visibilizar y problematizar en el gasto público tres elementos: la desigual distribución del poder entre mujeres y hombres en la sociedad, la división sexual del trabajo, y las diferencias entre mujeres y hombres en el acceso a los recursos productivos y en la toma de decisiones. Tarea nada fácil si consideramos la tradición cultural que nos ha tratado de convencer de que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos, pero sobre todo de que accedemos a ejercerlos en pie de igualdad. Nada mas falso. Así, el trabajo en México sobre los presupuestos con enfoque de género está basado en la economía feminista.

De acuerdo con la organización civil Equidad de género, ciudadanía, trabajo y familia estos presupuestos están pensados para i. desafiar el proceso inercial que asume que los recursos públicos se asignan de forma neutral y que toda la población los recibe por igual, ii) visibilizar las desigualdades entre mujeres y hombres, y iii) ofrecer propuestas para erradicar esas desigualdades, y asignar los recursos públicos de manera equitativa entre los diferentes grupos de población. Por lo anterior, la experiencia de más de una década analizando en el PEF el Anexo denominado Erogaciones para la igualdad entre mujeres y hombres con el cual se pretende contribuir a la erradicación de las desigualdades de género, resaltan tres aspectos centrales: i. el incremento monetario no necesariamente implica el interés y  fortalecimiento a las políticas y programas para la igualdad entre mujeres y hombres, ni que los recursos se esten distribuyendo mejor y tengan un impacto positivo en la igualdad sustantiva.

ii. El análisis de presupuesto con enfoque de género implica conocimientos y prácticas de la vida cotidiana sobre las brechas de desigualdad específicas de cada sector, más allá de identificar sólo el aumento o disminución de los recursos; y iii.  Aun prevalece la noción de que el gasto público para la igualdad entre mujeres y hombres sólo les concierne a las mujeres vinculadas a funciones tradicionales en las que ellas hacen el trabajo doméstico y de cuidados. Este último punto implica que, si no se cuida evitar la generación de cargas de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en las políticas y programas presupuestarios, se está perdiendo la oportunidad de incidir en la principal brecha de desigualdad entre mujeres y hombres en todos los sectores gubernamentales.

Con este escenario tras de sí poco alentador en estos días se está discutiendo el anteproyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal de 2022, que no está considerando, de nuevo lo que aportan las mujeres cada día a este país y con ello, será más complicada la construcción de una sociedad más justa e incluyente.

*Luz María Galindo Vilchis

@Luzapelusita

Actualmente, docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades)

Alma Rosa Colin Colin
Es coordinadora de Políticas y Presupuestos para la Igualdad y el Desarrollo Sustentable en la organización civil feminista Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia. Ha capacitado gobiernos de los tres niveles de poder en procesos de transversalización y presupuestos públicos con enfoque de género y la agenda de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Mastrante en Psicología Social por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).